La Semana Santa Católica, iniciada el 28 de marzo pasado, conmemoró la vida, pasión y muerte de Jesús y culminó el 31 del mismo mes con la Pascua Cristiana, tiempo en el que se recordó su resurrección.
Sin embargo existen otras religiones, como el Judaísmo, que cuentan con su propia celebración santa, a la cual se le atribuye erróneamente la denominación de “Pascua judía” y cuyo nombre real es Pésaj.
Esta celebración iniciará sus actividades el domingo 22 de abril hasta la noche del 30 de abril, en donde las familias se reunirán en sus hogares para compartir rituales, costumbres, rezos, tradiciones y una comida especial para la ocasión.
Se la define también como la “fiesta de la libertad” y consta de dos partes: durante los dos primeros y los dos últimos días del Pésaj, muchos judíos se abstienen de comer pan con levadura y trabajar.
Sin embargo, acuden a servicios religiosos, santifican con la jornada del Kidush (rezar con el vino), y comparten en familia diferentes platos de la extensa y deliciosa cocina judía.
El rabino argentino Diego Vovchuck, de la Comunidad Or Israel y Seminario Rabínico Latinoamericano, explicó con firmeza que el concepto de Pascua Judía no es lo correcto. “Surge decirlo porque habitualmente, tanto la Semana Santa Católica como nuestra fiesta judía, suelen coincidir en la misma fecha o muy próximas en fecha”, remarcó.
Acotó que el Pésaj, quiere decir: “Saltear”. Esta hace referencia al evento que indica la muerte de los primogénitos durante la décima y última plaga sobre Egipto. Por orden de Dios, los hebreos marcaron las puertas de sus casas con la sangre de un cordero para indicar el fallecimiento de sus hijes.
“Su origen es la Torá (Biblia Hebrea), en el libro de Éxodo, caps. 10 al 12. Recordamos la huida de la esclavitud de Egipto y el camino hacia la Tierra de Israel (Canaan en esa época)”, expresó el religioso.
Además, remarcó que “el evento principal es la cena festiva, que se realiza las dos primeras noches en la diáspora. En Israel es solo la primera noche, la cual se conoce como Séder de Pesaj. Incluye 15 pasos, que constan de bendiciones, alabanzas y el paso más importante: el relato de la salida de Egipto”.
Un gran comienzo marca la festividad del Pésaj
El rabino Vovchuck, quien forma parte de la Comunidad Or Israel cuya sede se encuentra en el barrio de Caballito (Planes 1045, CABA), indicó que hay cerca de 180.000 judíos quienes, no necesariamente, son practicantes o asisten a las sinagogas (lugar de culto del judaísmo).
En cuanto a la preparación de este gran acontecimiento, el Rabino, sostuvo que “un mes antes de la celebración, se quita de las casas todo el jametz, que son aquellos alimentos elaborados con harina de cinco tipos de granos: Trigo, avena, cebada, centeno y espelta. Además, se evitan los fermentados con levadura”
La noche anterior al Pésaj, “se revisa toda la casa para asegurarse de que no haya rastros de esta comida, desde que comienza hasta que termina el Pésaj, ya que no se pueden consumir”.
Además, en la mesa del Séder (que en hebreo significa orden o colocación), hay un plato especial (Keará) con algunos elementos simbólicos: Huevo duro o asado, para recordar la dureza del faraón. También hierbas amargas, para recordar los tiempos amargos vividos por los judíos en esa época. Un hueso, que evoca que Dios nos sacó de Egipto con mano dura y brazo extendido. Otras hierbas que recuerdan la primavera”.
Además explicó que el Pésaj “debe caer en la primavera del hemisferio norte, donde se consume una mezcla a base de manzana o dátiles, miel y nueces. Simboliza la argamasa, con la cual los judíos tenían que fabricar los ladrillos cuando fueron esclavos”.
Por otro lado religioso del evento, agregó que no puede faltar el Matzá, una galleta sin leudar que se relaciona all pan que comieron les judíos al salir de Egipto. En cuanto al significado y trascendencia en la sociedad del Pésaj, Diego Vovchuck, es partidario de que, “es una festividad didáctica, está pensada para aprender y transmitir, por lo cual los niños tienen un lugar fundamental como parte del Séder”.
Incluso, manifestó que “hay un momento especial, en la que los chicos hacen preguntas para entender más sobre la celebración y para evitar que se duerman durante la cena. Escuchan el relato y hacia el final de la comida, buscan el afikomán, un pedazo de Matzá, y al encontrarlo reciben un premio”, concluyó.