Este martes, en Ciudad de México, comenzó el séptimo encuentro del bloque progresista en donde se reclamó por la construcción de un continente más justo e igualitario. Además, se pidió por la unidad regional para frenar el evidente avance de la derecha a nivel internacional. La cumbre contó con la presencia de varies líderes políticos de Iberoamérica.
En esta nueva reunión del espacio, denominada “¡Cambio ahora!”, participaron de manera presencial dirigentes regionales como Dilma Rousseff, Fernando Lugo, Ernesto Samper, Rafael Correa y Jose Luis Rodriguez Zapatero. De manera remota, el encuentro también contó con la presencia del presidente argentino Alberto Fernandez, su par boliviano Luis Arce y el ex Jefe de Estado de Brasil, Lula Da Silva.
Algunos de los ejes que se desarrollaron durante el encuentro fueron la integración latinoamericana, la transición ecológica y las desigualdades que dejó a la vista la pandemia del COVID-19. También la ofensiva conservadora, a la cual algunes de les disertantes la denominaron como un “desembarco fascista”. No obstante, se celebró la victoria de Xiomara Castro en Honduras y la buena elección de Gabriel Boric en Chile.
¿Qué es el Grupo de Puebla?
Se fundó el 12 de julio de 2019. Es un espacio de reflexión y acción política que reúne a más de 54 líderes y lideresas provenientes de 16 países de Iberoamérica. Tiene una matriz de pensamiento progresista.
Su nacimiento debe enmarcarse en el contexto del avance conservador en la región y como contracara del accionar del debilitado Grupo de Lima. Esta instancia regional agrupa a los gobiernos de derecha en el continente y tiene el objetivo de propiciar la salida del poder de Nicolás Maduro en Venezuela.
El Grupo de Puebla cuenta no solo con la presencia de presidentes, ex mandataries y funcionaries de distintos países de Latinoamérica y España. A su vez, aglutina a destacades intelectuales del campo académico que aportan a la construcción de su agenda. Una de sus características es la heterogeneidad política de sus integrantes, consecuencia de las diversas tradiciones políticas del campo popular al interior de cada país.
Por otra parte, actualmente, el foro regional cuenta con dos instancias de articulación y acción política formalmente constituidas en su interior. En primer lugar, el Grupo Parlamentario Progresista Iberolatinoamericano, un espacio de coordinación y encuentro entre parlamentaries regionales que busca impulsar iniciativas legislativas comunes en sus respectivos países.
Por otro lado, otras de las herramientas que posee el espacio es el Consejo Latinoamericano de Justicia y Democracia (CLAJUD). Este fue fundado al mismo tiempo que el propio Grupo de Puebla y se dedica a combatir el famoso lawfare. ¿De qué se trata? Se refiere a la instrumentalización de la justicia para perseguir, deslegitimar y atacar por fines políticos a personas que, según denuncia el propio consejo, siempre son aquellas que gobiernan en favor de los intereses populares.
La importancia para Argentina
En el campo de la geopolítica, cualquier espacio de articulación regional tiene especial importancia: el caso del Grupo de Puebla no es la excepción. La creación del bloque fue una estrategia política que respondía a la necesidad de articular entre el golpeado progresismo latinoamericano y equilibrar la balanza con la derecha regional.
Dos años después se confirmó que el fin de ciclo para los gobiernos populares latinoamericanos era más una expresión de deseo que una realidad. Por eso, en la actualidad la trascendencia del bloque reside en la posibilidad de unificar criterios y agendas en pos de resolver las desigualdades de nuestra región.
Para nuestro país el Grupo de Puebla representa un esquema de apoyo político, con figuras de gran peso para muchos temas. Uno de ellos, sin lugar a dudas, tiene que ver con las negociaciones y los reclamos argentinos con el Fondo Monetario Internacional.
Las discusiones en torno al fortalecimiento de los Estados, la redistribución de la riqueza, la deuda externa, la construcción de modelos económicos más inclusivos y la importancia de la unidad latinoamericana; toman más fuerza si son dadas en clave regional. En un mundo que camina hacia la multipolaridad, el desarrollo de instancias que pongan de manifiesto los intereses de nuestro continente adquieren una relevancia fundamental.