El debate sobre y por la educación vuelve a ocupar lugares centrales en los portales y medios de comunicación a partir de la publicación de los resultados del llamado “Operativo Aprender”, realizado a nivel nacional a fines del 2021 para evaluar de forma estandarizada la tan nombrada “calidad educativa”, así como hace menos de un mes la ciudad de Buenos Aires publicó sus propios resultados de las pruebas FEPBA y TESBA.
De esta noticia debemos diferenciar dos debates fundamentales: por un lado la discusión sobre los resultados en sí, pero por otro lado (y principalmente) el rol de este tipo de operativos y pruebas estandarizadas en el despliegue de las políticas educativas y sobre todo (spoiler alert) en el proceso mundial de mercantilización y privatización de y en la educación.
Las pruebas estandarizadas y su rol en la educación
Los operativos de pruebas estandarizadas son parte de la ofensiva neoliberal en la educación, que busca orientar los sistemas educativos hacia modelos privatizadores y mercantilistas, e impulsados por organismos internacionales, como el Banco Mundial. No es de extrañar entonces que este tipo de herramientas hayan desembarcado en 2016 en el primer año de gestión de Mauricio Macri, con Esteban Bulrich en la cartera educativa. Pese al cambio de gestión en 2019, el operativo se ha sostenido y sólo fue suspendido en 2020, a raíz de la pandemia de COVID-19.
En su concepción, estas pruebas ponderan la evaluación como un fin en sí mismo y como un mecanismo punitivo: los resultados obtenidos se presentan descontextualizados de cualquier situación socioeconómica o histórica, y se utilizan para descalificar el sistema educativo público, a les trabajadores docentes, despliega discursivamente la idea de que existe un ranking educativo e incorpora lógicas meritocráticas dentro del sistema educativo público.
Como muestra clara de esto podemos recordar cuando, al presentar los primeros resultados del Operativo Aprender, el entonces presidente Macri planteó que “Hay una terrible inequidad entre los que pueden ir a una escuela privada y los que tienen que caer en una pública”. En otros países, como es el caso de EEUU, los resultados se han utilizado para avanzar sobre el cierre de escuelas, atar salarios docentes a los resultados, despidos de trabajadores y hasta para la reconversión de escuelas públicas en escuelas privadas.
Los resultados del Aprender 2021 y una nueva ofensiva de la derecha sobre la educación pública
Con la publicación de los resultados del operativo 2021 y los de las pruebas estandarizadas propias en el caso de la CABA, la derecha política encarnada en Horacio Rodriguez Larreta y su Ministra de Educación Soledad Acuña, desplegó en distintos medios de comunicación (sobre todo en redes sociales) un ataque con varias aristas, que se corresponde como explicamos anteriormente con los objetivos que tienen este tipo de herramientas en la ofensiva conservadora y neoliberal en la educación. Describen la situación como una “tragedia educativa”, desconociendo en primer lugar el contexto de pandemia durante 2020 y del cual recién estamos saliendo, pero principalmente desconociendo que durante los 4 años previos hubo a nivel nacional (bajo su gestión) una reducción sistemática del presupuesto educativo y, lo mismo que sucede desde hace 15 años en la ciudad que gobiernan.
Responsabilizan a las “escuelas cerradas” durante la crisis del COVID19, disparando contra su oposición política y contra las organizaciones sindicales, mientras hicieron oídos sordos a los reclamos de las comunidades educativas para achicar la brecha educativa que se generaba a partir de la falta de acceso a dispositivos y comunidad para garantizar la continuidad pedagógica. Hace tiempo construyen un discurso que ataca a la formación docente pública y a la tarea pedagógica planteando que les docentes somos “zurdos, viejos, fracasados y sobreideologizados” y que los principales problemas de la enseñanza están en los profesorados.
Casi como calco de aquellas experiencias en otros países del mundo, la derecha argentina utiliza las pruebas estandarizadas para avanzar en contra de los derechos conquistados por décadas de lucha de les docentes y las comunidades educativas. Ejemplos recientes son la modificación inconsulta del Estatuto Docente de la Ciudad y la prohibición del uso del lenguaje inclusivo en las escuelas.
Pensar la evaluación
Cuando se trata de debatir sobre evaluación, como educadores sostenemos que no estamos en contra de la misma: evaluar es una herramienta esencial para el desarrollo del proceso pedagógico. Lo que ponemos en cuestión es el objetivo, las formas, el uso de los resultados por parte de quienes quieren avanzar en la destrucción de la educación pública.
Como docentes organizades proponemos cambiar la perspectiva de la evaluación, corriendo los formatos estandarizados. Que sea una evaluación situada, en contexto de lo trabajado en el aula y haciendo énfasis en los procesos de construcción de los aprendizajes; entendiendo que los puntos de partida no son iguales en cada estudiante y que por ello no podemos esperar el mismo aprendizaje al mismo tiempo en todes, aún enseñando lo mismo. Formas de evaluación que, junto al aumento de presupuesto educativo y el despliegue de políticas orientadas a la mejora de las condiciones socioeconómicas de la población, permitan fortalecer la escuela pública en la que quepan todos los mundos.
*Docente de Escuelas Medias de la CABA,
Profesora de Gestión de Proyectos en la EEM 6 DE 5 de la Villa 21-24 de Barracas
Integrante de la agrupación docente-estudiantil La Rayuela y vocal de la Comisión Directiva de UTE.