viernes 11 de octubre de 2024

Lula o Bolsonaro: se define la perspectiva de América Latina

El candidato del Partido de los Trabajadores es el favorito para su tercer mandato y “el capitán” busca continuar. La región latinoamericana y Argentina, pendientes.
Lula
Lula Da Silva busca su tercer mandato, mientra que Bolsonaro busca la reeleción. Crédito: La Tercera.

Todas las miradas están enfocadas en la elección general de Brasil de este domingo. Luiz Inácio Lula Da Silva es el principal favorito y lo escolta el actual presidente, Jair Bolsonaro. Se pone en juego la conducción política de la economía más grande del continente sudamericano en tiempos de crisis internacional.

El gigante de América del Sur

Brasil tiene un peso específico singular en el mundo. Es el sexto país con mayor población (213 millones); el quinto de mayor superficie geográfica; la 12º economía más grande del planeta y comprende la selva amazónica, un espacio de disputa geoestratégica. Sin embargo, la ratificación de Jair Bolsonaro al frente del Estado o el regreso de Lula Da Silva es de especial interés para América del Sur.

Brasil es el primer socio comercial, no solo de Argentina, sino de la mayoría de los países de la región. Absorbe los recursos económicos de las distintas naciones y proveyendo diferentes bienes y servicios.

En el plano económico, la historia política y la composición de ambos frentes expresan un consenso en materia económica en lo internacional: el libre comercio con otros bloques, ya sean el BRICS, la Unión Europea o la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN). 

Sin embargo, la diferencia sustancial está en el plano geopolítico: mientras Bolsonaro se retiró de los espacios de integración continental, como la UNASUR y la Celac, o bien debilitó el Mercosur, Lula apuesta a fortalecer la cooperación del proyecto sudamericano en el gran concierto de las naciones. Para el actual presidente, las plataformas continentales restan competitividad, para el líder metalúrgico el espacio donde lleva sus proyectos estratégicos.

Integración o dependencia en un mundo en crisis sistémica

En efecto, en la victoria de una u otro gravita el fortalecimiento de la integración sudamericana como proyecto estratégico o la profundización de su dependencia política a otros. 

Desde el comienzo de su gestión, Bolsonaro se alineó a la administración Trump en Estados Unidos y respaldo a la Organización de Estados Americanos (OEA), cómplice del golpe de Estado en Bolivia en 2019; se retiró de la UNASUR, se replegó de la Celac y favoreció las flexibilizaciones dentro del Mercosur.

Estados Unidos operó políticamente todos los espacios institucionales que América Latina y el Caribe creó en las últimas décadas para fortalecer su cooperación en el plano internacional. En el marco de la crisis internacional; en los últimos años la Casa Blanca apostó a desintegrar las posiciones comunes entre los países latinos en un escenario en el que el centro de gravedad geopolítico se desplaza del Mar Atlántico al Asia-Pacífico

Es decir, el esquema Unipolar que venció en 1991 y se apoya en lo financiero pierde terreno contra el esquema Multipolar en franco ascenso y asentado en la producción y el trabajo. Estados Unidos y Gran Bretaña ceden en su enfrentamiento contra las potencias euroasiáticas y trabajan para que América Latina no gane autonomía estratégica.

Para Lula es improtante desdolarizar la región

El politólogo brasileño, Emir Sader, plantea que con la victoria de Lula “se puede consolidar un bloque antineoliberal y desdolarizar la región”. Hace algunos meses, el referente del Partido de los Trabajadores dijo que, en caso de acceder a un tercer mandato, planifica la construcción de una moneda común sudamericana que reduzca el protagonismo del dólar en el comercio regional; robusteciendo la soberanía de las naciones del continente.

“¿Por qué Argentina y Brasil están condicionados a una moneda de un tercer país, de la cual no tenemos ningún tipo de gestión?”, se preguntó Lula en aquel momento.

Sin embargo, la idea es diferente del euro, la moneda común de la Unión Europea que reemplazó a las monedas nacionales y que depende de un único Banco Central Europeo, según ratificó el Tratado de Maastricht.

En el caso de América del Sur, la propuesta es que cada país mantenga la propia para no sufrir asimetrías pero también la creación de un Banco del Sur para financiar proyectos de infraestructura, como un banco de fomento. “No queremos que Sudamérica sea nuevamente un actor de reparto en el diseño de una nueva ingeniería monetaria internacional”, reforzó Lula. 

Cortar o disminuir la dependencia del dólar norteamericano para los intercambios comerciales pero también para los préstamos, es un asunto estratégico; y más en un escenario de crisis de hegemonía norteamericana. El enfrentamiento en Ucrania aceleró su declive como moneda de reserva única. En este marco, la moneda única denominada “Sur” se emitiría por un Banco Central Sudamericano con una capitalización inicial realizada por países miembros de acuerdo a sus respectivas participaciones en el comercio regional.

¿Qué opina Lula de Argentina?

“Está estancado”, dijo el jueves pasado Lula en una reunión con empresarios sobre la situación nacional, y agregó que “no sabe qué pasará” con Argentina a raíz de la crisis social, política y económica. Los dichos del candidato a presidente de Brasil sobre el escenario argentino debilitan al gobierno nacional pero particularmente a Alberto Fernández. Aún así, desde Casa Rosada observan con suma atención el proceso electoral del país vecino.

Argentina apuesta a la victoria del metalúrgico para afianzar el bloque sudamericano. Si bien para Brasil Argentina no es su principal socio, sí es un país importante en relación a los vínculos geopolíticos y económicos. 

El desacople del crecimiento económico argentino con el brasileño desde 1975 hasta la actualidad generó una clara asimetría entre ambos: “Argentina se ha vuelto menos relevante para Brasil; y contrariamente Brasil más importante para la Argentina”, señaló Tomás Bontempo a Ámbito.

Con la elección de este domingo puede abrirse una oportunidad para avanzar en una alianza más estrecha con Brasil. Mientras las potencias del Norte Global están enfrentadas en Ucrania y otros espacios, América Latina puede volver a asociarse para fortalecer una integración regional que le permita ganar autonomía estratégica en el concierto internacional. Sucedió a fines de los ochenta con el Mercosur, sucede en la actualidad con la ampliación del BRICS a partir del ingreso argentino; podría suceder con el eventual fortalecimiento de la Celac y la Unasur a partir de la decisión de Brasil.

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