Con la nueva película de Barbie, Greta Gerwig se une a una clase élite de directoras. Junto a Ava DuVernay, Patty Jenkins y Kathryn Bigelow, es una de las pocas mujeres que ha dirigido una película de acción real con un presupuesto de 100 millones de dólares.
A pesar de haber dirigido solo tres películas, Gerwig se ha convertido rápidamente en un nombre conocido en Hollywood. Sin embargo, su carrera cinematográfica es mucho más extensa que su trayectoria como directora, ya que ha pasado de estar frente a la cámara a estar detrás de ella con gran rapidez.
Aunque los temas son distintos –adolescencia, drama familiar durante la guerra civil y juguetes infantiles muy debatidos– la obra cinematográfica de Gerwig está unida por su interrogación de la feminidad. Es conocida por su dedicación a contar historias de mujeres con corazón y humor, en un estilo cinematográfico íntimo e indie.
Sus inicios en el cine independiente
Antes de caminar por la alfombra roja junto a Dua Lipa y Margot Robbie, dirigir una de las mayores producciones de Warner Bros del año, y antes de convertirse en la primera cineasta mujer en recaudar más de 344 millones de dólares en el fin de semana de estreno de una película, Greta Gerwig fue la embajadora del Mumblecore, una corriente del cine indie estadounidense surgida en la década de 2000.
El mumblecore se caracteriza por sus producciones de bajo presupuesto, diálogos naturalistas y una estética simple y sin pretensiones. El término deriva de la palabra “mumble” (murmurar o hablar entre dientes) y “core” (núcleo o esencia), haciendo referencia al enfoque en los diálogos y la autenticidad emocional en lugar de grandes producciones o tramas elaboradas.
La película Funny Ha Ha (2002) de Andrew Bujalski es considerada generalmente como la primera obra del mumblecore. Destacando actores amateurs y escenarios naturalistas, esta película retrata la vida de un recién graduado universitario en su intento por encontrar un trabajo temporal, estableciendo así el tono y la plantilla para una nueva ola de cineastas de bajo presupuesto y estilo relajado.
Greta Gerwig inició su carrera actuando y escribiendo dentro de este subgénero del cine. Debido a la naturaleza improvisada de las películas mumblecore, el elenco a menudo comparte el crédito de escritura, desempeñando un papel activo en la construcción del diálogo, los personajes y la historia.
Gerwig se convirtió en una figura destacada en esta escena de cine experimental de bajo presupuesto, colaborando estrechamente con Joe Swanberg. Juntos, co-escribieron y protagonizaron LOL (2006) y Hannah Takes the Stairs (2007). Continuando con su desarrollo artístico, Gerwig co-dirigió Nights and Weekends (2008) junto a Swanberg.
Después de su éxito en el mundo indie, Gerwig comenzó a trabajar como actriz con directores y guionistas independientes más establecidos, como Woody Allen en To Rome with Love (2012), Whit Stillman en Damsels in Distress (2011), y Rebecca Miller en Maggie’s Plan (2015).
Su asociación con Noah Baumbach
Quizás la relación más significativa en la carrera de Gerwig es con el guionista y director Noah Baumbach. Sus caminos se cruzaron cuando ella co-protagonizó junto a Ben Stiller la película Greenberg (2010). Esta conexión creativa ha dado lugar a varias colaboraciones destacadas, entre ellas Frances Ha (2012), donde Greta encarna a la heroína, Frances, una coreógrafa en busca de reconocimiento que lucha por encontrar su camino. El filme se convirtió en un símbolo de toda una generación plagada de dudas y desencanto.
En colaboración con Baumbach, también trabajaron juntos en películas como Mistress America (2014) y White Noise (2022). Estas producciones también demostraron la enérgica y vivaz energía de Gerwig bajo la dirección de Baumbach. Su actuación desprende torpeza, abandono juvenil y alegría. Gerwig puede ser famosa por actuar como una no-actriz, pero es extraordinariamente talentosa.
En los últimos años, Gerwig ha decidido enfocarse cada vez más detrás de la cámara, debutando como directora en la película Lady Bird (2017).
Greta Gerwig, la directora con mirada feminista
Lady Bird fue mucho más vista y aclamada que la mayoría de las películas debut de cualquier cineasta, obteniendo cinco nominaciones al Premio de la Academia. Gerwig fue nominada por el guión y la dirección, convirtiéndose en la quinta mujer en ser considerada para el premio a Mejor Director.
Quizás debido a su carrera como escritora y actriz, Lady Bird catapultó a Gerwig a muchas listas de “directores a seguir”. Lady Bird también estableció la inversión de Gerwig en la feminidad, la cultura de las mujeres y las vidas de las jóvenes, que históricamente han sido menospreciadas.
Directores, tanto hombres como mujeres, han encontrado éxito crítico y comercial al contar historias sobre preocupaciones masculinistas, como epopeyas de guerra como 1917 de Sam Mendes (2019), historias de genios masculinos como la película de Christopher Nolan, Oppenheimer (2023), y películas de franquicias de superhéroes como The Batman (Matt Reeves, 2022).
En contraste, las historias centradas en mujeres y lo doméstico raramente reciben tantos elogios, ya que no tienen el velo cultural de la “importancia”. Sin embargo, las películas de Gerwig desafían consistentemente esta dicotomía al presentar historias íntimas y personales de la vida de las mujeres en la pantalla grande.
En Lady Bird, la heroína Christine McPherson, interpretada por Saoirse Ronan, es una joven de diecisiete años de cabello rosa y ojos chispeantes que se hace llamar Lady Bird para evitar hundirse en el aburrimiento y la banalidad, mientras intenta hacerse un lugar en la Tierra entre sus sueños, sus contradicciones y la conflictiva relación con su madre. A pesar de entregar una película divertida, melancólica y totalmente lúcida, el Oscar se lo llevó Guillermo del Toro con la muy poético-acuática La forma del agua. Sin embargo, Greta ganó dos Globos de Oro: el de Mejor Comedia y el de Mejor Actriz por la interpretación de Saoirse Ronan.
Capitalizando el éxito comercial y crítico de Lady Bird, Gerwig aprovechó su nuevo capital cultural e industrial para escribir y dirigir una nueva adaptación de la novela Mujercitas de Louisa May Alcott. Aunque puede que no lo parezca ahora, esta fue una arriesgada segunda película. La versión de 1994 dirigida por Gillian Armstrong, con Winona Ryder, Susan Sarandon, Claire Danes, Kirsten Dunst y Christian Bale, es un clásico y es querida por una generación de mujeres.
La versión de Mujercitas de Gerwig (2019) contó con la participación de Saorise Ronan y Timothée Chalamet, quienes también actuaron en Lady Bird, y fue nominada a seis Premios de la Academia. Una adaptación tan conocida y querida viene con grandes expectativas, pero la versión de Gerwig ha sido ampliamente elogiada por ser inventiva pero fiel.
Con Mujercitas, Gerwig se estableció como una poderosa escritora y directora capaz de llevar propiedades queridas con matices e inteligencia. Con Barbie, Gerwig está personificando la afirmación hecha por Jo March de que “escribir cosas es lo que las hace importantes”. Al escribir y hacer una película sobre las muñecas Barbie, Gerwig está otorgándoles importancia.
Con Greta Gerwig a la dirección, los personajes femeninos trascienden los estereotipos y se presentan como seres complejos y auténticos, en lugar de meros vehículos para proyectar fantasías. Esto es evidente en películas como Mujercitas, donde Saoirse Ronan, Florence Pugh y Emma Watson dan vida a un increíble abanico de emociones en sus interpretaciones. Gerwig se atreve a alejarse de la novela original de Louisa May Alcott y otorga a los personajes una dimensión más “real” y humana.
Asimismo, Gerwig ha llevado esta misma sensibilidad a otros proyectos, como Barbie, que a pesar de ser un éxito de taquilla, también se presenta como una crítica feroz al patriarcado. En esta producción, Gerwig aborda el objeto cultural femenino, tan denigrado en ocasiones, con una mezcla de ironía, inteligencia y amor. Su enfoque destaca su capacidad para impregnar su obra con amabilidad, agudeza y reverencia hacia la feminidad.