El gobierno de Javier Milei finalmente aceptó la renuncia de la Doctora en Física Adriana Serquis, y designó como presidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) a Germán Lavalle, un ingeniero con trayectoria dentro del organismo que administra la energía nuclear.
Previo al recambio de autoridades, Serquis había denunciado una política de desfinanciamiento de la política nuclear que trajo como consecuencia la paralización de importantes proyectos en construcción, como los reactores CAREM 25 y RA-10 y cientos de despidos.
Sin embargo, la nueva conducción de la CNEA parece alinearse al discurso del gobierno nacional al prometer una gestión que potencie las actividades científicas dentro de un marco de “austeridad y cuidado de los recursos disponibles”.
En lugar de promover el desarrollo local a partir de la política nuclear con fines pacíficos, el gobierno libertario ejecuta un desguace del sector con el objetivo de permitir la privatización de la empresa NA-SA (Nucleoeléctrica Argentina).
Las consecuencias de la renuncia a la política nuclear
La ex presidenta de la CNEA expresó su preocupación por el rumbo de la política nuclear. El abandono estatal de este sector, que funciona de manera efectiva con colaboración público-privada, representa la renuncia a muchas oportunidades estratégicas para el país.
Entre ellas, el avance de la tecnología médica, la generación de divisas por la exportación de dispositivos, la posibilidad de autoabastecimiento de energías limpias y estar a la vanguardia mundial en la construcción de reactores pequeños.
Por su parte, la UOCRA (Unión Obrera de la Construcción) denuncia que el “ahogo presupuestario” del gobierno nacional provocó el despido de cientos de trabajadores en las centrales nucleares Atucha 1 y 2 y hay muchos más puestos de trabajo en riesgo.
La energía nuclear, a la venta
Uno de los objetivos detrás del desfinanciamiento del sector es el desguace de la empresa NA-SA para su posterior privatización. El proyecto de Ley Bases del oficialismo permite la privatización parcial de la empresa, administrada por la CNEA y cuyas acciones mayoritarias están en manos del Ministerio de Economía.
La importancia de Nucleoeléctrica reside en que se encarga de la operacionalización y comercialización de la energía nuclear que se produce en Atucha y Embalse. Con la venta de las acciones estatales, el futuro de la producción y el autoabastecimiento de energía se sumerge en la incertidumbre.