La organización no gubernamental (ONG) Voluntarios por los Caballos (VPC) se encuentra en estado de alerta ya que está en peligro la subsistencia de más de 100 equinos recuperados de una vida de maltrato.
Según expresó el refugio mediante un comunicado, a los animales los dejan padecer “hasta la muerte en manos de sus maltratadores”. Además, explicaron que “son caballos quebrados en las jineteadas, caballos deportivos con lesiones irreversibles, caballos robados para la faena clandestina, caballos que caen en pleno asfalto atados a los carros”.
Voluntarios por los Caballos abrió sus puertas en 2012 y alberga caballos, burros y mulas que llegan a la organización por medio de juzgados que los derivan a distintas ONG para que les puedan dar una nueva vida. Por lo cual, se hacen cargo de los gastos de los traslados, recuperación y alimentación de los animales rescatados.
Este refugio, como tantos otros, no recibe ningún tipo de ayuda estatal. Por otro lado, debido a la sequía, este año todos los alimentos han quintuplicado su costo.
Nota al Pie entrevistó a la presidenta de la ONG, Gabriela Rosas, quien relató y explicó cómo es el mantenimiento del refugio. También destacó lo difícil que es afrontar las constantes sequías y cuáles son los requisitos para adoptar un equino.
Un compromiso de amor a los equinos
Desde Voluntarios por los Caballos convocaron para fomentar la adopción responsable de caballos, burros y mulas. Sobre esto, Rosas explicó: “Estamos en búsqueda permanente de personas que tengan campo seguro y suficiente para adoptar caballos entre 2 y 50 para ser libres de toda explotación”.
A la vez, remarcó que “es muy importante el compromiso de los adoptantes con el convenio de tenencia para asegurarnos de que nunca más sean maltratados”.
En relación a las tareas de mantenimiento, la presidenta de la ONG expresó que el refugio se mantiene exclusivamente con el aporte de las personas que donan como madrinas y padrinos. Asimismo, la venta de productos institucionales y artesanías elaboradas por les voluntaries con herraduras de los caballos rescatados ayudan a darles un sustento.
Con respecto a las secuelas de las sequías sostuvo que se ven obligades a “comprar cantidades de rollos, fardos y alimento balanceados desde hace 3 años” ya que el campo no llega a producir naturalmente la pastura. Además, destacó que “este es el peor año ya que venimos de arrastre de los dos anteriores”.
Ayuda para les más vulnerables
Gabriela Rosas resaltó que para poder seguir funcionando como refugio buscan campos que puedan actuar como santuarios. Actualmente la organización alquila los espacios donde aloja a los caballos.
Para finalizar, recalcó: “Necesitamos campos urgente, el campo se traduce en alimento. En tanto no tengamos campo suficiente la compra de alimentos es nuestro gasto principal”.