Este lunes, la organización palestina Hamás aceptó públicamente la propuesta conjunta de la República Árabe de Egipto y el Estado de Qatar de un alto el fuego en la Franja de Gaza. No obstante, el Estado de Israel la rechazó al plantear que los criterios definidos no coincidían en absoluto con las condiciones propuestas por el Gobierno de Benjamín Netanyahu.
Nota al Pie analiza la proyección del enfrentamiento a la luz de la campaña militar israelí, la estrategia de Washington, y los posicionamientos de las naciones arábigas con diálogo con Tel Aviv.
Israel descartó la propuesta
Este lunes, Hamás emitió un comunicado según el cual su jefe, Ismail Haniyeh, le informó al primer ministro qatarí y al jefe de inteligencia egipció que aceptó la propuesta de alto el fuego. La misma incluía tres fases con el objetivo de que ésta medida fuera permanente. Khalil al-Hayya, miembro del buró político del grupo islamista, le informó a la cadena Al Jazeera que la propuesta presentada consistía en la retirada de las fuerzas israelíes de Gaza y el regreso de los palestinos desplazados a sus hogares, así como un intercambio de rehenes israelíes por prisioneros gazatíes.
Sin embargo, Israel la desestimó. Un alto funcionario del Gobierno que conduce Netanyahu aseguró que dicha tregua era una versión “suavizada” de una propuesta egipcia que incorporaba conclusiones “de gran alcance” inaceptables para el país hebreo. “Esto parece una artimaña destinada a hacer que Israel parezca el lado que se niega a un acuerdo”, declaró bajo anonimato a Reuters. De todos modos, el premier israelí envió a delegados a examinarla. En paralelo, el presidente chino Xi Jinping afirmó que su país impulsa un alto el fuego, y el ministro del Gabinete de Netanyahu, Itamar Ben Gvir, se burló de Biden en su cuenta de X.
Campaña militar en el Paso de Rafah
En tanto, Israel reanudó su operación terrestre en Rafah. Ordenó la compleja evacuación de 100.000 personas ante un ataque inminente al único enclave que aún no invadió completamente. Además, tomó el paso fronterizo entre Gaza y Egipto, el único que tampoco controlaba. Es probable que la continuidad de la campaña profundice la catástrofe humanitaria gazatí que se cobró la vida de 34.000 personas, además de arrasar centenares de edificios y destruir 30 de los 36 hospitales de la Franja.
Es en Rafah donde se desplazaron forzosamente el grueso de los gazatíes desde el inicio de la operación de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF,por sus siglas en inglés) en octubre. Por otro lado, el bloqueo del paso fronterizo representa un obstáculo para la entrada de ayuda humanitaria, un escenario que el Estado israelí entorpeció de forma sistemática. Expertos militares indican que la campaña sigue su curso sin que se evidencien resistencias significativas de parte de Hamás, y agregan que Tel Aviv parece tener la intención de cerrarla con el control total de la Franja.
Biden despega a Washington de Tel Aviv
Este lunes el presidente de los Estados Unidos de América, Josep Biden, se reunió con el rey Abdullah II, máxima autoridad política del Reino Hachemita de Jordania. Ambos acordaron la necesidad de un alto el fuego en Gaza que permita el flujo de ayuda en la región. “Un camino hacia un Estado palestina y un Israel seguro”, afirmó el mandatario estadounidense mediante su cuenta de X. El reconocimiento estadounidense a la demanda palestina -ratificada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU)- sobre una solución de dos Estados inmediatamente después de que Israel descartase la tregua, representa un claro desvinculamiento de las definiciones políticas de Netanyahu.
El quiebre es tan notable que incluso el gobierno norteamericano interrumpió el suministro militar a Israel hasta que detenga su campaña sobre Rafah. A diferencia de sus anteriores posicionamientos tácticos, en esta ocasión Washington apela a bloquear el recurso militar con tal de quitarle respaldo a Tel Aviv. La estrategia unipolar en derredor de Netanyahu comienza a tomar forma: auxiliar al Estado hebreo en tanto y en cuanto represente una resistencia contra la República Islámica de Irán y sus proxys chiítas, y aislarlo en su campaña en territorio palestino.
Capital político, una disputa fundamental
No obstante el fracaso del alto el fuego, el escenario político comienza a inclinarse en favor de Hamás. Si bien en términos militares sus capacidades fueron hartamente neutralizadas y destruidas por las IDF, la organización palestina puede jactarse de haber cosechado un trabajoso triunfo en el frente político. A siete meses de haber desarrollado la Operación Inundación al-Aqsa, Hamás fue testigo de una precaria pero definitiva articulación de la comunidad internacional en favor de detener la campaña israelí en territorio palestino.
En esa línea se inscriben, sobre todo, las expresiones de altos funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas y la Unión Europea (UE). Por un lado, su secretario general, Antonio Guterres, instó a la “comunidad internacional” a promover, entre otras cuestiones, un alto el fuego para ponerle fin a la “muerte” y la “destrucción”. Además, el diplomático portugués calificó de “error estratégico”, “calamidad política” y “pesadilla humanitaria” el asalto a Rafah, a la vez que advirtió que sus eventuales consecuencias “se sentirán mucho más allá”.
A propósito, el Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Políticas de Seguridad, Josep Borrell, planteó que la vigente operación terrestre en Rafah “solo puede causar más consecuencias humanitarias inaceptables y devastadoras”. En ese sentido, apoyó el alto el fuego inmediato y también la liberación incondicional de todos los rehenes. Asimismo, aclaró que es responsabilidad de Israel garantizar el acceso humanitario “mientras la hambruna se desarrolla en Gaza”. Las expresiones del español y del portugués se suman al convulsivo debate político al interior del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Por otro lado, la Mancomunidad de las Bahamas se alistó este miércoles como el Estado N°142 en reconocer políticamente a Palestina, sumando instrumentos legales a nivel internacional para el país árabe. Este acontecimiento se encuadra en un proceso de reconocimientos políticos, pero también de castigos diplomáticos que sufrió Tel Aviv en los últimos meses. Las protestas callejeras en su propio territorio desgastaron su legitimidad interior, aunque también proliferan manifestaciones públicas como las sucedidas en universidades de Estados Unidos e incluso en estadios de fútbol europeos en solidaridad con la causa palestina.