La Organización No Gubernamental de Derechos Humanos, Amnistía Internacional, declaró responsables del sufrimiento generalizado de la población civil afgana a los talibanes, el ejército estadounidense y las fuerzas de seguridad afganas. Los civiles han sufrido actos de torturas, ejecuciones extrajudiciales y homicidios que sólo hasta mitad de año dejó un saldo de 1.659 víctimas fatales y 3.524 personas heridas, según un informe de Naciones Unidas.
Los talibanes han cometido cruentos ataques apenas unos días después de tomar el poder. Amnistía Internacional ha podido documentar algunas de estas masacres como las ejecuciones contra personas de etnia hazara en las provincias de Ghazni y Daykundi. Sin embargo, la ONG apunta que sigue sin conocerse la auténtica magnitud de los homicidios en el país “ya que los talibanes cortaron el servicio telefónico y restringen severamente el acceso a Internet en muchas zonas rurales”.
La retirada norteamericana
Desde la organización que trabaja para que sean reconocidos y respetados los derechos humanos, solicitaron tanto a los talibanes como al gobierno estadounidense que “cumplan con sus obligaciones internacionales y establezcan mecanismos claros y sólidos para que la población civil requiera reparaciones por el daño sufrido durante el conflicto”.
En agosto, luego de 20 años de guerra, el ejército de Estados Unidos retiró sus tropas del país. Según el canal de Youtube “Ahí les va” de la cadena rusa RT, más de 241.000 muertes fueron consecuencia directa de la invasión norteamericana al territorio afgano.
De esta cifra, señala el canal, los talibanes y aliados eran un tercio, otro tercio funcionarios de seguridad afganos, el último tercio civiles. El 1 % restante del total de víctimas fueron miembros de la coalición amparada por la OTAN, la mayoría estadounidenses.
Estados Unidos y sus objetivos
En una conferencia de prensa del 16 de agosto de este año, Joe Biden, actual presidente de los Estados Unidos, señaló que habían ido a Afganistán en el 2001 on “objetivos claros”: por un lado, atrapar “a quienes nos atacaron el 11 de septiembre de 2001” y, por el otro, asegurarse que “Al Qaeda no pudiera utilizar Afganistán como base” desde donde “atacar de nuevo” a Estados Unidos.
Al mismo tiempo, según la transcripción del sitio oficial de la Casa Blanca, el presidente declaró que su misión en Afganistán “no debía tener el objetivo de construir una nación. No se suponía que fuera a crear una democracia unificada y centralizada”.
De todas maneras, la derrota estadounidense no significó una victoria para el pueblo afgano. El país, que disputaba su territorio entre el gobierno afgano y los talibanes, en menos de diez días de la retirada norteamericana, éstos últimos se hicieron con el poder. El régimen, que pese a ser un grupo fundamentalista, se ha presentado como “gobierno islámico inclusivo”. Además, ya se ha cobrado víctimas y son muchos quienes deciden huir del país.