El pasado sábado, cientos de manifestantes volvieron a las calles de Lima, Perú, para pedir la renuncia de la presidenta Dina Boluarte y el adelanto de elecciones. Durante la jornada se produjeron enfrentamientos con la Policía y hubo al menos tres detenides. Esta protesta fue la segunda de la semana en la capital del país desde que el miércoles se reactivaron las movilizaciones tras cinco meses.
Además de la renuncia de la jefa de Estado y el adelanto de los comicios, la marcha, convocada por organizaciones de izquierda, se organizó para reclamar por la disolución del Congreso.
La movilización en Lima
Esta marcha fue menor que la del miércoles, cuando más de 4.000 manifestantes se hicieron presentes en las calles, y no contó con la participación de opositores de centro y centroderecha.
En esa línea, la Defensoría del Pueblo indicó que la movilización del pasado sábado involucró a dos provincias (1% del territorio) a diferencia de la del miércoles que afectó a 64 provincias, equivalente al 32% del territorio peruano.
En la capital, la Policía lanzó gases lacrimógenos para dispersar a manifestantes que ocuparon la céntrica plaza San Martín. Según informaron la Defensoría y organizaciones de derechos humanos, en ese contexto detuvieron a tres personas.
Aunque la Defensoría no reportó herides, el diario La República sostuvo que hubo 11 en Lima. Además, dicho periódico no citó fuentes pero aseguró que otras 10 personas fueron detenidas.
Por su parte, la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos afirmó en sus redes sociales que se trató de una “represión injustificada” contra la población que estaba en la plaza San Martín para mostrar su rechazo al “régimen de Boluarte”.
Cabe mencionar que les organizadores pretenden continuar la próxima semana con las marchas, para coincidir con la Fiesta Nacional de Perú el 28 de julio. Es por ello que convocaron nuevas protestas para el 27, 28 y 29.
Una de las consignas de las protestas es reclamar justicia por los 50 muertos de la represión policial y militar, tras la destitución del presidente de izquierda Pedro Castillo el pasado 7 de diciembre luego de que intentara disolver el Congreso.