Dos personas desaparecidas fueron identificadas entre los restos óseos hallados en el Pozo de Vargas, en Tucumán. Se trata de dos hombres que habían sido víctimas de delitos de lesa humanidad durante el Operativo Independencia y de la última dictadura militar y arrojados a esa fosa común de casi 40 metros de profundidad.
La noticia la dio a conocer la Justicia Federal esta semana, luego de que el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) concluyera con el proceso y lograra identificar los restos recuperados por el Colectivo de Arqueología Memoria e Identidad de Tucumán (CAMIT). Hasta el momento, en el pozo fueron encontrados 149 restos óseos, de los cuales 119 ya pudieron ser identificades.
Las dos nuevas identificaciones
Las dos nuevas víctimas que se suman con nombre y apellido al listado son Carlos Santillán y uno de los hermanos Arévalo que, por la corta diferencia de edad entre dos de ellos, no se logró identificar si el hallazgo corresponde a Alfredo o Domingo.
En cuanto a Santillán, se sabe que al momento de su desaparición tenía 28 años y trabajaba como jornalero en el Ingenio San Juan y pertenecía a la Compañía Nacional Azucarera S.A. (CONASA). El joven fue secuestrado el 11 de julio de 1976 de su casa en La Banda del Río Salí, durante un operativo ilegal de las Fuerzas Armadas.
Respecto a los Arévalo, la información aportada fue que los hermanos oriundos de Santiago del Estero habían sido secuestrados el 1 de marzo de 1976 en su provincia natal y posteriormente trasladados a Tucumán. Junto a ellos también fue secuestrado Alberto, otro de los hermanos. Previó a los tres secuestros, un grupo de tareas ya se había llevado a Antonio, el menor de ellos, y a su padre, Emilio Confesor Arévalos.
Y si bien el reciente hallazgo corresponde a uno de los Arévalos, el EAAF advirtió que, por una estrecha diferencia de edad entre Alfredo y Domingo, no lograron establecer de quién se trata.
“Desde el punto de vista antropológico, las características etarias observadas en los restos óseos son compatibles (con Alfredo y Domingo Arévalo), sin embargo, por la poca diferencia de edad entre ambos no es posible hacer una distinción”, indicaron en el informe.
¿Qué es el Pozo de Vargas?
Ubicada en la ciudad tucumana de Tafí Viejo, el Pozo de Vargas es la fosa de inhumación clandestina con mayor número de identificaciones de la Argentina. Su nombre corresponde a la familia propietaria del predio donde el pozo fue construido a fines del siglo XIX para abastecer de agua a las máquinas ferroviarias de vapor.
Sin embargo, para 1975 el Pozo de Vargas ya no cumplía con su función original y a mediados de ese mismo año y a comienzos del 76 se convirtió en una fosa en la que se ocultaban los cuerpos de personas secuestradas y asesinadas durante el Operativo Independencia y la dictadura militar.
El hallazgo se produjo a fines del año 2001, cuando el Grupo interdisciplinario de arqueología y antropología de Tucumán (GIAAT) intervino en el predio tras la denuncia de algunes testigues. En mayo de 2002, en tanto, se localizó la construcción subterránea de 3 metros de diámetro y aproximadamente 40 metros de profundidad, la cual había sido ocultada para borrar evidencia.
De esta manera, el primer descubrimiento de segmentos óseos humanos llegó en 2004 y hasta el momento ya son más de 140 el total de los restos recuperados. Mientras que la primera identificación fue en diciembre de 2011 y se trató del ex senador provincial del peronismo, Guillermo “Chonga” Vargas Aignasse, desaparecido el 5 de abril de 1976.
Finalmente, casi 20 años después del primer trabajo en el Pozo de Vargas y con más de 30 metros de trabajo, el 10 de febrero de 2023, la Fundación Memorias e Identidades de Tucumán informó el final de la excavación.