El mangaka Hirohiko Araki es, hoy en día, mundialmente conocido por su éxito Jojo’s Bizarre Adventure. Sin embargo, antes de que su obra más destacada llegara, creó Baoh. Esta miniserie que duró apenas 9 capítulos publicados en la Shönen Jump de la editorial Shüeisha llegó incluso a tener su adaptación animada en forma de OVA (Only Video Animation).
La acción de Baoh, su narrativa, y el diseño de personajes, marcaron el germen de lo que luego llegaría. Esta no fue, empero, la primera obra del autor, sino su tercera, detrás de Outlaw Man (1982) y Mashönen B. T. (1982). Entre la presente y Jojo’s, Araki publicó Gorgeus Irene, un compilado de one shots (historias auto conclusivas de un episodio).
Comienza la persecución
En un tren perteneciente a la Corporación Farmacéutica Judas, la pequeña Violet busca escapar de sus captores. La niña tiene la habilidad de, mediante predicciones numéricas, adelantarse a casi cualquier problema que se le presente. El destino del que huye es convertirse en una rata de laboratorio para dicha organización.
En medio de su huida, llega a un vagón donde, sin querer despierta a un muchacho llamado Ikuro Hashizawa. La corporación llevaba al joven en un tanque de agua para que no pudiera responder, sin embargo, la llegada de Violet lo despierta, y ambos huyen. Así comienza esta historia de persecución donde aún resta descubrir qué es Baoh, y por qué es tan importante.
Un argumento sólido
Hirohiko Araki desarrolla una historia corta y concisa tomando todos los tropos posibles del género. Una corporación maligna, una pareja que se complementa para poder sobrevivir, y el sentimiento de venganza que genera la persecución de los protagonistas. Al comenzar con mucha acción, engancha a las y los lectores desde el primer momento, y va revelando información de a poco.
La historia va por etapas, y no utiliza demasiados escenarios. La premisa es simple: Ikuro y Violet quieren escapar, Iruko tiene algo dentro que no sabe qué es, y por esto Judas los persigue. La presión llegará al punto que todo explotará a la corporación en la cara generando un enfrentamiento directo entre las partes. Y con una conclusión digna de los personajes que se presentan.
De esta forma, la historia se convierte en un éxito casi desde el minuto 0. Para los años 80 esto era muy importante. Hoy en día, el público suele tener un poco más de paciencia para con las historias, y todo se suele centrar en cliffhangers que llaman la atención. Baoh busca cautivar desde el principio y lo logra. A medida que pasen los números la información dosificada será la clave de todo.
El arte visual
Hirohiko Araki es muy característico. Bombástico y exagerado incluso para el uso del manga de la época, sin embargo, estilizado y sexy. Juega con las posturas de los personajes de una forma en la que todo se vuelve super dramático. De esta forma, en sus relatos de acción el ritmo se vuelve trepidante y no da respiro a las y los lectores.
El diseño de personaje sigue los cánones de la época, viendo a un Ikuro que podría compararse fácilmente con Vegeta de Dragon Ball Z. Sin embargo, logra tener personalidad propia. Los diferentes enemigos y animales que se hacen presentes a lo largo de la historia son llamativos, y no dejan de sentirse dentro de ese mundo.
Llegando a la animación de “Baoh”
El concepto de OVA es algo hoy perdido. Sin embargo, antes de la era digital, estas siglas fueron acuñadas para toda animación que se comercializara en video de forma directa, o sea que no sea emitida en TV. En 1989, Baoh recibió su adaptación, bajo la dirección de Hiroyuki Yokoyama, producida por el estudio Pierrot (Kingdom), con una duración de 48 minutos.
En Argentina, Editorial Ivrea ha editado de forma reciente el manga completo de Baoh en un tomo idéntico al Japonés. En esta edición se recopilan los nueve episodios que conforman la serie completa.