lunes 9 de diciembre de 2024

Lanús: vivir con olor a sebo

Vecines del barrio Campomar solicitan que las fábricas que refinan grasa se trasladen a un parque industrial. NAP dialogó con Victoria, integrante de la Asamblea Vecinal Campomar
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Les vecines de Campomar denuncian malos olores que atentan contra su salud. Solicitan que las fábricas que refinan grasa sean trasladadas a una zona industrial para que no se pierda ningún puesto de trabajo. Crédito: Darío Jorge López

En Lanús Oeste, más precisamente en Valentín Alsina (provincia de Buenos Aires), les vecines se declararon en emergencia. Según informan, conviven con graseras que refinan grasa a cielo abierto. Denuncian que todos los días soportan olores nauseabundos que provocan el deterioro constante del barrio y de la salud. También afirman que la grasa tapa los caños de agua, provocando que la zona se inunda casi aunque no llueva.

Luego de 30 años de quejas, les vecines decidieron organizarse en una asamblea para lograr el traslado de las fábricas a una zona industrial. No quieren sacar puestos de trabajo, sino que desean que el trabajo se haga como corresponde. Las graseras están ubicadas en el barrio Campomar, pero también se ven afectados otros como Villa Jardín y Constitución.

Nota al Pie conversó con Victoria, integrante de la Asociación Vecinal Campomar para conocer la situación que viven a diario les vecines de las graseras.

Respirar olor a grasa

“Los vecinos actualmente se ven sometidos todos los días a olores muy fuertes que provienen de la materia prima de estas fábricas, el sebo”, comenzó explicando Victoria. “El sebo son los restos de carne que no se comen. Se cocinan a cielo abierto y con la grasa se hacen productos de limpieza como, por ejemplo, el jabón”, detalló.


Para que estas empresas no contaminen el ambiente deben tener filtros específicos y un correcto manejo de su materia prima. “Esto obviamente, como se puede ver en los videos que tenemos, no se da. Reiteradamente dejan pudrir la carne, sus máquinas chorrean la grasa y todo es un desastre”, declaró.

Los vecinos linderos a las fábricas tienen problemas con las paredes y aseguran que éstas “transpiran grasa. Las plantas se mueren ya que se generan una especie de «lluvias de grasa», no pueden ni colgar la ropa en sus patios”. Además, les vecines creen que toda esa grasa que se posa en la ropa y en las paredes está en el aire y por ende la respiran. En ese sentido, agregó: “El vivir cerca de las graseras produce problemas de piel y respiratorios”.

Una zona residencial con fábricas

Mapar y Hebos son las dos empresas instaladas en Valentín Alsina desde hace unos 30 años. Están ubicadas sobre la calle Otamendi, separadas entre sí por dos cuadras. Ante la solicitud de les vecines de trasladar las fábricas, les dueños afirmaron que se encuentran en una zona industrial, por lo que está permitida su actividad. 

“Esto no tiene sentido porque pagamos nuestros impuestos como zona residencial”, aclaró Victoria. “¿Cómo puede haber una escuela y una Sociedad de Fomento en una zona industrial? En última instancia de ser así se debería replantear la zona como zona residencial ya que el espacio evoluciona con sus habitantes”, cuestionó.

Dario Jorge Lopez
En el barrio Campomar, en Valentín Alsina, muchas noches les vecines no pueden dormir por el olor. “¿Que comemos con ese olor? ¿Te imaginas lo que es comer con olor a carne podrida?”, planteó Victoria, una vecina que reclama por el traslado de las graseras. Crédito: Darío Jorge López

Además, comentó que se habilitó una nueva fábrica en ese mismo barrio, que es siete veces más grande que las anteriores. “Eso hizo explotar de bronca a los vecinos y así nació la Asamblea”, agregó. Se trata de una refinería perteneciente al Grupo Beltran

“Esta nueva fábrica se encuentra a una cuadra de un colegio primario, secundario y un jardincito, y en frente de la plaza principal de la zona. Insisto, ¿Cómo puede ser esa zona industrial?, ¿Cómo se puede exponer a los chicos del barrio a semejante monstruo industrial?”, planteó Victoria.

Una lucha de 30 años

Hace ya unos 30 años que las casas del barrio conviven con las graseras. “Hay un precedente de una del barrio que cerró ya que los vecinos hicieron un acampe en la puerta por varios días impidiendo que sus máquinas se enciendan”, explicó. “El barrio hace rato no está dispuesto a seguir conviviendo con estos monstruos olorosos, pero es la primera vez en mucho tiempo que se une para conformar esta asamblea”, agregó. 

Durante todos esos años, les vecines realizaron denuncias al Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS), a la Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR), y al propio municipio de Lanús. En algunas oportunidades, las fábricas fueron clausuradas temporalmente.

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A las empresas Mapar y Hebos ahora se suma una del Grupo Beltrán. Según les vecines, es mucho más grande, por lo que decidieron organizarse para impedir que continúen las remodelaciones en la fábrica y que comience a funcionar. Crédito: Darío Jorge López

La Asamblea nació en plena cuarentena, cuando el olor era terrible y los vecinos empezaron a ver movimientos en el predio donde ahora está la nueva fábrica. “No lo podíamos creer, estaban empeorando nuestro problema”, afirmó.

Denuncia por amenazas

El miércoles pasado sucedió un hecho que les alarmó. “Violentaron a una de nuestras compañeras asambleístas entrando a su casa alrededor de las 3 AM. Casualmente el acto se dio luego de 3 días de manifestaciones en la puerta de las graseras”, detalló Victoria. No tienen pruebas de que fueron elles, pero creen que fue una gran coincidencia en esa línea de tiempo.

Ante este hecho, decidieron marchar hacia la Comisaría 3° de Valentín Alsina y acompañar a la vecina a efectuar la denuncia correspondiente. Asimismo, realizaron una manifestación en la esquina de las calles Yatay y Perón que comenzó a las 18 horas.

“Esta situación la tomamos como una amenaza directa a toda la Asamblea. Nosotros no tenemos bandera política, somos un colectivo de vecinos con un único fin que es vivir bien”, amplió. Consideran que este suceso es un claro intento por «atemorizarnos, pero sólo lograron unirnos más. Si ellos tienen miedo como para querer callarnos es porque algo bien estamos haciendo”.

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