A casi un año del lanzamiento de Post Mortem, obra que solidificó su lugar dentro de la escena emergente, Dillom transformó el Luna Park en un cementerio. El álbum, con su concepto fúnebre y si se quiere siniestro, se materializó en cada rincón del mítico estadio porteño.
Las luces del lugar se apagaron y se pudo observar una placa en las pantallas que tenía el siguiente texto: “Acompañamos a la Ripgang en este momento de profundo dolor por la partida de su compañero q.e.p.d, con la paz de saber que su legado perdura”. De esa manera, comenzaba el velatorio de Dillom (2000-∞).
Como si fuera una película de terror, las visuales y la puesta en escena acompañaron perfectamente. Con una estética mortuoria y sombría, no fue sorpresa ver fantasmas colgando del techo del Luna Park. Nota al Pie estuvo presente para que no te pierdas ni un detalle de lo que fue este increíble show.
Sangre y una conexión al rock nacional
Tras la voz de Mario Pergolini en “Demian” y cumpliendo con el dresscode de la noche; Dillom hizo su aparición desde lo alto del escenario vestido con ropa blanca manchada con “sangre”, en composé con todo su público.
Su banda estuvo integrada por Gringo, Haye, Fermin Ugarte y Lamadrid, quienes supieron estar a la altura de las expectativas. La primera canción en sonar fue la homónima al disco, “Post Mortem”, con la cual les fans comenzaron un pogo que estuvo presente casi toda la noche.
Al finalizar el siguiente tema “Pelotuda”, llegó una sorpresa para todes les espectadores. Casi en una conexión perfecta que terminó con su canción “Rili Rili”, Dylan comenzó a cantar los versos de “Una Vela”, la canción icónica de Intoxicados.
De esa forma, como acostumbran en los shows del rock nacional argentino, agradeció a las tres banderas que flameaban entre el público. “Piso 13” y “Side” fueron las encargadas de abrir la parte de la noche más hardcore, donde Dillom dejó libres sus influencias y raíces punk.
Les invitades al velatorio
El primer invitado de la noche fue K4 con el último lanzamiento que tuvo Dillom: “Latas”. Asimismo, después siguió Muerejoven, con quien realizó sus primeras colaboraciones. De esa forma, “A$AP”, “Coach” y “1312” sonaron en el estadio porteño.
El próximo invitado también se merecía su lugar allí, Broke Carrey hizo su aparición en el escenario. El talented broke boy lo acompañó en “Organiko”, donde el baile no se hizo esperar.
De igual manera, el dúo Miranda apareció en el escenario para la colaboración que tienen con el artista de trap: “Dos”. Tanto Alejandro Sergi como Juliana Gattas cumplieron con el dresscode y se mostraron muy felices por la respuesta de la audiencia.
Cerca del cierre, se hizo presente una de las invitadas más esperadas. Saramalacara subió emocionada para acompañarlo en “Rocketpowers” y pedir “un aplauso para Dillom” antes de retirarse del escenario.
Sin embargo, no hizo falta pedir aplausos ni acompañamiento por parte del público. A mitad de la noche, Dylan apareció de repente entre las plateas para interpretar “La Primera” en una especie de muelle abandonado.
Una vez finalizada, pidió ayuda a sus fans y que “se porten bien” para poder volver al escenario principal. Así, con un bote inflable que tenía preparado, navegó el mar de gente que formaba la marea del Luna Park; lo que habla de la plena confianza que tiene con su público.
Otras de las canciones icónicas que hizo latir el estadio fueron: “Dudade”, “Sauce” y “Bicicleta”. Por otro lado, a la luz de la simulación de fogata que había en el escenario sonó “Amigos Nuevos”, con un Dillom sentado frente a unas 8 mil personas.
Si bien no estuvo completa, hubo un amague hacia la BRZP Music Session #9, donde un Lamadrid apareció en las alturas disfrazado de Bizarrap. El mismo cantante dio a entender varias veces que el tema ya no le gusta, sin embargo no hubo lugar a la desilusión ya que continuaron sonando “Opa” y “Reality”.
Post Mortem como un movimiento
Ese mismo miércoles, Post Mortem alcanzó los 100 millones de streams en Spotify. “Cuando estábamos haciendo este disco nunca pensamos que iba a pasar esto”, afirmó Dillom, emocionado.
“Más allá de la música, que vengan todos acá con las remeras pintadas, que vayan a todos los lugares, que estén siempre los trapos, que se genere una hermandad entre todos está buenísimo”, sostuvo el cantante.
De esa manera, presentó su perspectiva sobre el alcance que tuvo su obra: “Creo que Post Mortem es más que un disco porque ya trascendió a más que eso. Ahora es un movimiento”. Posteriormente, dejó un Luna Park lleno de lágrimas con una de sus canciones más emotivas, “220”, el soundtrack de despedida.