El miércoles pasado, trabajadores de la industria textil nucleados en la Asociación Obrera Textil denunciaron una fuerte caída del consumo y sus consecuencias en el sector. Diversos gremios informaron que se encuentran en estado de emergencia por la crisis económica marcada por la recesión y las medidas aplicadas por el gobierno nacional en contra de la industria nacional.
En relación a esto último, la Fundación Pro Tejer lanzó un informe cuyos datos relevados muestran un panorama preocupante de cara a la actividad de la cadena de valor. En esa sintonía, el 90% de las empresas encuestadas registraron una baja en sus ventas en el mercado interno.
Les trabajadores, en plan de lucha
Desde el Sindicato de Empleados Textiles (SETIA), la Unión de Cortadores de la Indumentaria (UCI), el Sindicato Obrero de la Industria del Vestido (SOIVA) y la Unión de Trabajadores del Calzado (UTICRA) declararon que existe una paralización de la actividad, con la consecuente reducción de la producción en el sector.
El secretario general de la Asociación Obrera Textil, Hugo Benitez, comentó a Nota al Pie que el sector se encuentra viviendo un momento difícil por las medidas gubernamentales. A raíz de ello, sostiene que por el momento hay 6 mil suspendidos y 715 despedidos en su sector. Según estimó, podría darse un crecimiento en dichas cifras tras el análisis de los gremios restantes.
Esos valores afectan nuevamente a un sector que, según expresó Benitez, costó recuperar luego de superar la debacle que vivieron durante el gobierno de Mauricio Macri. En aquel periodo, el rubro perdió cerca de 11.000 puestos de trabajo, de los cuales fueron recuperados 6 mil durante el gobierno de Alberto Fernadez.
En relación a esto último, el sindicalista aseguró: “Veníamos bien y los empresarios habían hecho inversiones importantes. La producción textil estaba trabajando a pleno pero en 4 meses fue a parar todo al tacho. Hay una lluvia de desempleos y suspensiones en todos los sectores de la industria textil”
Asimismo, sostiene que el gobierno está equivocando mucho el camino: “No se trata de producir un déficit fiscal cero a costa del hambre y el trabajo de la gente. Un país que quiere ser grande y desarrollado tiene que tener trabajo. Un país que sin trabajo e industria no tiene futuro”.
Es por eso que ante la crisis en el sector, los gremios textiles decidieron acompañar las medidas de la Confederación del Trabajo (CGT). De esta forma, serán parte de la Marcha Federal Universitaria del 23 de abril, la movilización del 1 de mayo y el paro general del 9 de mayo.
Luego de dichas jornadas, les trabajadores textiles continuarán en estado de alerta permanente y en contacto con la Fundación Pro Tejer y las cámaras empresarias para ver cómo se va desarrollando la lucha.
La crisis, en datos
Volviendo a los datos duros de la crisis en el sector, la Fundación Pro Tejer realizó una encuesta que relevó el estado comercial de las empresas de la cadena textil e indumentaria durante los meses de enero y febrero.
La entidad establece que el panorama es preocupante en relación a la cadena de valor, ya que casi el 90% de las empresas encuestadas registraron menores ventas en el mercado interno. Los resultados de las encuestas arrojaron que en enero hubo una caída del 21% con respecto al 2023, mientras que en febrero la situación se profundizó a un 40%.
El declive de las ventas, por supuesto, impactó en la producción. De esta forma, el periodo enero-febrero sumó una disminución del 68%, mientras que la actividad interanual sufrió una del 35%.
Asimismo, la fundación destacó la caída en el uso de la capacidad instalada en el 69% de las empresas, con una disminución promedio de 26 puntos porcentuales interanual. Las empresas que sostienen la reducción de producción lo atribuyen a una pérdida del poder adquisitivo.
En tanto, el 34% de las empresas que registraron caídas aseguran que el panorama se da por las “expectativas macroeconómicas y cambio del clima de negocios”. Por otro lado, la caída también está relacionada con los siguientes puntos: la variación de costos de materias primas e insumos, la apreciación cambiaria y el cambio de políticas sectoriales para la industria.
Por supuesto, la crisis de consumo implica menos ventas, producción y empleo. En consecuencia, en los primeros dos meses del 2024, el 51% de las empresas ya tomaron medidas negativas en relación al empleo.
En esa línea, se eliminaron las horas extras, se cerraron turnos y no se renovaron contratos. A su vez, se registró en febrero el 21% menos puestos de trabajo en comparativa con diciembre de 2023. La fundación asegura que la caída de la demanda y recesión en la actividad ya está afectando a las inversiones.
De esta forma, el 79% de las empresas encuestadas determinaron que no realizarán inversiones, incluso algunas cancelaron inversiones planificadas. Por otra parte, desde el sector sindical también sostienen que el consumo interno y los insumos, están parados.
Para Benítez, el gobierno logró bajar la inflación en detrimento de la falta de consumo de la gente: “Acá el que mueve el motor comercial es el trabajo. Cuando el trabajador goza de un salario que le permite consumir lo hace y hace girar la rueda de la economía. Ahora, cuando la gente tiene escasez todo se plancha”, aseveró el sindicalista.