Durante el gobierno de Mauricio Macri se hizo famosa la frase del segundo semestre, en términos de “aguantar” para ver la salida de la crisis. La expectativa, como la esperanza, están vinculadas al futuro. Pero las condiciones de ese tiempo no son producto del voluntarismo, sino de cómo resulten las correlaciones de fuerzas del presente.
Son las variables de la política, tan denostada por Milei, y es la economía que se sufre en lo cotidiano por el acelerado proceso de ajuste y transferencia a los sectores concentrados. Paradójicamente en la Casa Rosada hay un economista, un oficio que nunca había dado un mandatario al país.
“Soy especialista en temas de crecimiento económico con o sin dinero”, dijo Milei en el debate con Sergio Massa, previo al ballotage que lo consagraría como electo. Nunca aclaró en qué tiempo iba a necesitar para hacerlo. Una especie de acto de fe, en tono de grito agraviante contra toda aquella idea o persona que se le cruce en el camino.
“Sé cómo terminar con la pobreza y la indigencia”, aseguró tras su lentes con los que se había construido mediáticamente su imagen de experto. Esa imagen, con el andamiaje mediático dándole sostén a lo disruptivo del fenómeno, sumado al hábil manejo de 2 o 3 variables simplistas repetidas hasta el hartazgo en redes sociales y en modo refractario a la política tradicional, lo pusieron ante la Presidencia.
5 meses, que al mirar los resultados, parecen años.
La semana también tuvo el segundo Paro General desde la asunción de Javier Milei. Pero el Gobierno “no la ve”.
El Estado paralelo y el discurso extraviado de Javier Milei
Por cuarta vez, Javier Milei estuvo en Estados Unidos y en una nueva visita de carácter privado. Al margen de quién financia la excursión de la comitiva, esta vez para participar de la convención del Instituto Milken, la secuencia de viajes y relaciones internacionales que lleva a cabo es la muestra palpable de lo que en esta columna se definió el 21 de abril como el “Gobierno de la gestión colonial”.
Sin hoja de ruta confesable, la sucesión de actos indecorosos en materia de política internacional, da noticias cada semana. De los agravios de la canciller Diana Mondino a la República Popular de China al voto en Naciones Unidas en contra de Palestina para recibir en el seno de la organización a ese país, cuyo pueblo está sometido a un verdadero genocidio por parte de Israel.
Ya que hay en Milei tanto odio a “los políticos”, a la “casta” y al “Estado” como sujeto perverso que se queda hasta con la libertad de las personas, hubiese sido honesto de su parte plantear que su propuesta en campaña era convertirse en la estrella 51 de Estados Unidos. O un “estado libre asociado”, para utilizar la palabra que tanto le gusta al mandatario.
Mientras Milei viaja, la burocracia del Estado y los políticos a cargo siguen con el día a día del saqueo y la miseria planificada.
Es el caso de los datos que surgen del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), el organismo encargado de difundir los índices de inflación y pobreza, que esta semana, por ejemplo, dio números que son la contracara real de lo que dice Milei ante “inversores” que no vienen y, difícilmente, vengan a la Argentina.
El podio de la caída de la actividad de marzo, en la comparación interanual con el mismo mes de 2023, lo copan la Construcción con el 41,2% y la Industria con 21,2%. No hace falta ser doctor en Economía para advertir que eso tiene impacto directo en la ocupación, en cadenas de valor, en las ventas mayoristas y minoristas, en el circuito exportador y en la recaudación fiscal.
Una muestra de lo que se viene en la Argentina, que además tiene complicado el frente externo desde lo financiero. La acumulación de deudas, o el patear hacia adelante las mismas, son señales que se leen con preocupación en el Fondo Monetario Internacional (FMI), que no da muestras de acercar esos dólares que tan fácilmente se creía iban a llegar.
Los bonos a 14 años para las energéticas o los Bonos para la Reconstrucción de una Argentina Libre (BOPREAL), son parches de hoy para una deuda en dólares de mañana. Ni los dólares del FMI, ni la renovación del Swap de China, ni las inversiones de Elon Musk, que regala fotos pero no hace siquiera anuncios, están a la vista.
Tampoco se estima una cosecha récord, aunque claramente será mejor que la anterior marcada por la sequía histórica. Pero así y todo, no es seguro que “el campo” se esté desesperando por liquidar con una cotización del dólar que, en términos reales, está por debajo de lo que les ofreció el Gobierno anterior.
De nuevo, no hace falta explicar en detalle el impacto que significaría otra devaluación en términos de impacto inflacionario, sobre la que el Gobierno celebra su baja. Aunque para ser correctos, no se puede dejar de mencionar que es, en todo caso, una desaceleración con respecto a los meses precedentes y que gran parte de eso se relaciona con la caída del consumo, sobre todo el popular y de productos de la canasta básica.
El Palacio en tensión
A los datos de la realidad, que es por ahora la que nuclea el eje por el que transita cierto grado de resistencia creciente, se le deben sumar las propias cuitas sin resolver en el seno del propio Gobierno.
El minúsculo grupo que rodea a Javier Milei se limita a Karina, la hermana y secretaria general de la Presidencia, que junto al asesor Santiago Caputo parecen ser el tridente oficial. En un Gobierno casi sin agenda, el resto orbita sobre la administración diaria de los recursos prorrogados de un Presupuesto 2023 que, en algunos casos, todo indica pueden alcanzar hasta junio, acaso julio.
Donde comienza el segundo semestre.
La semana cerró con una foto y abrirá con otra. Es la del choque de trenes de Palermo, en la línea San Martín, cuando todo apunta a que parte de las razones del hecho están vinculadas a la desinversión. Es verdad que en la mirada amplia se puede hablar de las últimas décadas y licuar la responsabilidad del actual Gobierno. Pero no se cayó un puente: robaron 60 metros de cable, según denunciaron hace algunos días los propios sindicatos ferroviarios.
Probablemente reponerlos lleve un cierto proceso burocrático y administrativo. Pero uno imagina que no debe ser tan difícil para un país del nivel de Argentina solucionar algo así.
La foto que anticipa la semana se va a dar el martes 14 de mayo, en la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados. Ese día, a tres semanas de la Marcha Federal Universitaria, expondrá Carlos Torrendel, el secretario de Educación de la Nación. Hay varios proyectos de financiamiento para las universidades en carpeta en el Congreso.
Entre la falta de quórum que hubo el 24 de abril, apenas un día después de la Marcha, cuando la oposición llegó a sentar 124 de los 129 legisladores necesarios para sesionar, y el “cajoneo” que gentilmente les regala Alejandro Finoccchiaro (diputado del PRO que preside la Comisión de Educación), Milei tiene tiempo para seguir con su agenda privada.
Porque mientras pasan las semanas, el Presidente vuelve a viajar. Será a España, para participar de la campaña electoral de Vox, el partido ultraderechista que reivindica la dictadura de Francisco Franco que duró 40 años en ese país.
Será pocos días antes del todavía vivo Pacto de Mayo. Lo que no es seguro es que el 25 en Córdoba, llegue un Javier Milei con la Ley de Bases aprobada. En todo caso, si es que va a la provincia mediterránea, el Presidente podrá aprovechar para rendirle homenaje a Conan que, como él mismo dijo el 1° de marzo al término de la Asamblea Legislativa, es cordobés.