En una nueva jornada electoral, el 55% de los electores votaron en contra de la Reforma Constitucional de Chile. En apenas un año rechazaron la propuesta por la izquierda y en este caso la impulsada por la derecha. De esta manera, la Carta Magna diseñada por el ex dictador Augusto Pinochet seguirá vigente. Nota al Pie analiza las razones de este segundo rechazo durante el gobierno de Gabriel Boric.
Con el 100% de las mesas escrutadas y un alto porcentaje de participación de 84,5% la opción “en contra” se impuso con el 55,76% de los votos este domingo. De este modo, la redacción del nuevo texto constitucional liderado por el Partido Republicano que encabeza el ex candidato presidencial José Antonio Kast queda trunca.
“Fracasamos en el esfuerzo por convencer a los chilenos que esta es una mejor Constitución que la vigente y el camino más seguro para terminar con la incertidumbre política, económica y social”, reconoció el dirigente trasandino.
Fue la segunda vez que la población chilena dirimió en las urnas la aceptación o el rechazo de una reforma de la Carta Magna, una iniciativa que cobró fuerza luego de las protestas sociales desatadas en octubre de 2019. A un año de la escalada del conflicto social, más del 80% de los votantes se habían posicionado a favor de reemplazar su Constitución, pero ambas propuestas finalmente fracasaron.
En 2022 el rechazo a la reforma planteada por la izquierda y los independientes cosechó el 61,86% del rechazo. En efecto, queda vigente el texto aprobado en 1980 bajo el gobierno pinochetista.
En contra de la Reforma Constitucional: crisis de representación política
“Se cierra el proceso constitucional”, aseveró el presidente Boric en televisión luego de anunciar los resultados de los comicios. “Las urgencias son otras”, agregó y aclaró que durante su mandato no habrá lugar para una nueva instancia de esas características.
Con el estallido social del 18 de octubre de 2019 producto de las protestas por el aumento del precio del Metro bajo el gobierno de Sebastián Piñera, la dirigencia política chilena se hizo eco del descontento e impulsó un debate sobre el texto constitucional: el gran acuerdo político nacional.
En aquel entonces, la gestión de Piñera decretó estado de emergencia y toque de queda y con ello se produjo una salvaje represión en la que se lamentaron decenas de muertos y herides. Sin embargo, el propio ex presidente cedió al suspender el alza de la tarifa del Metro. En marzo de 2022, luego de triunfar en segunda vuelta ante Kast, Boric asumió la presidencia por cuatro años.
“El proceso constituyente estaba destinado a traer esperanza y finalmente ha generado frustración y hasta hastío en una parte relevante de la ciudadanía, y eso no podemos ignorarlo”, señaló el mandatario.
El fracaso del texto constitucional impulsado por sectores de izquierda en 2022 y el actual impulsado por Kast pone de manifiesto la desconexión del conjunto de la dirigencia política de las demandas sociales y las bases para la construcción de un nuevo acuerdo democrático.
Ni las propuestas que pusieron en primer plano la agenda de género y de pueblos originarios ni la que ensayó el conservadurismo cuestionando el régimen fiscal y económico sintetizaron la decepción popular. Nadie supo capitalizar el intento de Reforma Constitucional. A 43 años de la transformación de la Carta Magna impulsada y aprobada bajo el último gobierno dictatorial, su texto es el que seguirá vigente.
La agenda que viene
La vocera del comando “en contra”, Carolina Leitao, señaló que el resultado de las urnas expresa una convocatoria al diálogo entre partidos políticos. “La gente nos dice a nosotros: ‘entiendan, queremos más acuerdos, menos disputas’, rescató la dirigente. A propósito, Kast le reclamó al gobierno “soluciones y cambios” en relación a la agenda vinculada con el narcotráfico, la delincuencia, el empleo y el deterioro de la economía. “Este resultado le da al presidente Boric un mandato claro: trabaje, gobierne y hágase cargo de los problemas urgentes de los chilenos”, planteó.
“Lo que hoy demanda la ciudadanía es mayor capacidad de diálogo, de consensos, pero sobre todo de acción”, indicó el presidente trasandino. A su vez, ordenó a su gabinete a “retomar cuanto antes el trámite legislativo de la reforma de pensiones y el pacto fiscal de crecimiento y distribución más justa de la riqueza”. Además, instó a sus funcionaries a “redoblar los esfuerzos de gestión” en seguridad y paridad de género.
Boric hizo énfasis en el acceso igualitario y de calidad a la salud, la vivienda, la educación y las pensiones. Entre los puntos destacados del texto constitucional rechazado se presentaban el sistema mixto de salud y pensiones, la libertad de enseñanza y la protección del niño por nacer. Por otro lado, sugería cambios importantes en la agenda ambiental que, según sus críticos, favorecían los intereses de los más privilegiados.