Uruguay enfrenta una sequía persistente que ya acumula más de tres años y ha afectado tanto la producción como el acceso al agua potable en todo el país. Sin embargo, un programa de conservación liderado por el Instituto para el Desarrollo Rural y Aguas (INDRA), en colaboración con diversos aliados, ha logrado hacer frente a esta crisis.
El proyecto se realizó en Valle de Lunarejo, donde se aplica un modelo de conservación. Luego de siete años de aplicación continua de un modelo de conservación de bosque nativo, nacientes, humedales y campo natural, 21 productores que forman parte del programa de conservación de INDRA han superado exitosamente la prueba del déficit hídrico.
Así es que INDRA evitó que el ciclo de sequías les afectara, aplicando una variedad de herramientas de conservación de bosque nativo, campo natural y de humedales.
Estas acciones se llevaron a cabo bajo acuerdos de conservación firmados con los productores que integran la estrategia territorial. De este modo, abarcaron un total de al menos 3.000 hectáreas de bosque nativo y humedales en Valle de Lunarejo, además de 7.000 hectáreas de campo natural.
El apoyo a las comunidades productoras
Estos acuerdos también implicaron el compromiso de los gobiernos locales en el territorio, el Gobierno nacional a través del Ministerio de Ambiente, empresas privadas, escuelas rurales, la academia y otras organizaciones de la sociedad civil. Cada medida y herramienta se diseñó para aplicarse según el contexto y el diagnóstico previo determinado entre todas las partes involucradas.
De esta forma, esta gesta fue posible gracias a la colaboración de INDRA y sus aliados, entre ellos el Ministerio de Ambiente, la Intendencia Departamental de Rivera, Coca Cola y AVINA. Las herramientas aportadas por este equipo, junto con incentivos y capacitación, contribuyeron significativamente a este resultado positivo.
Según Aler Donadío, presidente de la Fundación INDRA, se realizaron muestreos de suelo en los predios de los productores bajo acuerdo de conservación de bosques nativos, humedales y campo natural.
Para ello, utilizaron la técnica de doble anillo, definida en colaboración con la Universidad de la República de Uruguay. Además, el análisis de suelo se llevó a cabo en el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), para calcular el alcance del aumento de la infiltración y recarga de agua en el suelo.
Se utilizaron áreas testigo sin intervención para comparación. En este sentido, Donadío explicó a Inncontext: “Los resultados muestran que en todos los casos la infiltración y acumulación de agua en el suelo se duplicó, y en algunos casos se quintuplicó, luego de tres años del comienzo de la aplicación de las medidas de conservación”.
Sobre la sequía uruguaya
En julio de este año se hablaba de Uruguay podría quedarse sin agua potable pese a estar sobre el acuífero Guaraní, el tercer reservorio de agua dulce más grande en el mundo. La crisis hidráulica causó preocupación en el mundo porque la población debió comprar agua embotellada a causa de que se autorizaron niveles altos de sodio y cloruro.
En un reciente artículo del New York Times, se argumentó que: “El cambio climático no fue la causa directa de la sequía en Uruguay y la vecina Argentina. Pero el calentamiento global fue un factor en el calor extremo que empeoró, según los científicos, al aumentar la pérdida de humedad del suelo y las plantas. Es posible que la deforestación en la Amazonía haya influido”.
“Muchos habitantes han tratado de perforar sus propios pozos con la esperanza de encontrar agua potable, pero existen pocas soluciones a corto plazo, salvo esperar a que llueva. La sequía ha aminorado un poco en las últimas semanas: la represa de Paso Severino está en torno al 15 por ciento de su capacidad. Pero aunque los niveles de sal han bajado desde el punto álgido de la crisis, las recomendaciones sanitarias del gobierno siguen vigentes”.
En septiembre, sin embargo, llegaron las lluvias y las crecidas de los ríos han ocasionado evacuaciones y problemas de abastecimiento. Ahora se espera que la situación de sequía se revierta y pueda recuperarse el sistema de producción y el acceso al agua potable después de meses de agua salada.