El ajuste fiscal feroz que lleva a cabo el gobierno de Javier Milei ya está dando frutos. Una vez más en la historia argentina, la contracción del consumo por la pérdida de valor adquisitivo de los salarios se traduce en una recesión.
A menos de tres meses de la gestión libertaria, la actividad económica se encuentra en caída libre. Los primeros datos de febrero revelan que la producción, las ventas, la construcción e incluso la recaudación se desplomaron en términos interanuales.
Por experiencias anteriores, se sabe que la principal variable afectada en estos casos es la misma que puede causar una crisis social de grandes magnitudes: la caída del empleo.
Mientras tanto, Milei insiste en su obsoleto discurso anti-comunista y no emite palabra ni política a favor de la industria, el consumo, el empleo y el bienestar de les trabajadores.
Los datos de la actividad económica
La información publicada por la Unión Industrial Argentina (UIA) es contundente. Según la encuesta de indicadores industriales y expectativas, el Monitor de Desempeño Industrial (MDI) registró en enero una caída del 6,9%. El empleo, específicamente, sufrió una contracción del 20,9%.
“Se registraron los niveles más bajos de la serie en las variables de producción y ventas, indicando una agudización de las dificultades en el entramado productivo industrial, especialmente en las PyMES (Pequeñas y Medianas Empresas)”, describe el informe.
A pesar de que las empresas encuestadas consideran que su situación económica está peor que hace un año, los próximos meses se perfilan aún más desalentadores, ya que “esperan el impacto de la calidad del consumo, la obra pública y la menor actividad de otras empresas”.
Como un adelanto del rendimiento de la actividad económica de febrero, el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) informó una caída del 13,7% en el patentamiento de motos, del 18,7% en el patentamiento de autos, del 29% en el Índice Construya y del 25,5% en las ventas minoristas de PyMEs.
Además, se dio a conocer que la recaudación impositiva también sufrió una contracción. Las contribuciones patronales se redujeron un 21,1%, el Impuesto al Cheque un 6,21% y el Impuesto al Valor Agregado (IVA) un 12,6%.
Este último dato generó la inquietud del ministro de Economía, Luis Caputo, quien de forma previa celebró el superávit fiscal resultado del feroz ajuste y el incremento de la recaudación en enero. Un mes después, se evidencia la naturaleza artificial e insostenible de dicho logro.
La falta de política industrial del gobierno
Frente a ese panorama, las medidas de promoción de la industria y el desarrollo productivo brillan por su ausencia en el gobierno de Milei. Ni siquiera las palabras “industria” o “trabajadores” tienen centralidad en sus discursos más importantes.
Esto mismo fue denunciado por el Secretario General de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Abel Furlán, quien aseguró que “hay una decisión de Milei de no tener en los radares a los sectores productivos”.
“Es preocupante que un presidente que expresa poder resolver los problemas de Argentina no tenga política de Estado de cómo desarrollar la industria y generar salarios dignos y puestos de trabajo”, indicó el sindicalista.
En este contexto, no hay dudas de que la situación de la metalúrgica de Acindar, que paralizó sus plantas productivas por la caída de la demanda, fue un indicio de lo que podría ocurrir en la Argentina en un futuro próximo.