La historia Argentina reciente, aún mantiene heridas frescas, una de ellas, fue el tristemente célebre “Apagón de Ledesma”. El guionista Martín Tejada reimagina los hechos de una forma metafórica y con tintes de ciencia ficción. La otra mitad del equipo es Carlos Dearmas, cuyas ilustraciones dan vida a una historia de legado, y algo más.
Apagón fue ganadora de la convocatoria Publicación de Novela Gráfica para dibujantes, guionistas, y artistas visuales del Centro Cultural Recoleta. Además, la edición de la misma fue posible gracias al apoyo del Régimen de Promoción Cultural Mecenazgo. Finalmente, fue publicada bajo el sello de la editorial Hotel de las Ideas.
Cuando las luces se apagan
Entre el 20 y 27 de julio de 1976, en la ciudad de Libertador General San Martín de Jujuy se produjeron apagones. Estos cortes de energía en complicidad con la empresa Ledesma, quien proveía el servicio, propiciaron noches de pesadilla. Fuerzas policiales en conjunto con gendarmería y ejército utilizaron esto para el secuestro de 400 personas.
Durante los siguientes 30 años, un sobreviviente causa apagones cada año para esa fecha. Esta última vez, dos policías son enviados a la casa para evitar que los vecinos tomen represalias. Uno es hijo de un comisario que, sin saberlo el muchacho, en el ’76 fue parte del movimiento de secuestros.
Al entrar en la casa, la escena propiciará una suerte de viaje en el tiempo, donde las heridas de aquellas noches de julio jamás cerraron. Sin embargo, algo más sucede. El policía más joven será testigo de un hecho que jamás hubiera imaginado presenciar.
Un thriller crudo y doloroso
La historia reciente es un tema complicado, pero el ángulo de Martín Tejada es uno muy interesante, y profundo. Propone un cambio de perspectiva, pero que, al mismo tiempo, demuestra que no importa cómo haya sucedido, el dolor sería inevitable.
Seguir los pasos de un padre es un tema presente en cada cultura. El hijo del “jefazo” (como le dice su compañero) no se ve contento del lugar donde se encuentra. Un regalo misterioso, el reloj de su padre, hará que todo en la casa que van a visitar pueda cambiar la historia. Aunque cuanto más cambian, más siguen igual.
El relato de Tejada es poderoso, y digno de una persona que oficia tanto de guionista como de director. El manejo de la acción secuencial, propuesta por él, puede funcionar a la perfección para adaptar esta historia a un corto o mediometraje. Esto hace el relato aún más vívido. La acción supera al diálogo, que es casi inexistente, haciendo que cada palabra cuente.
Luces y sombras
Muy apropiado para la temática del “apagón”, el alto contraste en las ilustraciones de Carlos Dearmas dan una vida inusual a los cuadros. El estilo de Dearmas se basa en líneas que, más finas o más gruesas, más juntas o más separadas, formarán las ilustraciones, creando un movimiento dinámico. Cada cuadro introduce más y más a quien tenga la obra en sus manos a ese mundo.
Las variaciones de las viñetas estáticas con las que da comienzo esta obra, en comparación con las escenografías, están logradas con excelencia. Dentro de lo que se cuenta, podemos ver, gracias a las ilustraciones, los leves cambios que se producen dentro del guion. Todo esto lleva a las y los lectores a un pensamiento que se propone desde la sinopsis: ¿Es posible cambiar la historia?
La respuesta planteada por el equipo detrás de esta historia es sobrecogedora. En esta herida reciente en la historia argentina, no hay forma de que el dolor se evite. Siempre que el “Apagón” haya existido, mucha gente se fue con la luz. Una reflexión dolorosa, pero real que cavila sobre un hecho que aún no se resuelve.
La primera edición de Apagón salió de forma reciente a la venta, en una edición de alto gramaje por la editorial Hotel de las Ideas. Cuenta con un prólogo de Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo.