“Que horror, Dios mío”, repite una y otra vez Fabiana Gutiérrez al recorrer las celdas del Espacio para la Memoria Ex Pozo de Banfield. Junto a Julieta González son las protagonistas del film “Donde habite la memoria”, que recuerda las vivencias de mujeres trans en la última dictadura cívico militar.
Las creadoras del documental son María Clara Olmos y Carolina Musso, que lo realizaron como tesina de grado de la Licenciatura de Comunicación Social en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Se estrenó en el marco de la Semana de la Memoria en el Ex Pozo de Banfield (Luis Siciliano 1773, Lomas de Zamora)
Tanto Fabiana Gutiérrez y Julieta González estuvieron detenidas en ese centro clandestino. Además, son dos de las primeras sobrevivientes trans en declarar en un juicio de lesa humanidad por los crímenes cometidos durante el terrorismo de Estado.
Se trató del proceso judicial que culminó el pasado 26 de marzo, en el que el Tribunal Oral Federal Nº1 de La Plata dictó las sentencias para los genocidas responsables de la Noche de los Lápices. Además, para los acusados por los crímenes cometidos en los centros clandestinos Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes, El Infierno de Avellaneda y la Brigada de San Justo.
Eliminar lo diferente
“Donde habite la memoria” es un documental fácil de ver: dura 40 minutos y se encuentra con acceso libre en YouTube. A su vez, es conmovedor, y un importante archivo para la reconstrucción de la memoria trans en Argentina.
Desde un comienzo cuenta la historia de Fabiana Gutiérrez y Julieta González, dos mujeres trans que estuvieron detenidas en el Ex Pozo de Banfield. Tenían 15 y 19 años respectivamente, cuando corría en su pleno esplendor la dictadura militar que comenzó en 1976.
“Queríamos mostrar que, además de sus objetivos económicos, políticos, sociales y culturales, la dictadura tuvo una dimensión profundamente patriarcal y de persecución de todo lo que se saliera de la ‘norma’”, expresó a Somos Télam María Clara Olmos.
“Eso se vio también en las torturas específicas que ejercieron sobre las mujeres militantes, las que decidían no ser madres, las lesbianas o las gays”, continuó la creadora.
En el film, unas conmovidas Fabiana y Julieta contaron los horrores que vivieron en el Pozo de Banfield. Desde abusos sexuales, golpes hasta escuchar las torturas de personas desconocidas en celdas paralelas.
Julieta recordó con mucha emoción el nacimiento de une bebé. “Me gustaría verlo ahora y decirle: no estuviste solito, nosotras estábamos ahí cuando naciste”, reflexiona en el documental.
La lucha por la reparación histórica
“Abordar la situación de las mujeres trans durante la dictadura fue complejo”, compartió una de las directoras, Carolina Museo, a Somos Télam. Esto se debió a que se trata “de un colectivo que ha quedado en los márgenes de los procesos de Memoria, Verdad y Justicia y de los relatos oficiales en torno a los derechos humanos en nuestro país”.
Tanto es así que aún después de la dictadura militar, en la década de los ‘80 y ‘90, las vejaciones a las mujeres trans continuaron. La violencia institucional para con ellas (y sobre todo para quienes ejercen la prostitución), es moneda corriente.
En ese sentido, la intención de las creadoras fue que el documental esté al servicio de la comunidad. Coincidieron que es un reclamo sostenido el de la reparación histórica, por la persecución sistemática a sus cuerpos y sus identidades. “Es una de las grandes deudas de la democracia”, concluyeron.
Por eso, el film no solo destaca las vivencias de las disidencias sexuales en la época dictatorial. También pone luz en los reclamos actuales de las mujeres trans, que piden una jubilación para aquellas que sobrevivieron la violencia estatal y merecen una vida digna.