Serguéi Lavrov, ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, intervino en una nueva sesión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) cuestionando al sistema político occidental.
Según su punto de vista, el espacio sufre una profunda crisis producto de una visión unipolar en franca decadencia que se resiste a la emergencia de un nuevo esquema multipolar.
Luego de su gira por América Latina, la presencia de Lavrov demostró un amplio respaldo de diferentes naciones a contrapelo del discurso aislacionista que Washington difundió sobre Moscú.
El declive occidental
El pasado lunes se desarrolló una nueva sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, el órgano de Naciones Unidas conformado por las principales potencias militares, que debaten y definen la agenda de seguridad internacional.
La Federación de Rusia, que preside el espacio durante este mes, realizó una serie de planteos confrontativos contra lo que denomina la “minoría occidental”. Por un lado, denunció el unilateralismo que caracteriza las definiciones del consejo, contradictorio a los principios rectores de la Carta de la ONU suscrita al finalizar la Segunda Guerra Mundial.
En este sentido, Lavrov hizo explícita referencia a las medidas de bloqueo que se ensayaron sobre Rusia desde 2022 y a la manipulación de instrumentos como el FMI.
En su interlocución planteó que el multilateralismo y la globalización, baluartes que occidente presentaba como beneficios, son hoy un escollo para la ambición imperialista de los Estados Unidos.
A propósito, el diplomático advirtió con preocupación la fusión de los asuntos militares entre la Unión Europea (UE) y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que tienen como objetivo desintegrar a Rusia.
No obstante, el canciller ruso indicó que esa visión solo acabó por unirla. Por otro lado, Lavrov desarrolló una serie de reflexiones sobre la organización de la ONU y el funcionamiento de su Consejo de Seguridad.
En primer lugar, sugirió la transferencia de su sede de Nueva York a Rusia para debilitar la influencia norteamericana dentro del espacio, al que considera una extensión de su estructura estatal.
En segundo lugar, propuso la ampliación del Consejo de Seguridad, que reúne a Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Rusia y China como miembros permanentes con derecho de veto y diez rotativos. En efecto, la delegación rusa recomendó la incorporación de naciones africanas y latinoamericanas.
Cosechando los apoyos latinos
La intervención de Rusia en la reunión del Consejo de Seguridad se da al término de la serie de visitas de Estado de Lavrov por América Latina. Desde que aterrizó en Brasilia el pasado 17 de abril, la mano derecha de Vladimir Putin se reunió en primera instancia con su homólogo en Brasil, Mauro Vieira.
Luego, realizó encuentros en Venezuela con Nicolás Maduro y Delcy Rodríguez; en Nicaragua con Daniel Ortega; y en Cuba con Miguel Díaz-Canel. La gira diplomática se encuadra en un momento en el cual Brasil se acopló al grupo de actores que denuncian la hegemonía del dólar y, a su vez, se agrupan para generar una salida pacífica en Ucrania.
Sin embargo, Moscú es consciente del intento norteamericano para volver a hacer pie en -lo que denomina- su “Patio Trasero” ante el declive del Unipolarismo Financiero en los asuntos internacionales. Sin dudas, las visitas diplomáticas a Cuba, Venezuela y Nicaragua expresan la decisión de contener a las naciones más castigadas por Washington.
Maduro, mandatario venezolano, calificó de “llamado a una nueva humanidad” al discurso de Lavrov en la ONU, con el que exhortó a la minoría occidental a respetar a los demás miembros de la comunidad internacional.
Asimismo, durante el encuentro bilateral con el presidente cubano, el ministro ruso ratificó la solidaridad con el país caribeño en su lucha contra el bloqueo y los dictados norteamericanos, aunque también lanzó otras definiciones.
Lavrov también reivindicó la existencia de organizaciones regionales como Celac y Unasur, y explicó que las naciones integrantes del BRICS vienen trabajando hace tiempo para disminuir la influencia del dólar en las finanzas internacionales, reemplazandolo con monedas nacionales.
A modo de síntesis, el canciller ruso planteó que la nueva concepción de la política exterior de Rusia prevé “una mayor atención” a la región latinoamericana a partir de la cooperación y el respeto a la no injerencia en asuntos internos de Estado.
Demostración de fuerza multipolar
El desempeño de Serguéi Lavrov en la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU expresa con claridad una demostración de fuerza del Multipolarismo Pluriversal. La propuesta para ampliar el propio consejo sumando variedad y corriendo el eje atlántico de Washington-Londres-París, y de transferir la sede de Nueva York al este de Europa sintetizan no sólo la definición política de un Estado Soberano, sino que desliza y pone de manifiesto, más bien, un marco de posibilidades que ha desarrollado el esquema multipolar en los últimos años y desde comienzo de siglo.
“No cabe duda de que de nuestro lado está la mayoría mundial, que comparte de lleno nuestros criterios y evaluaciones y está lista para prestarnos apoyo, pese a la presión, el chantaje y las amenazas”, reforzó Lavrov en mesa redonda del Senado ruso.
Cuando el ministro de Asuntos Exteriores del Kremlin declara no sólo expresa los intereses nacionales de Rusia, sino también el de espacios como la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), el BRICS, la Unión Económica Euroasiática (UEEA), entre otros.
De hecho, la profundización del conflicto en Ucrania a partir de febrero de 2022 tan sólo aceleró el despliegue del orden multipolar, y con ello, la expansión de estructuras como el propio BRICS.
El grupo de mercados emergentes conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica anunció que 19 países expresaron su interés en unirse al espacio, mientras se prepara para su cumbre anual en Ciudad del Cabo el próximo 2 y 3 de junio.
Desde su formación en 2006 el grupo sólo había incorporado a Sudáfrica en 2010 como nuevo miembro. Por ende, la solicitud de 19 nuevos países entre los que se encuentran como aspirantes Irán, Arabia Saudita, Argentina, Egipto e Indonesia, sugieren un nuevo nivel de estructuralidad y de expansión que ha adquirido esta formación de carácter multipolar.
En una entrevista con Telesur, el periodista especializado en política internacional, Gabriel Fernández, advirtió que el guerrerismo propio del proyecto unipolar perjudica el despliegue multipolar, ya que concentra los recursos económicos en la industria armamentística que domina el atlantismo.
Entre otras razones, por eso naciones como Turquía han cooperado para romper el bloqueo al Puerto de Odessa por donde se exportan el grueso de granos a nivel internacional. Y Lavrov lo tiene claro.
En una rueda de prensa posterior a la sesión de la ONU, indicó que EE.UU prepara una nueva ronda de guerras para ralentizar la formación de un nuevo orden multipolar. “Pero no por mucho tiempo. A nivel histórico no creo que tenga éxito”, deslizó con seguridad el diplomático ruso.