La antesala de la elección en la Ciudad de Buenos Aires quedó marcada por una operación digital, conocida como fake. Mediante una edición hecha con Inteligencia Artificial, el expresidente Mauricio Macri informa sobre la baja de la la candidatura de Silvia Lospenatto y proclama el apoyo al vocero presidencial Manuel Adorni.
El hecho parece extrapolado de alguna serie de ciencia ficción, pero es parte del paisaje cotidiano en la construcción de sentidos, mediada por el vértigo de las redes sociales, que han logrado en algunos casos borrar las fronteras entre la verdad y la mentira.
La política es espejo de la sociedad y moldea sus límites en función de la plasticidad que las mujeres y hombres que la integran muestran, de acuerdo con cada tiempo histórico.
Pero también es la sociedad la que busca, todavía, un marco de referencia en la política, un listado de variables que configuran la vida colectiva. Están íntimamente relacionadas, por eso es un error (“sin querer queriendo”, diría el Chavo del 8), hablar de la “clase política”.
El ejemplo del video trucho, hecho con Inteligencia Artificial, en el que Mauricio Macri aparece anunciando la baja de la candidatura a legisladora porteña de Silvia Lospenatto y el pedido de voto para Manuel Adorni, configuran el punto extremo (hasta que los mismos creadores decidan ir por más), de las campañas sucias.
"Lospennato":
— Tendencias (@TTendenciaX) May 17, 2025
Porque Macri anunció la baja de su candidatura a la legislatura porteña. pic.twitter.com/FeCnZc0YNC
Pero no es la política, es también la sociedad responsable de creer y/o ser parte activa o pasiva de ese mecanismo. Sin clientes no hay trata, se dice en torno a la prostitución.
Sin replicadores, likeadores o comentadores, no podría haber campañas sucias.
Es la sociedad la que actúa (actuamos), con indiferencia y se esto se expresa, en las elecciones 2025, con los niveles más bajos de participación desde los comicios de 2001. Así lo mostraron los números de la semana pasada en San Luis, Salta, Chaco y Jujuy.
Veremos que ocurre en la Ciudad de Buenos Aires, pero no parece haber una efervescencia participativa en un proceso electoral que se adelantó 5 meses a la votación de cargos nacionales, pero que sin embargo se convirtieron en una suerte de debate nacional.
Mauricio Macri, el burlador burlado con un video trucho
Mauricio Macri asumió la presidencia en 2015 procesado por espionaje. Antes de eso, en 2011, su fuerza política armó una operación contra el candidato kirchnerista Daniel Filmus. En ese momento con una campaña de llamados telefónicos que preguntaba sobre el dato falso de si se conocía que el padre de Filmus era contratista de la Fundación Sueños Compartidos, dirigida por Sergio Schoklender y vinculada a las Madres de Plaza de Mayo.
La estrategia de ese tipo de acciones iba de la mano del asesoramiento del ecuatoriano Jaime Durán Barba y seguía el manual de instrucciones de la política exterior del Departamento de Estado de Estados Unidos.
4 años después, cuando María Eugenia Vidal disputaba la gobernación que finalmente ganó en la provincia de Buenos Aires, a uno de sus rivales, al entonces ministro Aníbal Fernández le hicieron la operación de “la morsa”, una semana antes de las PASO.
Allí se lo acusaba de narcotraficante y, una década después, todo quedó en la nada.
En el plano internacional, algo similar le ocurrió al candidato del Partido de los Trabajadores en Brasil, Fernando Haddad. El exministro de Educación de ese país había asumido la responsabilidad de competir contra Jair Bolsonaro, en momento en que Lula estaba detenido, por una causa sin pruebas que sostuvieran su “corrupción”.
El mismo día de la elección un video con supuestas escenas de pedofilia circuló por Whatsapp en Brasil y de alguna manera, el daño surtió efecto. Bolsonaro terminó siendo el presidente.
Llamados telefónicos con información falsa, una entrevista por la que alguien pagó para hacer acusaciones infundadas, ahora la Inteligencia Artificial: lo que cambian son los mecanismos, pero el sentido es el mismo.
Las derechas necesitan de esos ardides porque están acostumbradas a mentir. La prueba más evidente la da el hecho de que las campañas suelen ser promesas vacías y frases que terminan escondiendo los lineamientos de su gobierno.
La novedad es que ahora se pelean entre ellos. Macri, que si esto fuera una pica de barrio debiera llamarse a silencio y bancarse el vuelto, por todas las que hizo.
Pero es la democracia lo que está en juego y aunque el expresidente no sea un ferviente defensor de las instituciones y el juego limpio, el hecho del video falso merece el mayor de los repudios.
Javier Milei, mientras tanto, en medio del tumulto al salir de su votación dijo que “Macri es un llorón”. Escupe al cielo y se emborracha del poder temporal que le otorga el cargo. Se recuesta en los servicios que le presta el asesor sin cargo Santiago Caputo (de la escuela de Durán Barba, con quien trabajó hace unos años).
Y cuenta, todavía, con la indiferencia de la sociedad que parece dormida. Acaso sea la calma que antecede al huracán.
La historia indica que las agresiones a los jubilados; al sistema científico y educativo; a la industria nacional y a los laburantes, no son gratis para nadie. Aunque tarden en pagar la cuenta, la taba de los likes favorables se puede volver cancelación en la vida real.