El IX Encuentro Oficial del Grupo de Puebla realizado en México concluyó este domingo y contó con la participación de políticos de más de 20 países. “En Unidad Avanzamos” fue la consigna que sintetizó una nueva cumbre que se propuso fortalecer los mecanismos de integración regional al avizorar el declive hegemónico de la unipolaridad a nivel internacional y de Estados Unidos en el continente.
La caída del Patrón Dólar, la situación en Ucrania y el injerencismo estadounidense fueron los ejes centrales trabajados por un conjunto de actores que coinciden en que se presenta una oportunidad histórica producto de la crisis.
Integración regional
El noveno encuentro del grupo latinoamericano se desarrolló en la ciudad mexicana de Puebla entre el 29 de septiembre y el 1 de octubre, en el mismo sitio donde se fundó el espacio. En la declaración conjunta se hizo énfasis en dos vectores de orden político: el escenario regional adverso producto del avance del neoliberalismo, y la oportunidad histórica que deviene de la crisis internacional de poder. A propósito, se instó a fortalecer los mecanismos de integración regional como el camino a recorrer para constituir a América Latina y el Caribe en un nuevo polo de poder mundial.
“Observamos con optimismo la reactivación del SICA, UNASUR y CELAC«, se destaca al inicio del texto, que también añade el rol central del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF). El Grupo de Puebla convoca a revitalizar los espacios de coordinación regional en lo político, lo económico y lo cultural “para defender la autonomía, la dignidad y la seguridad material” de los pueblos de la región, tal cual señaló Silvina Romano, consejera del espacio.
Hacia un nuevo modelo
Además, la declaración hace una especial mención a la necesidad de rediseñar la arquitectura financiera global. Heredero de los tratados de Bretton Woods que expresaron los intereses de los ganadores de la Segunda Guerra Mundial, el sistema de gobernanza mundial con base en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el Banco Mundial (BM) es fruto de continuas críticas.
Diversos referentes políticos plantean específicamente que la arquitectura financiera dista de expresar la nueva correlación de fuerzas a nivel internacional, a ochenta años del inicio de la Guerra Fría que la fundamentó.
En efecto, el Grupo de Puebla convoca a acompañar un nuevo sistema adaptado a las necesidades financieras “de corto, mediano y largo plazo” de la región. De este modo, sugiere reemplazar el “Modelo Neoliberal” por un “Modelo Solidario de Desarrollo” basado en la inclusión social, la generación de valor y la transición ecológica de acuerdo a una institucionalidad social que construya las bases de “una nueva ciudadanía democrática”.
Canasta de monedas y crisis climática
En consonancia, el grupo convocó a reforzar la coordinación entre diferentes organismos subregionales para avanzar en una moneda única frente y una nueva institucionalidad acorde a las necesidades financieras del continente. La caída del Patrón Dólar, hegemónico desde su instalación tras la Crisis del Petróleo en 1973, ha abierto una ventana de oportunidad para aquellas naciones que, amparadas en su poder monetario, proponen transitar a un sistema de comercio internacional a través de monedas nacionales en lugar del dólar estadounidense.
Luiz Inácio “Lula” Da Silva, presidente de Brasil, fue uno de los primeros en plantear una nueva lógica al advertir el proceso de desdolarización del comercio internacional, acelerado luego del estallido bélico en Ucrania. El esquema multipolar, en franco ascenso ante el declive del Unipolarismo Financiero anglosajón, impulsa una propuesta con base en una Canasta de Monedas nacionales en la que el comercio internacional exprese de modo fiel el poderío monetario y productivo de cada país. La declaración del Grupo de Puebla reconoce el rol de Brasil como miembro de los BRICS, alianza multilateralista que cuestiona la dependencia del dólar con asiento en las finanzas en lugar de los bienes de producción reales.
Asimismo, la declaración hace referencia a la crisis climática a escala planetaria responsabilizando al “Norte Global”. “Llamamos a asumir responsabilidades diferenciadas para enfrentar un fenómeno compartido”, indica el texto. En esa línea, resalta el trabajo conjunto entre Lula y el presidente de Colombia, Gustavo Petro, en la revitalización de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), en diálogo con los principios del Acuerdo de Escazú.
Paz en Ucrania e injerencismo regional
A su vez, la declaración se pronunció en favor de “explorar la posibilidad de un diálogo en busca de paz” en Ucrania, destacando el posicionamiento de líderes internacionales como el Papa Francisco, el propio Lula y hasta el mandatario de China, Xi Jinping. En un contexto de debilitamiento de la estrategia guerrerista unipolar, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) discute la decisión de sostener el suministro de armas a Kiev, factor que le permite prolongar el enfrentamiento que permita aislar a Rusia y fracturar la asociación multipolar entre Asia y Europa.
Además, denuncia las “medidas coercitivas y unilaterales” que, violando la Carta de Derechos Humanos de la ONU, ejercen un bloqueo económico sobre Venezuela y Cuba. El redespliegue estadounidense en América Latina genera escepticismo en la dirigencia organizada en el Grupo de Puebla, que también rechaza el mecanismo de guerra jurídica orquestado por altos funcionarios del Comando Sur del Pentágono, interesados en los recursos estratégicos del Cono Sur. Por último, repudia el “injerencismo de la OTAN” que opera a escala internacional “exacerbando” conflictos de orden geopolítico.