Brasil aprobó la compra del trigo transgénico HB4, desarrollado en Argentina y modificado genéticamente para ser resistente a las sequías y a potentes agrotóxicos como el glufosinato de amonio. Es el primer país en aprobar la comercialización de este cultivo.
El trigo transgénico HB4 es resultado de la investigación realizada por la Universidad Nacional del Litoral, el Conicet en conjunto con la empresa argentina de tecnología agropecuaria Bioceres. Algunos sectores describen este cultivo como el resultado del avance de la biotecnología local.
Sin embargo, tanto desde la sociedad argentina como la brasileña se cuestiona la aprobación del trigo HB4, ya que su cultivo implica el uso de agroquímicos que alteran el agroecosistema y amenazan la salud. El glufosinato de amonio está prohibido en varios países por estos motivos.
Los riesgos para el consumo humano y los ecosistemas
Según denuncian científiques y ambientalistas, no se realizaron estudios sobre el impacto del consumo de este trigo en humanos ni animales. Es necesario destacar que los productos alimenticios derivados del trigo, en especial el pan, son de alto consumo para la sociedad.
La seguridad alimentaria se ve amenazada en tanto que los cultivos son fumigados con herbicidas. El trigo HB4 está diseñado tecnológicamente para resistir a la fumigación con glufosinato de amonio, que según estimaciones es 15 veces más tóxico que el glifosato.
El glufosinato de amonio causa efectos neurotóxicos, genotóxicos (puede dañar el material genético) y altera la colinesterasa. En Argentina se utilizan más de 25 millones de litros de agrotóxicos al año, en promedio 12 litros por habitante. Esta es la tasa más alta del mundo.
También, los recursos naturales se ven afectados por el desequilibrio de los ecosistemas causado por los agroquímicos. Ponen el agua, el suelo y el aire en riesgo de contaminación y amenaza la vida de los insectos polinizadores