Como investigadores trabajando sobre Argentina y América Latina en distintos países y continentes, queremos manifestar nuestra preocupación y alarma ante la posibilidad de triunfo, en el balotaje presidencial del 19 de noviembre de 2023, de un candidato que ha hecho público en reiteradas oportunidades su desprecio por los derechos humanos, la educación pública y la justicia social y ambiental.
A cuarenta años de la reconquista de la Democracia, la Argentina se encuentra hoy en el momento más oscuro de su historia reciente, y solo el esfuerzo de todas y todos en defensa de los valores más elementales de convivencia puede evitar un quiebre de consecuencias quizás irreparables.
Cuando en Argentina como en otras partes del mundo está en riesgo la continuidad democrática, no podemos quedarnos quietos: debemos instar a todas y todos los argentinos más allá de sus afiliaciones políticas de defender con su voto el estado de justicia tan dolorosamente conquistado.
Javier Milei, su candidata a vicepresidente y su equipo de campaña, han profesado todo tipo de insultos y burlas hacia el pacto de verdad y justicia sellado con los juicios por crímenes de lesa humanidad, cuyos autores hoy apoyan abiertamente al candidato negacionista.
Milei desconoce el cambio climático que afecta a la Argentina en forma de sequías, desaparición de glaciares y humedales, y de quemas de bosques en una escala sin precedentes.
Ha rechazado pactos internacionales suscriptos por la Argentina en defensa de los pueblos originarios y abogado, en cambio, por legalizar el narcotráfico y el comercio de niños y de órganos, medidas que, de efectuarse, podrían desencadenar una escala de violencia sin precedentes contra niñas, niños y personas necesitadas.
Sus propuestas económicas, como la adopción del dólar como moneda nacional y el cierre del Banco Central, además de promover el corte de relaciones con Brasil y China –los principales socios comerciales del país — no harían más que destruir de manera irrevocable la industria nacional en beneficio de capitales multinacionales extractivos.
Los ataques del candidato Milei contra la educación pública, la investigación y la producción de saber se inscriben en esta política suicida al destruir los pocos recursos que aún posee la Argentina para salir de su crisis.
Pese al desfinanciamiento crónico, el nivel de educación de los argentinos y la excelencia de sus universidades y centros de investigación siguen siendo hoy día una de las principales ventajas competitivas del país, reconocidas por sus partes en todo el mundo y por las agencias de desarrollo y cooperación científica.
Elegir como blanco de su discurso de odio precisamente a la universidad y a la educación pública, con amenazas de cerrar CONICET –la agencia estatal de fomento académico– y de reemplazar el derecho a la educación escolar por un sistema de vouchers comercializables solo revela a qué país aspiran Milei y quienes lo financian: una tierra sumisa y sin capacidad de desarrollo e imaginación de futuros diferentes.
Conocemos de cerca la frustración y el desespero diario que nuestros amigos y colegas argentinos han experimentado en consecuencia del fracaso, por parte de administraciones de distintos bandos políticos, de parar la crisis económica y social disparada por una deuda insostenible.
Sin embargo, la aventura autodestructiva que propone el candidato de la motosierra no es la solución sino el síntoma de una descomposición que su triunfo haría quizás irreversible.
Ante la posibilidad real del fin de la democracia, de los derechos humanos y de la educación como recurso y horizonte, ya no caben la neutralidad o el voto en blanco que terminará favoreciendo al candidato de ultraderecha.
Quienes firmamos esta solicitud provenimos de posturas políticas diferentes, muchas de ellas críticas del actual gobierno como del anterior. Sin embargo, ante la gravedad de la amenaza, coincidimos en pedir respetuosamente a todas y todos los argentinos de votar el 19 de noviembre en defensa de la democracia. Digamos no a Milei.
El documento fue firmado por un grupo de académicos de diversas universidades de todo el mundo, entre los que se encuentran: Jens Andermann, de la Universidad de Nueva York, Eduardo Jorge de Oliveira, de la ETH Zurich, Geoffrey Maguire, de la Universidad de Cambridge, Cynthia M. Tompkins, de la Universidad del Estado de Arizona, Matías Ayala Munita, de la Universidad Finis Terrae, Chile, Niall Geraghty, del Colegio Universitario de Londres, Ignacio Aguiló, de la Universidad de Mánchester, Vikki Bell, profesora de sociología de la Goldsmiths, Universidad de Londres, Sabine Schlickers, de la Universidad de Bremen.
También aparecen Michelle Clayton, Universidad de la Brown, Dr Cara Levey, profesora titular de estudios latinoamericanos de la UCC, Irlanda, Carolina Pizarro Cortés, de la USACH, Luis Cárcamo-Huechante, de la Comunidad de Historia Mapuche, Candela Marini, de la Escuela de Ingeniería de Milwaukee, Valeria de los Ríos, del Instituto de Estética UC, Edoardo Balletta, de la Universidad de Bolonia (Italia), Gabriel Giorgi, de la Universidad de Nueva York, Ana Pizarro, de la Universidad de Santiago, Freya Schiwy, de la Universidad de California, Gabriel Rudas, de la Pontificia Universidad Javeriana, Tatiana Rojas Ponce, de la Universidad de Nueva York, Vicente Lecuna, de la Universidad John Jay, Azucena Castro, de la Universidad de Stanford, Maria A. Durán, de la Universidad de Lyon 2 (Francia), Mariano Siskind, de la Universidad de Harvard. Para agregar su firma, haga clic aquí.