El informe anual de MapBiomas dejó en manifiesto números escalofriantes respecto a la deforestación en Brasil. La plataforma satelital anunció que el total de la superficie deforestada en el territorio es de 20.576 km2, un espacio equivalente a la provincia de Tucumán.
Dicha plataforma integra una red que reúne a universidades, empresas tecnológicas y ONG ‘s que utilizan imágenes satelitales para analizar el uso del suelo terrestre. La misma confirmó, a partir de dichos números, un aumento en el proceso de destrucción del suelo amazónico del 22,3% durante el 2022.
Los datos de la deforestación en Brasil
Acorde al análisis de la información, el 96% de la destrucción territorial corresponde a las consecuencias de la actividad agropecuaria, la cual se encuentra por encima del efecto de otras actividades como la maderera o minera. En tanto, los rastreadores y mineros de oro ilegales sólo representan el 0,28 y 0,05 por ciento respectivamente.
Según las comparativas anuales, Brasil ya había perdido 16.824 kilómetros cuadrados en el año 2021. Por lo tanto, la cobertura vegetal destruida fue un 20% mayor que la devastada en el año 2020. Asimismo, en 2022, la nación sudamericana perdió en promedió 56,4% de Km2 por día de sabanas, selvas, o flora campestre.
Además, el estudio de MapBiomas advirtió que, en los últimos cuatro años y desde que comenzó a publicar sus informes anuales, en Brasil se perdieron unos 66 mil kilómetros cuadrados de vegetación. La dimensión del área destruida es equivalente al 50% de la provincia argentina de Santa Fe, o territorios de países tales como Lituania o Sri Lanka.
Economía agraria y poder político
La expansión del modelo agropecuario y las actividades del sector primario fueron las causas principales de la profundización en la deforestación del pasado año. Un ejemplo de esto es la tala para abrir espacios agrarios, la cual fue responsable del 95,7 % de toda la deforestación registrada.
En los últimos años Brasil se constituyó como uno de los máximos productores y exportadores mundiales de alimentos y llegó a posicionarse como un líder comercial global en productos como carnes y soja.
Vale recordar que el 2022 fue un año electoral en el cual el gobierno ultra derechista del ex presidente Jair Bolsonaro redujo el control y la fiscalización ambiental en favor de la expansión de la frontera agrícola de Brasil. El agronegocio era uno de sus sólidos sostenes electorales.
MapBiomas señaló que el 91% de toda la actividad de tala fue registrada en los biomas de la Amazonía y el Cerrado, conocido como la sabana brasileña. Estas dos regiones ubicadas en el centro, oeste y norte del país son el principal eje del conflicto por la tierra y por el avance del poder económico ruralista sobre zonas preservadas y reservas indígenas.
El proyecto de Lula
A partir del presente año, el nuevo mandatario Luiz Inácio “Lula” da Silva se comprometió a ampliar las áreas de preservación territorial. De esta manera, le otorgó a su gobierno un perfil ambiental que busca elevar a su país a un rango de potencia internacional climática.
En la actualidad, la puja entre el agronegocio y el medioambiente se expresa en los reveses que sufre la administración de Lula en la Cámara de Diputados, la cual cuenta con una mayoría derechista y conservadora. Ese mismo parlamento redujo el poder a las carteras de Medio Ambiente y Asuntos Indígenas.
En la cámara baja, el fuerte bloque ruralista suele tildar de “chiita” a todo funcionario que impulse un proyecto en favor del medio ambiente, acusándolos de “impedir el desarrollo del país”. La derecha brasileña llama despectivamente con ese apodo a los ambientalistas, como metáfora de “extremista”.
La deforestación en detalle
La medición de la devastación en territorio brasilero se basa sobre un análisis de 76.193 puntos en que los satélites emitieron alertas por la desaparición de superficie vegetada en todos los ecosistemas del Brasil. La mayor parte de esas alertas provienen de puntos en dónde se desarrolla la actividad agropecuaria.
Por otro lado, las áreas en las que más se preservó el medioambiente fueron las reservas indígenas. Los datos de la plataforma arrojan que en estas zonas sólo se produjo el 1,4% de toda la deforestación del año 2022.
La Amazonía es conocida como la mayor selva tropical del mundo. Esta región es la que sufrió la mayor devastación correspondiente al 2022 en Brasil. Con una destrucción de 11.926 kilómetros cuadrados representa el 58 % de toda la vegetación deforestada en esa nación.
Según la plataforma, este bioma perdió 21 árboles por segundo a lo largo del año pasado, o el equivalente a 5.128 canchas de fútbol por día. Otras zonas que registraron un avance en la deforestación fueron la Pampa Gaucha, el Pantanal (el humedal más grande en el mundo) y la Caatinga (el mayor bosque seco de Sudamérica).
El ranking de ecosistemas que más superficie vegetal perdieron en 2022, después de la Amazonía, continúa con el Cerrado con 6.597 kilómetros cuadrados deforestados (32,1 % sobre el total medido) y la Caatinga (área semiárida del noreste) con 1.406 kilómetros cuadrados (6,8 %).
Luego, sigue el Bosque Atlántico que representa uno de los ecosistemas más castigados; ya perdió el 71 % de su cobertura vegetal. Durante el 2022 fueron destruidos 100 kilómetros más (1,5 % del total). Sin embargo, este fue el único bioma que registró una disminución de la deforestación respecto a períodos anteriores.
A modo de conclusión, el trabajo de MapBiomas advirtió que las áreas más afectadas por la deforestación durante el año pasado fueron las cubiertas por vegetación selvática con el 64,9% del total. Luego, le sigue, la vegetación sabánica con el 31,3 % y por último las de vegetación campestre con el 3,6 %.