Cada 11 de febrero se celebra el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia. Así lo definió la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el 22 de diciembre de 2015.
Desde ese entonces, se conmemora este día en reconocimiento al papel clave que desempeñan las mujeres en la comunidad científica y la tecnología. También, para incentivar la paridad de género en el sector, y que las futuras científicas tengan más posibilidades de crecimiento.
Aunque hubo avances significativos en el último tiempo, aún hay un largo camino por recorrer. Según la ONU, solo una de cada tres investigadoras a nivel mundial son mujeres.
Además, solo el 35% de quienes estudian Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM, por su acrónimo en inglés), son mujeres. Así lo identificó la Unesco y la Fundación L’Oréal.
La tecnología: ¿el trabajo del futuro para las mujeres?
La Unesco también identificó que ellas representan menos del 30% en el campo de la investigación científica. De esa forma, las brechas de género “reducen las posibilidades de innovación y de nuevas perspectivas para abordar los desafíos actuales y futuros”.
La Inteligencia Artificial irrumpió para formar parte de la vida, de manera que es imposible pensar un futuro laboral sin ella. Se sabe que habrá empleos que serán reemplazados por esa tecnología, por lo que el mercado de trabajo exigirá mayor nivel de formación y competencias. De acuerdo a la ONU, la mitad de los empleos actuales habrán desaparecido en 2050.
En ese sentido, se estima que las mujeres perderán 5 empleos por cada 1 ganado debido a la Industria 4.0, en contraste con la pérdida de 3 empleos por cada 1 ganado por los hombres.
¿Y en nuestra región?
El panorama es esperanzador. América Latina y el Caribe, junto a Asia Central, alcanzaron la paridad en la proporción de hombres y mujeres en el sector de investigación.
Sin embargo, de acuerdo a un estudio de ONU Mujeres, ellas aún se encuentran subrepresentadas en los niveles más altos de las carreras profesionales. En junio de 2019, los países de la región con mayor cantidad de investigadoras eran: Venezuela (con un 61.4 %), Guatemala (53 %) y Argentina (52 %).
A nivel nacional, el porcentaje total de mujeres en puestos de investigación en el Conicet equilibró en los últimos años. Como sucede en Latinoamérica, las mayores disparidades se encuentran en los cargos más altos, es decir que en el inicio de la carrera suele haber equilibrio entre géneros.
Así lo determinó la Fundación LÓreal, quien junto a la Unesco y en colaboración del Conicet desde hace 17 años entrega el premio “Por las Mujeres en la Ciencia”. En él, se reconoce a científicas de distintos lugares de Argentina. Asimismo, 10 de ellas recibieron este galardón en su versión internacional.
Ciencia para exportación
Son muchas las investigadoras del país que marcaron su camino en la ciencia. Una de ellas es Celeste Saulo, quien se convirtió en la actual secretaria general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Del Conicet al mundo, la científica argentina primero pasó por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), donde se desempeñó como la primera directora mujer desde 2014.
Por su parte, la OMM se dedica a la cooperación y el desarrollo de conocimientos técnicos sobre tiempo, clima y agua. Desde que Saulo está a cargo, se comprometió a trabajar para que todos los Estados tengan un sistema de alerta temprana de tormentas, huracanes, nevadas u otros fenómenos que pueden provocar desastres ambientales. Hoy, un 50% de los países aún no lo poseen.
También se refirió a la medición de los gases por efecto invernadero. “No hay estándares compartidos a nivel global para establecer mecanismos de medición, por lo cual la contaminación ambiental proviene de diversas fuentes y deberíamos tener el recurso para poder medirlo de una manera en la cual todos los países estemos de acuerdo”, afirmó en un comunicado de Naciones Unidas.