El Colectivo contra el Gatillo Fácil reiteró su exigencia de justicia al cumplirse ocho años del asesinato de Soledad Bowers. En la noche del 29 de agosto del año 2013, la joven estaba aguardando para ingresar a un local bailable de la ciudad de La Plata, ubicado en las calles 9 y 53. Mientras hacía la fila para entrar a la discoteca, un disparo ingresó por su tórax y la dejó sin vida. Se trataba de una bala que había disparado un agente de policía; quien se encontraba persiguiendo a dos ladrones que habían asaltado una cafetería ubicada a una cuadra del lugar.
La condena
Por el hecho, el agente Mauricio Aguilera fue condenado en octubre de 2019 bajo la figura de “homicidio simple con dolo eventual” con una pena de diez años y ocho meses. De esa pena, solo seis fueron cumplidas de modo efectivo, tras lo cual fue aplicada una reclusión domiciliaria. Recientemente, le fue concedido el beneficio de salidas laborales.
Críticas a la pena aplicada
El Colectivo contra el Gatillo Fácil explicó qué es la figura de “homicidio simple con dolo eventual”. Ese criterio se aplica cuando en una determinada acción se podría ocasionar la muerte a alguien y pese a prever ese posible resultado se continúa con el accionar sin hacer nada para evitarlo. La agrupación se manifestó en desacuerdo con el uso de esa figura legal enfatizando la gravedad del caso puesto que se trata de un funcionario policial.
Al respecto, el colectivo citó las palabras del fiscal Martín Chiorazzi quien había señalado que el policía tuvo un “obrar despreciable”. Describió de ese modo el accionar del agente ya que en su labor había logrado que los ladrones salieran del local, sin embargo disparó en la calle cuando ya no existía peligro contra sí mismo o terceres. En esa circunstancia, el fiscal subrayó que el agente “disparó sin motivo y sin medir las consecuencias”.
Finalmente, el Colectivo contra el Gatillo Fácil recordó la vigencia de la Ley 13.982 del personal policial, la cual establece que el uso de la fuerza debe emplearse sólo si es estrictamente necesario.
Para analizar en detalle el accionar policial en el caso de Soledad Bowers, Nota al Pie dialogó con Claudia Bellingeri, integrante de la Agrupación HIJOS de la ciudad de La Plata, quien brindó su mirada respecto del tema.
La condena que recibió el policía fue de 10 años. ¿Qué opina usted de esa condena?
Desde la Agrupación HIJOS nos parece que es una pena insuficiente. Al menos hubo condena y eso ya es un avance. Durante mucho tiempo la policía se protegía a sí misma mediante abogados que financiaba desde sus redes. Hoy hemos avanzado hasta el punto en que los casos de violencia policial como el sufrió Soledad, reciben condena. Pero diez años parecen insuficientes. No solo por la cantidad, sino también por la calificación del delito que no corresponde. La policía tiene que cumplir con la ley y el cuidado que merecen los ciudadanos, caso contrario se repetirían de manera permanente los casos. Este fue un acto de mucha violencia, el agente debió haberse manejado de otra manera. Soledad recibió un tiro cuando los que habían entrado a robar, ya se habían ido. El policía en su afán de desplegar su supuesta capacidad en el territorio hace un acto salvaje, disparando de modo alevoso.
La condena aplicada al agente de policía fue de unos meses de cumplimiento efectivo y luego obtuvo el beneficio de una pena domiciliaria. ¿A qué considera usted que se debe eso?
La condena cumplida en el domicilio y con la posibilidad de salir a trabajar, es algo que se construyó desde hace mucho tiempo. Para nosotros que somos hijos de detenidos desaparecidos y que hemos sufrido la impunidad, sabemos que las condenas domiciliarias tienen que estar bien fundadas. En este caso entendemos que hay un entramado de las fuerzas de seguridad que se expresa en estos beneficios para con policías. No tienen el mismo tratamiento que cualquier otra persona presa por cometer un delito. Casi nadie esta con una domiciliaria en esos casos.
¿De qué modo debería modificarse la formación de los cuerpos de policía para que estos casos no se repitan?
La Policía debe ser una fuerza que nos cuide. Debe ser una fuerza que esté en el territorio no para perseguir jóvenes por el hecho de ser jóvenes, no usando la violencia de las armas contra los ciudadanos. Para eso falta mucha formación en derechos humanos. Hay que democratizar las fuerzas de seguridad. A pesar de los años que llevamos en democracia, los policías no han podido modificar su manera de ver a los otros. Siempre hay un falso enemigo creado al que se tiene que perseguir. Hoy sabemos que ese enemigo es falso, son los y las jóvenes. Cuanto más luchemos, más ganaremos para construir un camino sin violencias para las y los jóvenes.