La desinformación está a la vuelta de la esquina en el mundo entero. En la actualidad, Argentina no está exenta de esta realidad y, tanto el rol de educadores, como plataformas de fact-checking, es central para combatirla. El chequeo informativo, la evaluación de la fuente y la evidencia son elementos claves para evitar replicar noticias falsas.
Desde Nota al Pie, conversamos con Milena Rosenzvit, Coordinadora General del Programa de Educación de Chequeado, para evaluar formas de validar información. “Cuando una persona encuentra o recibe un contenido que quiere chequear, hay varios puntos para tener en cuenta”, explicó.
Para empezar a abordar el tema, realizó una diferenciación terminológica entre fake news, noticias falsas y desinformación. En ese sentido, argumentó que “en general, hablamos de fake news para referirnos a noticias falsas, pero desde Chequeado preferimos usar el término desinformación porque es un poco más amplio”.
¿Qué es una fake news?
La Coordinadora General del Programa de Educación definió a las fake news como noticias falsas. Ahora bien, resaltó la relevancia de emplear el término desinformación. Esta distinción se debe a que un contenido engañoso puede adoptar formas diversas, y este es el concepto más apropiado para referirse.
Además, afirmó que “los contenidos falsos o engañosos que circulan a veces tienen el formato de noticia, pero otras veces son posteos en redes sociales, avisos, cadenas de WhatsApp, videos o imágenes manipuladas, tuits o frases atribuidas falsamente a una persona”.
Asimismo, la desinformación puede impactar de formas distintas. Según Rosenzvit, “la desinformación nos puede afectar individual y colectivamente en distintos aspectos de nuestra vida”. Y señaló los principales momentos de resonancia de noticias falsas o engañosas.
“La pandemia y los períodos electorales son dos ejemplos de situaciones en las que circula mucha desinformación y puede llevarnos a tomar decisiones que impactan negativamente en la salud o en la democracia”, certificó.
Elementos para chequear información
Rosenzvit enfatizó sobre tres elementos importantes para chequear información y descartar una desinformación: “El primero es identificar qué de todo lo que estoy leyendo, viendo o escuchando, es efectivamente chequeable”, ratificó. Lo central es evaluar si la noticia puede ser o no contrastada.
De esta manera, la especialista subrayó que estos contenidos contienen opiniones, propuestas, predicciones y análisis mezclados con datos, descripciones de hechos o imágenes. La distinción está en diferenciar lo subjetivo de lo empírico para confirmar sí es información falsa o verdadera.
Por otra parte, incluyó el elemento fuente en el análisis informativo. “Otro punto central es ver si el contenido tiene una fuente identificable y, en ese caso, evaluarla”, refrendó.
A partir de ahí, es necesario realizar una serie de preguntas claves: “¿Existe la fuente?, si existe, ¿efectivamente publicó eso?, ¿quién está detrás de esa cuenta?, ¿cómo obtienen la información?, ¿qué intereses pueden tener? y ¿qué dicen otras fuentes sobre el tema?”, destacó.
Por último, la evidencia junto a la respuesta a una serie de interrogantes. En ese sentido, Rosenzvit señaló: “¿qué evidencias hay de que aquello que se dice es cierto?, ¿qué datos podrían apoyar o contradecir el enunciado?, ¿dónde los puedo encontrar? y ¿qué necesito para entenderlos?”. Además, evaluar los sesgos propios y qué pienso o cómo podría influir.
¿Cómo reconocer una desinformación?
El proceso de evaluación es el paso previo para evitar replicar una noticia falsa o engañosa. Por este motivo, Milena comentó que “una herramienta básica es Google y otros buscadores”. Sin embargo, invitó a evaluar diversas alternativas y no confiar en una única función.
“No hay que quedarse con el primer resultado ni asumir que, porque una información aparece muchas veces o está en un sitio confiable, ya es 100% cierta”, añadió. También hizo hincapié en el mundo de las imágenes y sus posibles montajes.
“Hacer una búsqueda en Google usando palabras clave, o a partir de la imagen, permite ver si ya fue publicada con anterioridad o corresponde a otro lugar porque muchas veces se utilizan imágenes sacadas de contexto”, destacó.
Por este motivo, reconoció que “también es útil buscar si Chequeado u otra organización especializada en fact-checking ya chequeó ese contenido”. Y aclaró que “no sólo informan una calificación (verdadero, falso o engañoso) sino que ponen a disposición de los lectores los enlaces con las fuentes, los datos o imágenes originales”.
Con este propósito, invitó a hacer una búsqueda inversa. “Para hacerlo, deben realizar click derecho y luego buscar esta imagen con Google o copiar la url en tineye.com”, explicó. De este modo, se puede encontrar si esta imagen u otras parecidas fueron publicadas o no con anterioridad y sus autores originales.
El rol de la educación como herramienta de transformación
La desinformación y el crecimiento de la tecnología obligaron a repensar las formas de evaluar noticias. Por esta razón, Rosenzvit aseguró que “la desinformación es un problema que necesitamos pensar desde muchos ángulos: el periodismo, las plataformas de tecnología y, por supuesto, la educación”.
En este contexto, Chequeado lanzó su Programa de Educación a través de dos grandes líneas de trabajo: formación de periodistas y formación en colegios. “La escuela nos brinda conocimientos y maneras de pensar que nos prepara para la información que vamos a recibir o producir a lo largo de la vida”, comentó.
La complejidad de la desinformación y su peligrosidad en el público impulsó a repensar estrategias de enseñanza. La especialista remarcó que “es necesario que en la escuela aprendamos habilidades de pensamiento crítico y contenidos conceptuales que son indispensables para ejercer una mejor ciudadanía”.
Por último, reforzó la importancia de trabajar estos conceptos. De hecho, recordó que “en chequeado.com/recursosparadocentes compartimos secuencias didácticas, cursos, videos y otros materiales que buscan acompañar a los docentes a trabajar este tema en las aulas”.