Piletas en las casas, colonias de vacaciones, playas, ríos y diversos destinos turísticos se llenan de niñes durante el receso escolar. Sin embargo, para que puedan disfrutar del descanso y evitar accidentes, hay que tener en cuenta una serie de recomendaciones. Incluyen desde el uso de protector solar y de repelentes hasta la precaución de ir a playas que posean guardavidas y respetar sus indicaciones.
Para conocer qué medidas de prevención se pueden tomar para disfrutar de las vacaciones sin ningún problema, Nota al Pie consultó a la dra. Cecilia Rizzuti. Ella es pediatra e integrante del Comité Nacional de Prevención de Lesiones, de la Sociedad Argentina de Pediatría.
Vacaciones en la colonia de verano
Las colonias de verano, cada vez con más oferta, se llenan de niñes cada año. Pero al momento de decidir a qué colonia van a ir, hay que conocer a fondo el lugar. “Hay que fijarse como es el entorno de la colonia, la cantidad de docentes, si los guardavidas están presentes todo el tiempo y si hay un cerco perimetral alrededor de la pileta. También saber qué cuidados va a haber de los niños de parte de los adultos responsables. Hay que ir e investigar, preguntar, sacarnos las dudas para quedarnos tranquilos”, comenzó explicando la dra. Rizzuti.
Existen varias enfermedades que se pueden transmitir en las colonias con pileta, y entre los factores que inciden se encuentra el nivel de cloro del agua. “Si las piletas no están bien cloradas, hay algunas bacterias que pueden ser potencialmente graves, como la que genera el Síndrome Urémico Hemolítico. Es una enfermedad que produce insuficiencia renal, diarrea con sangre y que puede transmitirse por agua mal mantenida. Por eso hay que asegurarse de que sea una pileta en buenas condiciones.”, agregó. También se pueden transmitir enfermedades menores, como la pediculosis (piojos) y hongos en los pies.
Respecto de la revisión médica previa, remarcó que no es solo para la colonia. Es importante el chequeo periódico para que los niños estén controlados, evaluando su crecimiento y su desarrollo. También para “detectar de forma temprana alguna cardiopatía o alguna alteración neurológica que, por ejemplo, lo ponga en riesgo en el agua. Además, se debe controlar si la vacunación está completa para no contagiarse enfermedades”.
Cuando el cuerpo ya no puede regular la temperatura
Al permanecer muchas horas expuestos a altas temperaturas, se puede producir un golpe de calor. “Es una situación grave, en donde nuestro termostato ya no puede regular más nuestra temperatura, que tiene que mantenerse constante a unos 37 grados. Ese termostato enfría o aumenta la temperatura con distintos mecanismos de adaptación. Pero cuando ya es tan extrema, comienza a fallar”, explicó la dra. Rizzuti.
“La piel está roja y caliente, deja de haber transpiración, dejamos de orinar adecuadamente. También puede haber convulsiones, dolor de cabeza, vértigo y desorientación”, desarrolló. Por ende, ante situaciones de mucho calor hay que intentar quedarse en la sombra, mantenerse frescos, hidratarse y ofrecerle hidratación más frecuente a las personas más vulnerables, como las que tienen enfermedades crónicas, “los ancianos y los muy pequeños, que por ahí no registran bien las señales de calor”, agregó.
Además, recordó que “siempre que estamos al sol hay que usar protector solar. Hay que tratar de mantenerse a la sombra fuera de las horas inadecuadas para el sol, que es entre las 11 y 16 hs”. A su vez, aclaró que los menores de 1 año no deberían exponerse al sol de manera directa. “Se debe recordar que la reflexión en arena o nieve también quema, por más que nos parezca que no es el sol directo”, acotó.
Respecto del número de factor de protección solar, mencionó que depende del tipo de piel de cada uno, pero más de Factor 45 sería ideal para les niñes. “Hay que reponerlo cada 3 horas o después de salir del agua. Cubrir también orejas, empeines, la parte de atrás de las rodillas y el puente de la nariz, que son zonas en las que por lo general se olvidan de aplicar. Si se tiene que usar también el repelente, primero se debe poner el protector, dejar que se absorba y después el repelente”, aclaró.
Precauciones con la comida en la playa
En primer lugar, en la playa es importante proveerse de agua segura, que esté potabilizada. Sobre la comida, recomendó que “si no tenemos heladerita se puede llevar comida a la playa que no requiera refrigeración, como frutos secos o frutas. En el caso de los frutos secos hay que tener cuidado con los menores de 5 años, que no deberían consumirlos enteros por el riesgo de atragantamiento”.
A la hora de comprar en algún puesto o vendedor, habría que elegir comida que haya sido sometida a una temperatura alta, como por ejemplo, papas fritas. “Aunque nunca aconsejaría la comida chatarra, entre algo que no se sabe si cumplió con la cadena de frío y algo que estuvo expuesto a altas temperaturas, como las papas fritas, lo prefiero aunque tenga mucho sodio, porque bacteriológicamente es más seguro. Lo mejor es llevar comida de casa en una lanchera o heladerita”, indicó.
Protegerse del sol, y del dengue también
Respecto del dengue, la doctora explicó que están teniendo muchos casos y se espera que aumenten para febrero y marzo, que “son los meses de más incidencia porque es cuando hay más mosquitos adultos. Deberíamos tratar de descacharrar y sacar los reservorios de agua donde el mosquito pone huevos. Pueden eclosionar más adelante, siendo una complicación por largo tiempo”.
Entre las recomendaciones, recordó que hay que usar mosquiteros, espirales y a los niños pequeños cubrirlos con tul en el cochecito, la cuna o sobre ellos mismos. El repelente se puede usar a partir de los 2 meses de edad. En este momento no sólo está el dengue, sino que también el zika, chikunguña y encefalitis equina. “La idea es ser muy cautos, usar repelentes y repetir de acuerdo a las indicaciones del envase. Para ser usados en niños tiene que tener menos de 30% de DEET. Recordar también que después del agua hay que volverse a aplicar”, sostuvo.
Respecto de la vacuna, explicó que no es apta para menores de 4 años ni personas embarazadas o amamantando. Tampoco puede ser usada en personas con inmunosupresión, como les trasplantados o en tratamiento por cáncer debido a que la vacuna es un virus atenuado.