La del próximo 26 de octubre, no se trata de una elección más, sino de la oportunidad concreta de frenar el proyecto de destrucción nacional que encabezan Javier Milei y sus aliados. Cada voto que depositemos en las urnas contra el proyecto libertario será un acto de resistencia, un gesto de dignidad y una decisión sobre qué país queremos dejarles a las futuras generaciones.
Las recientes declaraciones de Donald Trump sobre Argentina revelan una realidad que muchos argentinos y argentinas ya percibimos. Cuando el presidente de Estados Unidos afirma que «Argentina está muriendo», no está expresando preocupación solidaria por nuestro pueblo, sino describiendo con frialdad el resultado de las políticas que su empleado favorito implementa sistemáticamente en nuestro territorio. Trump reconoce en Milei a un ejecutor eficiente de su agenda expansionista, encabezando un gobierno que desguaza el Estado, entrega los recursos estratégicos, destruye la industria nacional y convierte a Argentina en un mercado con ofertas permanentes para los intereses extranjeros.
El crimen organizado infiltrado en el gobierno
El gobierno libertario no solo representa un proyecto económico antipopular y antinacional, sino que exhibe niveles de degradación institucional sin precedentes en democracia. La estafa con la criptomoneda Libra protagonizada por el presidente y su entorno, los escándalos de corrupción en ANDIS, (con la primera dama involucrada directamente), la connivencia con el narcotráfico de algunos candidatos de La Libertad Avanza y los vínculos turbios de funcionarios clave revelan la verdadera naturaleza de quienes hoy ocupan el poder.
Los lazos con el narcotráfico de figuras centrales del oficialismo como José Luis Espert, Patricia Bullrich y la diputada Lorena Villaverde de Río Negro constituyen una muestra de lo que esconde esta administración. No podemos permitir que quienes deberían combatir el crimen organizado mantengan lazos con quienes envenenan a nuestra juventud y destruyen el tejido social de nuestros barrios y nuestras familias. El narcotráfico no es un problema menor ni una cuestión moral abstracta; es una amenaza concreta a la seguridad nacional que corroe las instituciones, financia la violencia, llena las cárceles de consumidores sin salida y condena a miles de familias argentinas al dolor y la desesperación.
Patricia Bullrich, la ministra de Seguridad que debería liderar la lucha contra el narcotráfico, recibió aportes de campaña de personas vinculadas a estas redes criminales. José Luis Espert, diputado nacional, cabeza de campaña en Provincia de Buenos Aires y referente histórico del oficialismo, aparece mencionado en investigaciones judiciales relacionadas con el lavado de dinero proveniente del narcotráfico. Lorena Villaverde, diputada nacional por Río Negro y candidata a Senadora, quiso comprar, en el año 2002, cocaína al por mayor en Estados Unidos y la detuvieron. Esta no es una acusación política o una nueva fake news; son hechos judicializados, expedientes abiertos e investigaciones en curso.
La oportunidad de ponerle límites
El 26 de octubre tenemos la posibilidad de propinarle al gobierno de Milei un golpe electoral contundente que frene su agenda destructiva. Se renuevan 127 bancas de Diputados y 24 de Senadores. Cada una de esas bancas puede convertirse en una trinchera de resistencia popular y en un obstáculo concreto a las reformas laborales y previsionales que pretende imponer el Fondo Monetario Internacional. Un Congreso fuerte, con mayoría opositora, puede frenar los vetos presidenciales, rechazar las privatizaciones, investigar la corrupción y los vínculos criminales del oficialismo, aprobar leyes de emergencia social y defender los derechos conquistados por generaciones de trabajadores y trabajadoras. No se trata solo de expresar descontento, sino que se trata de construir un poder real que limite las atrocidades que este gobierno comete cotidianamente contra nuestro pueblo.
La victoria electoral en Buenos Aires nos demostró que es posible. Cuando el pueblo se organiza, cuando la militancia sale a las calles, cuando cada ciudadano y ciudadana comprende que su voto tiene consecuencias concretas, los proyectos oligárquicos y coloniales pueden ser derrotados.
La verdadera Argentina, esa que tiene que expresarse en las urnas, no es la de los CEO’s que especulan en Wall Street ni la de los funcionarios que se arrodillan ante Trump. La verdadera Argentina es la de los millones de compatriotas que todos los días se levantan a trabajar, a producir, a educar, a cuidar, a construir futuro pese a todas las adversidades. Esa Argentina no está muriendo: está esperando el momento de recuperar el protagonismo que le robaron.
Por la Independencia y la Soberanía
La convocatoria del 26 de octubre trasciende las diferencias partidarias y las pertenencias políticas tradicionales. Se trata de una cuestión nacional que nos interpela como pueblo: ¿aceptaremos que Argentina se convierta en una factoría colonial del siglo XXI al servicio de los yanquis o lucharemos por recuperar nuestra soberanía?
La soberanía no es un concepto abstracto ni una reliquia del pasado. Soberanía significa que los recursos naturales de nuestro suelo sirvan para el desarrollo de nuestro pueblo y no para enriquecer corporaciones extranjeras. Significa que las decisiones sobre nuestro futuro las tomemos los argentinos y argentinas, y no los funcionarios de Trump o del FMI. Significa que nuestros pibes y pibas puedan estudiar en universidades públicas de calidad. Significa que nuestros trabajadores y trabajadoras tengan empleos dignos y salarios que alcancen para vivir y disfrutar de la vida
San Martín, Belgrano, y tantos otros héroes de nuestra independencia, no guerrearon por nuestra libertad para que dos siglos después volvamos a ser colonia. Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo no resistieron a la dictadura neoliberal para que hoy gobierne un proyecto que desprecia la memoria y los derechos humanos. Los trabajadores y trabajadoras de nuestro país no conquistaron derechos durante décadas para que un gobierno los elimine de un plumazo mediante decretos.
Argentina también se defiende votando
Es momento de ocuparse y hacer que cada voto contra el gobierno de Milei, cuente. La elección del próximo 26 de octubre será un acto de amor por la Patria. Será una defensa de la universidad pública, de la salud pública, de las jubilaciones dignas, de los derechos laborales. Será un rechazo al narcotráfico enquistado en el poder, a la corrupción y a la entrega de nuestra soberanía. Es la oportunidad para que Trump y sus aliados locales sepan que Argentina no está muriendo, está despertando. Está recuperando la conciencia de su fuerza, de su dignidad, de su capacidad de transformación. El 26 de octubre será el primer paso de un camino largo para recuperar lo que perdimos estos años y construir todo lo que hace falta… pero las grandes transformaciones también comienzan con un primer paso.
Este 26 de octubre se tiene que votar en todo el país con la celesta y blanca en el corazón.
¡A Milei y su gobierno HAY QUE ECHARLOS!
¡La Patria no se vende, se defiende!