En la Argentina de 1907 los magros sueldos de la clase obrera no lograban alcanzar el costo de vida que aumentaba dรญa tras dรญa. En ese contexto asfixiante, la Municipalidad de Buenos Aires decretรณ aumentar los impuestos, y les propietaries de los conventillos no dudaron en trasladar dichos incrementos a los alquileres.
La rabia de les inquilines no tardรณ en hacerse oรญr: rรกpidamente se organizaron en comitรฉs y declararon una huelga. Sin embargo, algo inรฉdito para la รฉpoca se estaba gestando.
Dado que los hombres no podรญan sostener la protesta porque debรญan concurrir a sus trabajos para no perder el empleo, fueron sus mujeres e hijes quienes tomaron la posta y se pusieron al frente del reclamo.
Las inquilinas sacaban a escobazos a los abogades, jueces, escribanes, policรญas y bomberos que pretendรญan desalojar a las familias de sus hogares. Fue asรญ como las escobas se convirtieron en el emblema de la lucha por โbarrer a los caseros y la injusticiaโ.
Un poco de historia
Tras la gran epidemia de la fiebre amarilla de 1871, las familias ricas de Buenos Aires abandonaron la zona Sur de la ciudad y se mudaron al Barrio Norte. Esto permitiรณ que algunos comerciantes adquirieran las casonas patricias y las reacondicionaran para alojar al enorme nรบmero de migrantes que se trasladaban del campo a la ciudad en busca de mejores oportunidades laborales.
Por aquel entonces, en la ciudad habรญa mรกs de 950 mil habitantes, de los cuales 138.200 vivรญan en 2462 conventillos. Esto quiere decir que cada caserรณn albergaba a cerca de 60 personas. La amplia mayorรญa de les inquilines de conventillos eran inmigrantes.
Los integrantes de una familia vivรญan, dormรญan, cocinaban y comรญan en la misma habitaciรณn de 16 o 20 metros cuadrados โel equivalente a un pequeรฑo monoambiente modernoโ. Las condiciones de hacinamiento eran brutales y las enfermedades que circulaban no eran combatidas de forma efectiva por las autoridades.
El alquiler promedio costaba alrededor de 20 pesos, una parte importante del salario obrero de aquel entonces. Debido a los aumentos indiscriminados de productos de la canasta bรกsica, como el pan y la carne, la clase trabajadora vivรญa tiempos difรญciles. Muches inquilines tenรญan la โgarantรญaโ de que sus caseros no los desalojarรญan, pero el aumento de impuestos y su traslado directo al valor de los alquileres se contradecรญa con esa promesa.
La uniรณn hace la fuerza
En agosto de 1907 les inquilines de los conventillos se unieron y formaron comitรฉs de lucha frente al aumento de los alquileres. La huelga implicaba no pagar la renta y fue protagonizada mayormente por las mujeres de la clase obrera y sus hijes, quienes resistรญan los desalojos a escobazos y montando guardia dรญa y noche.
Con las mujeres al frente, la โrebeliรณn de las escobasโ sentรณ un precedente en la lucha por los derechos de les trabajadores.
El conflicto estallรณ en el conventillo โCuatro Diquesโ, situado en la calle Ituzaingรณ 255-279 y en el que vivรญan 132 familias, distribuidas en habitaciones repartidas en los cuatro patios de la propiedad. Les vecines reclamaban que no les aumentasen el alquiler, sino que lo rebajaran un 30%.
Al principio, las autoridades gubernamentales y los caseros no se tomaron el conflicto en serio, pero pronto se sumaron mรกs de 500 conventillos de otras ciudades del interior del paรญs, como Rosario, Bahรญa Blanca, La Plata y Mar del Plata, y del conurbano sur (Lanรบs, Avellaneda y Lomas de Zamora).
Una โguerraโ desigual
Ademรกs de rebajas en los alquileres, las y los huelguistas exigรญan mejorar las condiciones higiรฉnicas de sus habitaciones. Tambiรฉn, que no desalojaran a quienes hubiesen participado de la protesta, ya que conseguir otra vivienda era muy difรญcil por entonces. No obstante, los pedidos de desalojo se iban acumulando en la justicia a la par que el reclamo de les inquilines ganaba mรกs fuerza. Los desalojos y la represiรณn policial no se hicieron esperar.
El coronel Ramรณn L. Falcรณn, entonces jefe de la Policรญa, estuvo a cargo de los operativos y contรณ con la ayuda del cuerpo de bomberos, quienes corrieron a les inquilines a chorros de agua helada en las crudas madrugadas invernales.
La huelga durรณ mรกs de tres meses y tuvo un final abrupto cuando el 22 de octubre de 1907, durante un violento desalojo en la calle San Juan 677, la policรญa asesinรณ de un balazo en la cabeza a Miguel Pepe, un joven militante anarquista de tan solo 15 aรฑos.
โMiguelitoโ era baulero de profesiรณn y se habรญa destacado como orador en los comitรฉs de vecines. Su funeral fue multitudinario y se convirtiรณ en la รบltima manifestaciรณn masiva de la huelga. En su tumba se colocรณ una placa que leรญa: ยซVรญctima de la Huelga de Inquilinos, asesinado por la policรญaยป.
Tras la tragedia, les huelguistas lograron parcialmente sus objetivos: consiguieron la rebaja de los alquileres y que se mejoren โmรญnimamenteโ sus condiciones de vida. Por su parte, los propietarios replantearon las condiciones de renta para que en el futuro nadie volviera a correrlos a escobazos.
La โhuelga de las escobasโ fue tomada como ejemplo y replicada en varias capitales del mundo. Fue un llamado de atenciรณn sobre las pรฉsimas condiciones de vida de la mayorรญa de la poblaciรณn, de las cuales se hicieron eco los principales diarios.