Un grupo de investigadoras del Consejos Nacional de Investigaciones cientificas y Tecnicas (Conicet) confirmó que existen poblaciones de mosquitos resistentes a las fumigaciones. Es así, que el estudio realizado en el Área Metropolitana de Buenos Aires identificó que circulan especies de aedes aegypti, transmisor del virus del dengue que sobreviven a los insecticidas con piretroides.
Este tipo de insecticida, ataca una proteína ubicada en las membranas de las neuronas, a las cuales estimulan hasta provocarles parálisis o la muerte. Así lo confirmó la investigación publicada en la revista “Parasites & Vectors”; a su vez explica que las razones son las mutaciones genéticas.
Este trabajo se realizó por primera vez en Argentina con la sospecha a partir del caso de Brasil. En el país vecino, se sabía de la existencia de mosquitos que habitaban el territorio no desaparecían con los productos químicos utilizados para controlarlos debido a que desarrollan su resistencia genética.
Allí radica la importancia de mirar países de Sudamérica porque los virus como el dengue son de carácter regional. Además por la manera de contagiar, que es a través de los mosquitos, la única manera de bloquear este proceso es matando a los mosquitos infectados.
Más detalles de la investigación
La investigación se desarrolló en el marco de la Red Argentina de Vigilancia de la Resistencia a los Plaguicidas de uso en Salud Pública (RAReP). Uno de los campos abordados fueron tres puntos geográficos del partido de La Plata. Por un lado, la zona del Bioparque (ex Zoológico) y el cementerio municipal, consideradas periurbanas. Por otra parte, la localidad de Arturo Seguí, que fue tomada como rural por la menor densidad de viviendas.
Hay tres genotipos o variedades genéticas. Por un lado está el sensible, es decir el de aquellos individuos que son alcanzados por el efecto del insecticida y mueren por volteo. Por el otro, el R1 que tiene una mutación que los hace resistentes, pero en un nivel bajo. Y, por último, el R2 que presenta dos mutaciones y se asocia a una resistencia alta.
Lo que arrojó el estudio demuestra que “en los asentamientos urbanos del Gran Buenos Aires hay poblaciones R1, que en muchos municipios incluso superan en cantidad a las sensibles. La situación en el noroeste del país es más complicada: allí detectamos grupos R2”, explicó al Conicet Sheila Ons; que es investigadora en el Laboratorio de Neurobiología de Insectos vinculado al Centro de Endocrinología Experimental y Aplicada (CENEXA, CONICET-UNLP- asociado a CICPBA).
Al mismo tiempo, la autora principal del proyecto, en estas zonas se encontró el genotipo R1 pero la mayoría eran sensibles. “Esto indica que, cuanto más se usan los insecticidas, evolutivamente se va seleccionando el genotipo resistente y de a poco van quedando solamente los individuos con esta ventaja genética, que a su vez tienen descendencia con una mayor proporción de resistencia”, dijo.
Estas investigaciones forman parte de la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya que sin estos datos, las fumigaciones irían sin dirección estratégica. Es por ello que, teniendo en cuenta que el pico de reproducción de hembras aedes aegypti es de febrero a marzo, esparcir estos químicos fuera de esa época favorece a las mutaciones genéticas.
Es así, que estas investigaciones son elevadas a la cartera de salud de la Nación a modo de tener en cuenta que el uso indiscriminado de insecticidas no genera resultados. E invitan a pensar políticas de prevención y diseñar estrategias de control.