En geografía, una llanura o planicie es una gran extensión de tierra plana o con ligeras ondulaciones. De esa manera puede definirse, hasta el momento, el ciclo de Germán Portanova al mando de la selección femenina, con un significativo retroceso en los resultados en comparación al ciclo de su antecesor, Carlos Borrello.
En los últimos días, la Albiceleste finalizó su participación en los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile 2023 y se posicionó en la cuarta ubicación, por detrás de México, Chile y Estados Unidos. Lejos quedó de repetir la medalla de plata conseguida en Lima 2019, la edición panamericana anterior.
¿Por qué una llanura?
Tal como lo indica su definición en Wikipedia, una llanura presenta ligeras ondulaciones. En este caso, representadas en forma de momentáneas victorias. En los Panamericanos el único triunfo argentino fue en la goleada 3-0 ante Bolivia, un rival inferior, durante la fase de grupos.
Si se analiza el ciclo de Portanova, esas ondulaciones podrían significar el tercer puesto en la Copa América 2022 tras superar a Paraguay. También algunos amistosos puntuales, como las dos victorias ante Nueva Zelanda en febrero de este año, a modo de preparación para el Mundial de Fútbol Femenino 2024.
Para más precisión con respecto a la reciente competición, Argentina debutó con una igualdad sin goles ante Costa Rica. Luego goleó a Bolivia, y cerró su fase de grupos con una caída 4-0 frente a Estados Unidos, que presentó un plantel Sub 19. Ya en semifinales, perdió 2-0 ante México y solo le quedaba luchar por el tercer puesto. Allí, cayó 2-0 ante las jóvenes estadounidenses.
Sin resultados, pero también sin identidad
En la previa de la cita mundialista, Nota al Pie dialogó con Portanova, quien expresó: “Que la gente sepa que venimos creciendo, que venimos trabajando mucho para lograr una identidad”. Sin embargo, más allá del esfuerzo y la garra que siempre caracterizó a la Albiceleste, no existe ningún indicio de forjar una identidad a través del juego en estos momentos.
El ciclo anterior de la Selección, con Borrello como entrenador, culminó ante la presión social del público, que exigía mejores resultados, una idea distinta de juego, y el regreso de dos futbolistas históricas que se encontraban marginadas: Estefanía Banini y Florencia Bonsegundo.
No solo se retrocedió en los resultados y se retiraron ambas jugadoras, cansadas del ambiente que se respira puertas adentro, sino que además se perdió el estilo de juego. Gustara o no, Borrello buscaba defender de la forma más sólida posible y a partir de allí pensar en el arco rival, al reconocer la inferioridad argentina ante las potencias.
Esa manera de plantear los partidos le dio a la Albiceleste su primer punto en la historia de los Mundiales, al igualar 0-0 con Japón, en aquel entonces subcampeón del mundo. Pero en las últimas semanas, Argentina perdió 8-0 ante las niponas en un amistoso de Fecha FIFA.
Por lo pronto, a levantar cabeza
Argentina no logró su ansiada primera victoria en el Mundial 2023 y fueron muchas las críticas, algunas constructivas y otras malintencionadas, que recibió el cuerpo técnico. Portanova realizó un descargo y señaló: “Llegó, se instaló en nuestro fútbol femenino argentino, el existimo”.
Claro que existe un progreso en muchos aspectos, con la promoción de juveniles en coordinación con la Sub 20, amistosos que significan experiencia para las convocadas, y un enorme esfuerzo para prestar atención a los detalles desde el CT. Pero la identidad para disputar los partidos aún no aparece, y los resultados son los que premian en el fútbol.
La selección argentina femenina debe descansar y pensar en levantar cabeza, de cara a su próxima competición: la Copa de Oro. Tendrá lugar en Estados Unidos entre el 17 de febrero y el 10 de marzo del 2024. Será la primera participación de la Albiceleste.