Días atrás, el dr. Carlos Zin se burló de una investigación sobre una especie de armadillo en el programa “Cristina sin vueltas”, conducido por Cristina Pérez en Radio Rivadavia. Se trata del descubrimiento de un grupo de científiques de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), que publicó los resultados de la investigación en la revista científica internacional Journal of Zoology.
El pichiciego menor (Chlamyphorus truncatus), una especie de armadillo, desarrolló una característica única para adaptarse a su entorno. Se trata de una doble capa de piel y la flexibilidad de casi todo su caparazón, además de otras capacidades biomecánicas para adaptarse a su entorno.
También conocido como armadillo hada rosa, es el armadillo más pequeño que se conoce, pesando apenas unos 100 gramos y midiendo menos de 15 centímetros. Se alimenta de hormigas y otros insectos. Al ser de hábitos nocturnos y pasar su vida bajo tierra, ha sido muy difícil de estudiar.
Ante este hecho repudiable, la Sociedad Argentina para el Estudio de Mamíferos (SAREM), emitió un comunicado. Allí revaloriza la importancia de haber sido una investigación publicada en la revista científica Journal of Zoology, de prestigio internacional, y que estuvo a cargo de profesionales recibides en una alta casa de estudios.
El equipo de investigación está integrado por miembros del CONICET y de la Universidad Nacional de La Plata. Analizaron su piel y las estructuras que se desarrollan en ella, como pelos y glándulas. Como resultado, identificaron características únicas no solo respecto de las otras especies de armadillos que existen sino también del resto de los mamíferos.
La ciencia básica, clave para el desarrollo y la conservación
En el comunicado de la SAREM, destacaron que el episodio fue canallesco, cobarde, cruel y malintencionado. “Lamentablemente este hecho no es aislado y se enmarca dentro del continuo desprestigio que desde las redes sociales y algunos medios de comunicación se pregona hacia el espacio de Ciencia y Tecnología de nuestro país. Es absurdo que se tenga que defender la generación de conocimientos”, denuncian en el comunicado.
Sobre la utilidad de la ciencia básica, destacaron que “hoy es impensado, pero quién sabe qué aplicaciones podría tener este descubrimiento en el futuro, sea en la industria textil o en el desarrollo de máquinas excavadoras que imiten la particular anatomía de este animal. Sin ciencia básica no hay ciencia aplicada”.
“Por otro lado, no está de más recordar la enorme importancia que ha tenido para la medicina el estudio experimental de otras especies de armadillos, por ejemplo, la mulita como modelo para los estudios de lepra”, recapitularon desde SAREM.
Y concluyeron: “Considerando que se trata de una especie endémica, exclusiva del centro de Argentina, si no la estudiamos nosotros, con nuestros recursos e investigadores, ¿quién otro va a hacerlo?”.
Conociendo al singular armadillo
“La principal novedad es la extrañez de su piel. En cuarenta años dedicado a este tipo de estudios, nunca vi un mamífero con la piel así, es algo muy distinto a todo lo conocido”, sostuvo Claudio Barbeito en un comunicado de divulgación de ciencia. Es investigador del CONICET en la FCV y autor de la publicación.
“Investigaciones anteriores ya habían dado cuenta de la existencia de su doble capa de piel, pero la descripción quedaba en eso. Se centraban más que nada en la coraza rosa que lo protege, y que era muy distinta a la del resto de los armadillos. No se había estudiado hasta ahora cómo es esa coraza y cómo está conformado el pelaje que tiene debajo”, explicó Cecilia Krmpotic. Es investigadora del CONICET en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo (FCNyM) y primera autora del trabajo.
Para analizar en detalle la morfología de esta particular armadura, característica por su peculiar color rosado, les investigadores utilizaron ejemplares de la colección del Laboratorio de Morfología Evolutiva y Desarrollo de la FCNyM.
Los armadillos poseen un escudo protector que les ayuda no solo a protegerse de posibles predadores sino también a adecuarse a los espacios subterráneos que ocupan.
Pero a les investigadores les llamó la atención el pelaje debajo de la coraza. A nivel microscópico, presenta similitudes con el que se encuentra en otras especies como los topos marsupiales o ratas topo. Si bien no guardan ningún tipo de parentesco entre sí, siguieron el mismo camino evolutivo para adaptarse a ambientes subterráneos.
Millones de años de evolución y adaptación en los armadillos
“Este animal reúne convergencias evolutivas con otros grupos totalmente alejados de los armadillos, y retiene características propias de su grupo, como esa coraza dorsal, pero altamente modificada. Ese juego de características únicas es muy interesante desde el punto de vista evolutivo y sirve para ver cómo la selección natural fue moldeando a través de la historia las características propias del grupo, dependiendo del entorno donde se especializó para vivir”, resumió Alejo Scarano. Es investigador del CONICET en la FCNyM y también autor de la publicación.
Esta segunda capa de piel de la que crecen pelos blancos, sedosos y flexibles, ubicada bajo el caparazón, habría sido desarrollada hace millones de años como respuesta a sus hábitos casi exclusivamente subterráneos. Además, creen que la modificación de la disposición de los pelos en ciertas partes del cuerpo podría deberse a adaptaciones biomecánicas con el fin de lograr una mejora en el desplazamiento a través de los túneles de suelos arenosos.
Este estilo de vida subterráneo se cree que fue adquirido por un linaje ancestral de la especie, entre 32 y 17 millones de años atrás, como consecuencia de los cambios en las condiciones ambientales de los ecosistemas que habitaba.Al tener un reducido desarrollo de sus ojos, los armadillos deben tener otras estrategias para compensar su sistema de vigilancia ante un posible peligro. Por eso es importante conocer cómo actúan la piel, los pelos y sus órganos sensoriales como las vibrisas, que son los pelos rígidos que sirven como elemento sensorial táctil.