Desde hace dos años en Argentina se celebra el Día de la Futbolista. En ese marco, para conocer cómo es la experiencia de una jugadora profesional de fútbol femenino, Nota al Pie dialogó con la mediocampista ofensiva, Camila Uzqueda.
Día de la Futbolista: el fútbol femenino ayer
La efeméride es en honor a Elba Selva, futbolista argentina que, en el Mundial de México de 1971, convirtió cuatro goles frente a Inglaterra. En aquella oportunidad, el equipo de 17 futbolistas viajó a México sin entrenador; sin auspiciantes; con poco dinero y con ropa donada para perseguir el sueño mundialista.
51 años después, la realidad del fútbol femenino en el país ha tenido algunos avances importantes. Esto último a partir de la lucha que han dado muchas mujeres en las calles y en sus propios clubes. En otras ocasiones, Nota al Pie escribió sobre el funcionamiento de diversos espacios de género como: el caso en Estudiantes y Gimnasia Esgrima de La Plata o Racing, entre otros.
¿Cómo fue tu acercamiento con el fútbol?
Mi primer acercamiento con el fútbol fue de muy chica. Desde siempre, desde que tengo memoria me gusta jugar al fútbol, me gusta patear la pelota y correr. De todos modos, recién pude empezar a jugar en el Club Estudiantes de La Plata en 2018. En ese año hice las pruebas, quedé y a partir de ahí comencé a jugarlo de manera más seria. Antes lo jugaba en la calle; con mis amigos; o en cumpleaños pero desde ese momento estoy jugando directamente para un club. Ahora tengo otro tipo de responsabilidades, pasó a no ser más solo un hobby o algo que me hacía divertir.
¿Cuáles fueron los principales obstáculos y dificultades que te encontraste?
Los obstáculos y dificultades más difíciles fueron cuando era más chica, no estaba bien visto que las mujeres jugaran al fútbol. Me pasaron un montón de situaciones como: ir a cumpleaños; querer entrar en partiditos o canchas y, como no estaba bien visto, muchas veces no te dejaban jugar; te iban más fuerte o te ponían a un costado con tal de que “no estorbes tanto”. Entonces se hizo muy difícil. De hecho, como no había club o no encontraba, me fui a otros deportes porque me gustaba moverme y el deporte en general pero la realidad es que siempre me gustó hacer fútbol.
Cuando entré a Estudiantes pude disfrutarlo un poco más, el hecho de jugar para un club, de viajar, jugar contra otros equipos. De a poco empecé a darme cuenta de que no era la única que quería jugar al fútbol porque a veces también tenía esa sensación de decir “bueno, ¿soy la única mujer que quiere jugar al fútbol?”, y no, en el camino, a medida que iba haciendo mi vida, me encontré que obviamente no era la única.
¿Dónde estás jugando ahora?
Ahora estoy jugando en Italia, firmé hace poquito con un club nuevo que se llama Riccione. Estoy muy contenta y con muchas ganas de empezar.
¿Cuándo comenzaste a ver el fútbol como una salida laboral?
Comenzar a verlo como una salida laboral es una pregunta un poco difícil porque una se lo toma como un trabajo pero sigue sin bastar como para vivir en el día a día y vivir solo de eso. Obviamente que hay excepciones pero por lo menos en Argentina es bastante difícil poder vivir solo del fútbol femenino. Es verdad que se toma como un trabajo, que conlleva un montón de responsabilidades pero verlo como una salida laboral o “solo puedo vivir de esto”, todavía falta mucho.
Por último, ¿qué le dirías a una chica que le gusta el fútbol y piensa en jugarlo de manera profesional?
A la chica que le gusta el fútbol y quiere empezar a jugar profesionalmente le digo que le meta. No sé si hay un montón, pero hay oportunidades para jugar, que si es lo que realmente le gusta, le dé para adelante. Ahora por suerte las puertas de a poquito se van abriendo. Falta un montón, pero bancando a muerte; que si es lo que le gusta que siga para delante.