Anabella Raffaelli es licenciada en terapia ocupacional por la Universidad Nacional del Litoral, vive en Córdoba y desde hace algunos años creó Liri donde, a través de impresiones en 3D, realiza productos de apoyo para personas con discapacidad. Que las personas puedan recuperar parte de su autonomía es algo clave para ella como profesional y, también, la base de su emprendimiento.
Nota al Pie dialogó con Anabella quien asegura que “se trata de devolverle independencia a las personas y eso es lo que más me llena”. A su vez, expresó “imagínate que con un producto, algo a veces tan chiquito, las personas pueden volver a ser independientes en algo que no lo eran, es muy positivo”.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en Argentina un 15% de la población contempla algún tipo de discapacidad. Por su parte, el Registro Nacional de Personas con Discapacidad cuenta, al 2 de marzo de 2022, con 1.503.779 personas con Certificado Único de Discapacidad (CUD) vigente.
Anabella, Ani o Anita para sus conocides, es de Paraná, Entre Ríos, pero desde hace más de cinco años vive en Córdoba. Se recibió de terapista en el 2016 y, además, se formó en neurorehabilitación e integración sensorial. En la actualidad trabaja con niñes y adultes.
Un autonomía asociada a la libertad
Liri, nombre del emprendimiento, surgió luego de una larga búsqueda y significa libertad. “Me gustaba la idea por una cuestión de la libertad de poder hacer”, explicó. En la misma línea, agregó que “para las personas con discapacidad sentirse un poco más libres, es poder hacer ciertas cosas que antes no podían”.
Anabella explicó que hay personas que ya nacen con alguna condición, mientras que otras la adquieren a lo largo de la vida. Allí habló de la falta de autonomía como consecuencia, “por ejemplo, para cepillarse los dientes, no te podés vestir solo, no podés higienizarte, no podés hacer lo más básico, que uno ya lo tiene re-automatizado”, describió.
Liri apunta a esas personas que muchas veces, por diversas situaciones, se vuelven dependientes de otres. “La idea es volver a ser autónomos, independientes en la vida diaria, de eso se trata mi profesión”, remarcó.Cabe mencionar que la discapacidad se ubicó como la primera causa de discriminación denunciada ante el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), entre los años 2008 y 2019, en todo el país. Con un 20%, este registro duplica a la segunda causa que es Estado de Salud, y que muchas veces está relacionada.
Emprender en momentos de crisis
El emprendimiento surgió en plena pandemia, en junio del 2020. “Yo estaba como desencontrada con mi profesión, como muchas personas en ese momento, nos replanteamos muchas cosas”, contó Anabella.
Su hermano tenía una impresora en 3D por lo que Anabella le propuso emprender. “Él estaba en Paraná, en Entre Ríos, y yo estaba en Córdoba, él me los hacía y me los mandaba”, recordó. Luego, en septiembre de ese año, adquirió su primera impresora.
Anabella cumple con todos los roles a los que deben enfrentarse quienes se animan a emprender en nuestro país. Ella es quien está detrás de las redes sociales de la marca, la que responde mensajes, quien administra la tienda, la que hace los productos, quien prepara los pedidos, los embala y los lleva al correo.
Los productos de Liri
Dentro de la tienda de Liri se pueden encontrar cuatro ejes diferentes: vida cotidiana, herramientas terapéuticas, escritura y sensorial. Dentro del primer grupo se encuentran elementos que permiten agarrar los cubiertos, vasos, que no se derrame comida en los platos, tijeras, adaptaciones para agarrar la llave, vestirse con una sola mano y hasta un abotonador o abridor universal.
La terapista ocupacional explicó que muchos de los diseños ya se encontraban creados y liberados en internet. Después, los otros, no existían y fueron surgiendo en base a su trabajo y a las necesidades de los pacientes.
Dentro de este último caso, recordó cómo surgió el mago engrosador. “Había un paciente que no podía comer porque no podía agarrar la cuchara y yo dije hay que tratar de hacer una especie de mango que sostiene la mano para que pueda comer. Entonces yo lo dibujaba en un papel y se lo pasaba a mi hermano más o menos como tenía que hacer y él lo diseñaba”, contó.
Dentro de quienes compran sus productos no solo se encuentran personas con discapacidad sino también terapeutas, quienes los utilizan dentro de sus consultorios. En relación a ello, y consultada por la visión de la discapacidad en la actualidad, Anabella sostuvo que “la verdad es que todavía falta un montón”.