Según un relevamiento de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), en el mes de octubre les consumidores pagaron hasta cuatro veces más que lo cobra une productore. El informe arrojó que quien consume pagó 3,7% más de lo que percibió quien estuvo a cargo de la producción.
Si bien es una problemática de larga data en Argentina, el contexto inflacionario actual y la falta de intervención del Gobierno sobre los precios llevaron a la sociedad a estar más alerta respecto a la cadena de distribución y producción. No es casual el boom de la venta mayorista o la compra directa a distribuidores por parte de las familias.
El relevamiento que dio a conocer la CAME demuestra una vez más las condiciones que deben aceptar les productores agropecuaries respecto de los precios. Pero, ¿cuál es el precio que se paga en la verdulería del barrio o el supermercado? Según arrojó el organismo, en octubre, les consumidores pagaron $3,7 (destino) por cada $1 que recibieron les productores (origen). Esto es en lo que refiere a los 24 agroalimentos que componen la canasta IPOD (Índice de Precios en Origen y Destino).
En detalle, señalaron que los productos con la mayor brecha entre origen y destino resultaron ser: el limón (+20,5 veces); la zanahoria (+14); el zapallito (+10,9); la naranja (+8,3) y el pimiento rojo (+7,7). A su vez, los precios de las 19 frutas y hortalizas que integran la canasta IPOD se multiplicaron por 5,4 veces en octubre. Esto quiere decir que el consumidor pagó $5,4 por cada $1 que recibió el productor frutihortícola.
Esto también se replicó en los precios de los 5 productos y subproductos que integran la canasta ganadera. Esto implicó que el consumidor abonara 3,1 veces más de lo que recibió el productor.
¿Qué sucede desde la cosecha hasta la góndola?
Según la CAME, “la diferencia entre lo que paga un consumidor por los productos agropecuarios y lo que recibe el productor en el campo sigue siendo excesiva; perjudicando a los dos actores más débiles de la cadena: las familias y las economías regionales”.
Esto se debe a que en el camino a la góndola se combinan diferentes problemáticas. Por un lado, “los costos excesivos de manipulación e intermediación de productos y oligopolios en la oferta en el eslabón comercial que genera abultados márgenes”.
Por el otro, “mercados regionales poco desarrollados y fallas estructurales en el sistema de producción, como los elevados costos de logística y fletes que enfrentan los productores extra-pampeanos”. También existe una presión fiscal desmedida con superposición de tasas a nivel municipal, provincial y nacional. Además, hay “un tipo de cambio poco competitivo, devaluación de los principales socios comerciales e incertidumbre macroeconómica”.
¿De qué manera se puede generar otra relación entre consumidore y productore?
Desde hace mucho tiempo hay productores que ofrecen sus productos a la comunidad sin intermediarios. En este sentido, prometen productos frescos y de mejor calidad; pues se enfocan en la agroecología. Actualmente existen en diferentes puntos del país e invitan a la sociedad a consumir de otra manera.
Por ejemplo, la Finca 1610 de Florencio Varela ofrece sus bolsones de frutas y verduras de estación directamente a la comunidad. De esta forma, se paga por un precio justo para le consumidore y para le productore. Además, la calidad alimenticia impacta en la salud, ya que no contiene agrotóxicos ni herbicidas abrasivos.
En Guernica, sucede algo similar, gracias a la Cooperativa de Producción Agroecológica (CoPa), que trabaja la tierra, siembra y cosecha de manera agroecológica. Cada vez más son las familias que se acercan a productos de calidad nutricional y más amigables con la tierra y la salud.