El pasado martes se publicó un estudio acerca de la gestión de los riesgos ocasionados por desastres naturales y climatológicos. Un grupo de científiques encargades alertaron acerca de que las medidas llevadas a cabo se reducen a la reacción ante un suceso de tal magnitud, más no a prevenirlos.
El informe llevado a cabo por el International Science Council (ISC) indicó que la comunidad internacional incorporó en el año 2015 el Marco de Sendai, una serie de objetivos pensados para reducir el número de víctimas y daños para el año 2030. Esto se realizaría mediante la inversión en prevención y preparación para los desastres naturales más comunes, como terremotos y otras catástrofes climáticas asociadas directamente al calentamiento global y sus consecuencias sobre el planeta.
Sin embargo, el informe sostiene que es “muy improbable” que estos objetivos pensados se cumplan.
Otro peligroso punto que destaca el análisis avalado por decenas de organizaciones científicas de todas partes del mundo es que solo el 5.2% de la ayuda a países en desarrollo para enfrentar los desastres entre los años 2011 y 2022 se destinó a reducir los riesgos de los mismos. El resto del presupuesto fue destinado a las operaciones de socorro, rescate y reconstrucción.
“La magnitud y el impacto de los desastres en las vidas, los medios de subsistencia y los ecosistemas van en aumento, lo que supone un revés para los avances en materia de desarrollo conseguidos con tanto esfuerzo en muchas partes del mundo”, alertaron les científiques.
Nada nuevo frente al desastre climático
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) cuenta con una Oficina para la Reducción de Desastres. Según sus datos específicos, desde 1990 hasta ahora se han registrado más de 10.700 desastres naturales. Dentro de ellos se mencionan: sismos, sequías, inundaciones, erupciones volcánicas, huracanes, deslaves, temperaturas extremas e incendios forestales. Dichas catástrofes habrían afectado a más de 6.000 millones de personas en todo el mundo.
Actualmente, las inundaciones y los huracanes suponen el 42% del total de los desastres, siendo agravados a gran escala por el cambio climático, afectando a más del 50% de la población mundial.
Por otro lado, la Asamblea General de la ONU publicó en el mes de enero un informe que dará lugar a un debate de alto nivel sobre este asunto, y que arrojó como resultado, una vez más, que los objetivos del Marco de Sendai no serán alcanzados.
¿Qué pueden hacer los países para la prevención de desastres naturales?
Mami Mizutori, especialista en reducción de desastres de la ONU, sostiene que “es necesario reforzar las infraestructuras, las comunidades y los sistemas, en lugar de esperar para reconstruirlos después del desastre”.
Por su parte, Peter Gluckman, presidente del ISC, hizo referencia a los sismos que azotaron recientemente a las poblaciones de Turquía y Siria, y pidió específicamente que las inversiones se centren sobre todo en “la planificación a largo plazo y en la prevención. Hay que reforzar los códigos de construcción y establecer sistemas de alerta temprana”.
Desde el ISC se hizo hincapié en que más de la mitad de los países que corren grandes riesgos de verse afectados no cuenta siquiera con un sistema adecuado para evaluar los peligros.
El número de personas que año tras año se ven afectadas por los desastres climáticos aumenta cada vez más. Se estima que en los próximos años los daños directos crecerán, superando los 330.000 millones de dólares anuales de media que alcanzaron en el período que va desde el 2015 al 2021.