En 1994 a James Robinson se le presentó una oportunidad que, consciente de su importancia, aprovechó al máximo. Tras la muerte de Will Payton, el Starman de 1988, vio la posibilidad de introducirse en un título que prometía potencial. Es así como, junto al dibujante Tony Harris, comenzó una de las etapas más aclamadas del justiciero cósmico.
Los superhéroes han visto la luz desde que aquel Action Comics #1 presentó a Superman al mundo en 1938. Desde ese entonces, hubo mucho tiempo para crear más personajes.
Sin embargo, muchos de estos seres se presentan como humanos. Este género es acompañado por un aspecto inherente a nuestra naturaleza: el legado. Y esto es lo que Robinson viene a explotar.
Una herencia amarga
David Knight es Starman, quien se yergue orgulloso sobre los tejados de Opal City mientras patrulla su brillante urbe. Es el hijo mayor de Ted Knight, el primer portador del nombre, quien se proclamó defensor de esta ciudad. No comenzó hace mucho, pero, pese a su poca experiencia, sus deseos de estar a la altura de su padre lo inspiran a seguir.
La altura tiene una desventaja que David no previó: lo pone como una diana de tiro. Y así un asesino atraviesa el pecho de Starman de un disparo a distancia. Entre la bala y la caída, David muere. De forma simultánea, la tienda de antigüedades de su hermano menor, Jack, es atacada, pero el muchacho sobrevive. La casa de Ted es destruida, todo como parte de la venganza de un villano.
Esta fatídica noche llevará a Jack Knight −que siempre desdeñó del rol de su padre− a tomar, a regañadientes, el rol del protector de Opal City. Jack, un enamorado del pasado, peleado con su familia, comenzará a descubrir lo que de verdad representaba el rol de su padre, y por qué murió su hermano. Así llega a la conclusión de que David nunca tendría que haberse puesto el traje y que ese era su destino.
Créditos: Historia de James Robinson, arte de Tony Harris.
Un negocio familiar
Starman existe desde 1941, cuando Ted Knight hizo su primera aparición en Adventure Comics #61. Varios personajes han utilizado este nombre, pero James Robinson decidió basar el primer arco de su etapa de 80 entregas en la familia Knight (claro que eventualmente utilizaría otros legados). La tragedia siempre es buen punto de partida para cualquier héroe, y así lo hizo.
El mantener la historia dentro del seno de una familia con relaciones muy tirantes es un combustible genial para la trama. Robinson alude al estereotipo de héroe a desgana típico de los años 80 en los medios, algo que en esa época ya se veía poco. Utilizar a The Mist, un villano clásico de Starman, es otro acierto, ya que da credibilidad al intento de vendetta.
Claro que los encargados de llevar a cabo los planes de The Mist son sus propios hijos, aumentando de esta forma el concepto de familia. Robinson es un fan del pasado, y un estudioso de este tiempo, por lo que las referencias a antaño y flashbacks como recuerdos serán una constante. El mismo Jack Knight está obsesionado con los viejos tiempos, y ostenta una tienda de antigüedades.
Para acentuar esta línea gris en la que se mueve Jack, Robinson introduce a otro exvillano, ahora en un plano dudoso. Shade se convertirá en una suerte de mentor, representando más que un ser oscuro, si no la misma historia viviente de Opal City. Un movimiento magistral del escritor, quien trabajó con un emergente Tony Harris.
Créditos: Historia de James Robinson, arte de Tony Harris.
Harris es un dibujante que llegó al reconocimiento con esta serie. Su estilo de altos contrastes y, si se quiere, algo punk, dio en el punto justo. Cabe destacar que Robinson es inglés, lo que genera una suerte de conexión entre ambos. Harris es todo lo violento, sucio y lisérgico que se puede permitir sin ser desprolijo.
Un legado más allá de las páginas
James Robinson, como ya fue mencionado, es un estudioso, pero no solo de los cómics, si no de la historia de los cómics. Ingresó en DC con la mini serie La Edad de Oro en la post-Crisis de los años 80. Pero buscando su momento de brillar notó algo: la mayoría de las grandes obras eran oportunidades donde autores noveles (o con futuro) tomaban títulos moribundos.
Como buen inglés, uno de los ejemplos más grandes para Robinson fue Alan Moore con su Daredevil Born Again, o con su Swamp Thing. La saga de El hombre sin miedo iba mal en números cuando Moore la tomó y creó este arco bestial. Lo mismo hizo con el gothic horror de La cosa del pantano, convirtiéndose en una de las obras de culto más reconocidas.
Cuando en 1992 Will Payton (Starman) muere en su propia línea, Robinson llama a su editor Archie Goodwin pidiéndole que le reserve el personaje. Goodwin lo logró, y el resto es historia. Los Pecados del Padre es solo el primer arco (de cuatro números) de una etapa alabada por la crítica.
Starman en Argentina
En 1996 la editorial Zinco editó Los Pecados del Padre en dos tomos recopilatorios. Las entregas contaban, cada una, con tres números de la serie regular, abarcando el arco completo, y dos números que introducían a lo que llegaría más adelante. En forma reciente, se ha publicado como la 36° entrega de la colección “DC Heroes y Villanos” de la editorial Salvat en formato HC.