La Cámara Argentina para la Formación Profesional y la Capacitación Laboral es la entidad que agrupa a los institutos educativos que brindan capacitación en materia de oficios con rápida salida laboral. La misma representa a más de 450 centros de formación en Educación No Formal, distribuidos en todo el territorio nacional.
Para conocer el presente de ese sector como así también sus demandas y propuestas, Nota al Pie dialogó con Hernán Martini, quien se desempeña como director del Observatorio para la Educación y el Trabajo de la asociación.
¿Podría explicar qué es la Educación No Formal?
La Educación No Formal se enfoca en el aprendizaje de competencias específicas, fuera del sistema educativo formal. La misma se basa en la formación continua y en el desarrollo de habilidades prácticas y técnicas que pueden aplicarse en el ámbito laboral o en la vida diaria.
¿Qué características tienen esas capacitaciones?
La Educación No Formal se caracteriza por ofrecer cursos de duración corta. Se trata de capacitaciones con rápida salida laboral.
Los cursos pueden ser en modalidades a distancia, sincrónicas, a distancia asincrónicas, presenciales y mixtas. Además, la Educación No Formal se enfoca en temas específicos y en el aprendizaje de habilidades prácticas.
Las áreas más demandadas hoy en día son la formación en salud, estética y bienestar, administración, oficios, educación y formación. También idiomas, derecho, comunicación, marketing, computación y programación.
¿Cuántas entidades integran la Cámara y cuales son las características de sus socios integrantes?
La Cámara tiene más de 450 socios. Entre ellos, se encuentran entidades de diferentes tamaños, desde pequeñas empresas y monotributistas hasta grandes compañías. Esto muestra una gran variedad en cuanto a su alcance y capacidad.
Los socios son de diferentes tipos, incluyendo empresas, instituciones educativas, asociaciones y cámaras empresariales, entre otros. Esta variedad contribuye a la diversidad y la riqueza de experiencias dentro de la entidad.
En cuanto a la ubicación geográfica de los integrantes, estos se distribuyen a lo largo y ancho de todo el país.
En diciembre último ustedes realizaron un estudio donde indagaron sobre varios temas entre sus socios. ¿Cuáles son los principales datos que arrojó esa investigación?
Uno de los puntos que investigamos es el tiempo de duración de los programas de formación. Según nuestro informe, las capacitaciones que brindan nuestros asociados rondan entre los 3 a 9 meses de duración en el 83% de los casos. Esto convierte al recorrido educativo muy flexible.
La continuidad del proceso de formación en una persona es muy diferente al de otra, los caminos son distintos. Esto es porque las selecciones de cursos o capacitaciones son diversas o porque el orden del aprendizaje también lo es.
Esta característica obliga al sector de la Educación No Formal a adaptar permanentemente sus modelos pedagógicos para que justamente esos caminos sean naturalmente transitables. Es un terreno propicio para el desarrollo de la creatividad.
¿En el estudio indagaron sobre el precio de los programas de formación?
Si, abordamos ese tema y arribamos al dato del ticket promedio de un curso de capacitación profesional, el cual ronda los 17.000 pesos*. Se trata de importes relativamente accesibles de acceso al conocimiento. En términos económicos es una inversión rentable si entendemos que se trata de activos necesarios para insertarse o adaptarse al mercado laboral.
*(Nota: el Importe corresponde a diciembre de 2022. El valor actualizado a junio de 2023 es de $ 25.000 según la web Calculadora de Inflación https://calculadoradeinflacion.com/)
¿Qué perspectivas tienen los socios de la Cámara respecto del futuro del sector?
Según nuestras estimaciones, más del 41% de los emprendedores consideran que mejorarán económicamente. El 67% estima que este año tendrá más alumnos que el año anterior. Solo el 8% cree que tendrá menos matrícula.
Este optimismo no es casual, ya que se trata de empresas, institutos o personas que han visto ampliar su servicio durante los últimos años a pesar de un contexto desfavorable.
Luego de la pandemia el sector tuvo un crecimiento importante y salió del aislamiento con herramientas mucho más modernas. Las condiciones lo habían obligado a cambiar. La educación mediada por tecnología se convirtió en parte de la nueva normalidad.
Los socios respondieron que entre sus principales intereses está el acceso a financiamiento de sus programas educativos con fondos del Estado mediante becas, ¿podría detallarnos al respecto?
Se le preguntó a los asociados sobre medidas destinadas a mejorar sus condiciones impositivas o a dedicar esfuerzos para que más alumnos puedan acceder a sus cursos. La gran mayoría puso por encima esto último, dándole mayor peso a la importancia de abordar esas medidas. Por su puesto que no se trata de una selección inocente, es un beneficio directo a las empresas o institutos que brindan estos cursos.
Sin embargo, eso no lo hace menos interesante, porque evidentemente lo que se observa en el sector, es que hay un mercado que está queriendo acceder a sus servicios, aunque no logra hacerlo por trabas financieras. Superar esa dificultad sería beneficioso tanto para los estudiantes como para las empresas, ya que permitiría ampliar el mercado y mejorar la calidad de los programas educativos ofrecidos.
¿De qué modo podrían implementarse esos incentivos?
La forma de implementar una inversión en este sentido puede hacerse de diversas maneras. Por ejemplo, existe la creación de programas específicos de financiamiento o cambios en la estructura impositiva que afectan a la Educación No Formal. También puede hacerse mediante la promoción de políticas que incentiven a las empresas e institutos a ofrecer más oportunidades de formación y capacitación.
¿Cuáles son sus argumentos para fundamentar la solicitud de esos incentivos por parte del Estado?
En primer lugar, la educación permanente y la capacitación profesional pueden abrir las puertas a un sector de la población que tiene dificultades para ingresar al mercado laboral. Esto puede ser debido a falta de experiencia o de conocimientos específicos. La formación continua les brinda la oportunidad de adquirir las habilidades y competencias necesarias para insertarse en el mercado laboral y mejorar su calidad de vida.
En segundo lugar, la capacitación laboral permite la reconversión profesional en tiempos donde la dinámica del mercado exige la formación y actualización continua en las diferentes áreas. Los trabajadores pueden adaptarse a las nuevas demandas y aumentar su empleabilidad.
En tercer lugar, la flexibilidad en términos de tiempos y modalidades diversas de los cursos. Esto permite adaptar rápidamente la oferta de formación a la demanda de conocimiento del mercado, lo que puede mejorar la eficiencia y la efectividad de los programas educativos.
En cuarto lugar, el desarrollo de competencias y habilidades de la sociedad tiene un impacto positivo en todos los indicadores socioeconómicos del país. Se mejora la calidad de vida de la población, repercutiendo en el crecimiento económico y el desarrollo sostenible.
El desarrollo de competencias y habilidades, además de ser rentable a mediano y corto plazo, tiene un impacto social inmediato.
En el último tiempo, la Educación No Formal ha sumado un número considerable de estudiantes, 40.000 según su informe. ¿A qué atribuyen ese considerable incremento?
En primer lugar, el desarrollo tecnológico ha permitido un mayor alcance de la Educación No Formal. Se han creado nuevas plataformas y herramientas digitales que facilitan el acceso a cursos y capacitaciones de manera remota.
En segundo lugar, el ritmo acelerado de la sociedad moderna ha llevado a muchas personas a buscar alternativas más flexibles y adaptadas a sus tiempos para seguir capacitándose.
En tercer lugar, ha habido un cambio en la concepción general de que efectivamente se puede aprender cosas sin necesidad de presencialidad. Esto ha llevado a una mayor aceptación de las opciones virtuales de Educación No Formal.
Finalmente, hay que subrayar el hecho de que muchos jóvenes no están terminando el secundario. Esto conduce a una mayor demanda de capacitaciones y formaciones en habilidades que no requieren de estudios formales previos.
En la pandemia, todas estas condiciones crecieron exponencialmente, abriendo la puerta a un auge importante de la Educación No Formal.
Ustedes imparten actualmente una diplomatura en Dirección de Centros de Formación Profesional. ¿Cuándo y cómo surgió esa iniciativa?
La diplomatura surge en el año 2022 con el fin de mejorar la profesionalización de las áreas que componen las instituciones educativas y centros de formación. Tiene por objetivo brindar a los dirigentes y líderes de Centros de Formación Profesional conceptos de desarrollo, conocimiento y actualización para el crecimiento de su propuesta educativa.
Se trata de un espacio de entrenamiento, fundado en cuatro ejes principales: el Liderazgo Creativo, la Comunicación Institucional, la Gestión de Venta y el Desarrollo de Equipos de Alto Rendimiento.
¿Qué retroalimentación han tenido de quienes la cursaron?
Con la finalización de cada ciclo hicimos un relevamiento de la valoración de los participantes. Ellos han brindado una alta calificación respecto de la cursada, los contenidos como así también de los expertos convocados. Los graduados expresaron tener una alta tasa de recomendación de la diplomatura.