La humanidad se encuentra en un momento crítico. Así lo afirmó el Papa Francisco en su mensaje a los participantes de la Asamblea General de la Pontificia Academia para la Vida, celebrada en el Centro Conferenze dell’Augustinianum del 3 al 5 de marzo de 2025. En su discurso titulado ¿Fin del mundo? Crisis, responsabilidad y esperanzas, el Sumo Pontífice reflexionó sobre lo que denominó «policrisis», una conjunción de crisis simultáneas que afectan todos los aspectos de la vida. «El futuro no está escrito, pero estamos llamados a escribirlo con responsabilidad y justicia», afirmó.
Un mundo en crisis: la advertencia del Papa
El concepto de «policrisis» alude a la interconexión de múltiples problemáticas globales: guerras, crisis climática, problemas energéticos, epidemias y el fenómeno migratorio, junto con el impacto de la innovación tecnológica. Francisco enfatizó que esta convergencia no solo pone en jaque el presente, sino que obliga a repensar el futuro de la humanidad.
El Pontífice criticó la falta de aprendizaje de crisis previas, como la pandemia de COVID-19, que, según él, fue una oportunidad desperdiciada para transformar conciencias y prácticas sociales. «No podemos permitir que el sufrimiento de millones de personas quede en el olvido, sin que nos lleve a cambiar», advirtió. En línea con su exhortación apostólica Laudate Deum, remarcó la necesidad de un cambio profundo en la forma en que las sociedades enfrentan estos desafíos.
Ciencia y ética: la necesidad de un diálogo real
Uno de los puntos centrales de su mensaje fue la importancia de escuchar y dialogar con la ciencia, algo de lo cual está muy lejos el presidente Javier Milei. Para Francisco, los conocimientos científicos ofrecen herramientas fundamentales para comprender la realidad y tomar decisiones responsables. En este sentido, destacó que la percepción del mundo ha cambiado drásticamente desde los tiempos de Isaac Newton, con una visión de la naturaleza mucho más dinámica.
«No será la tecnocracia la que nos salve.»
Sin embargo, advirtió contra la tecnocracia y el dominio del neoliberalismo desregulado, que imponen la ley del más fuerte y deshumanizan la sociedad. «Cuando la ciencia y la tecnología no están guiadas por la ética, pueden convertirse en herramientas de opresión y desigualdad», alertó el Papa. Citando la encíclica Laudato si’, señaló que la solución no vendrá de un enfoque meramente utilitarista, sino de una transformación ética y social.
Una esperanza basada en la acción colectiva
A pesar del panorama desafiante, el Papa reafirmó que la esperanza debe ser el motor del cambio. Para Francisco, la esperanza no es una actitud pasiva, sino un impulso activo hacia una vida más plena y colectiva. Citando a Benedicto XVI en su encíclica Spe salvi, subrayó que esta virtud solo puede realizarse en comunidad, dentro de un «nosotros» que busque el bien común.
«Debemos reconocer la creciente irrelevancia de los organismos internacionales.»
En este contexto, criticó la creciente irrelevancia de los organismos internacionales, debilitados por intereses nacionales cortoplacistas. «Un mundo dividido es un mundo sin futuro. La cooperación y el diálogo son esenciales para la paz y la justicia», afirmó. Llamó a fortalecer el multilateralismo y abogó por instituciones globales más efectivas que puedan garantizar el respeto de los derechos humanos, la erradicación de la pobreza y el desarrollo sostenible.
Un llamado a la responsabilidad global
El mensaje de Francisco a la Pontificia Academia para la Vida dejó en claro que la humanidad enfrenta una encrucijada. Ante un mundo sacudido por crisis simultáneas, el Pontífice instó a una profunda reflexión sobre nuestra forma de actuar y de relacionarnos con el planeta y con los demás.
«Favorecer una desregulación utilitarista y neoliberal a nivel global equivale a imponer como única regla la ley del más fuerte; y esta es una ley que deshumaniza.»
En un año marcado por el Jubileo 2025, su mensaje cobra aún más relevancia. «La esperanza no consiste en esperar con resignación, sino en lanzarse con entusiasmo hacia la vida verdadera», afirmó el Papa, subrayando la necesidad de un compromiso colectivo para construir un futuro más justo y solidario. «Cada uno de nosotros tiene un papel en esta historia. No somos espectadores, sino protagonistas del mañana», concluyó.
¿Cómo está la salud del Papa Francisco?
«El Papa ha descansado bien toda la noche». Así se lee en un comunicado a los periodistas difundido esta mañana, 3 de marzo, por la Oficina de Prensa de la Santa Sede sobre el estado de salud del Pontífice, hospitalizado en el hospital Gemelli de Roma desde el 14 de febrero.
A última hora de la tarde de ayer, la Oficina de Prensa del Vaticano había anunciado que Francisco se encuentra en estado clínico «estable» y que el cuadro clínico es complejo, por lo que «el pronóstico sigue siendo reservado». En el encuentro con los medios se explicó que el Pontífice está apirético y «no requirió ventilación mecánica no invasiva, sino sólo oxigenoterapia de alto flujo«. Además, se supo que «no se derivaron consecuencias directas del episodio aislado de broncoespasmo del pasado viernes» y que «sin embargo, el riesgo de criticidad permanece».
Tras despertarse, el Papa Francisco desayunó y comenzó las terapias del día. Por la tarde ofrecerán una nueva actualización médica sobre su estado clínico.