En octubre de 2021, Javier Cristian Sosa llevó a su caniche a la clínica ADAP 24 hs, ubicada en Morón, Buenos Aires. Allí trabajaba el Dr. Claudio Bulgarella, quién atendió al animal e indicó un tratamiento ambulatorio. El perro, que padecía una enfermedad, falleció en su casa horas después de ser atendido. Tras este desenlace, el dueño de la mascota y su ex esposa regresaron al local y agredieron al profesional, quien casi pierde la vida.
Por el hecho, se inició una causa que fue calificada como “violencia y lesiones graves”. Dos años después del suceso, tuvo lugar un juicio oral en el Juzgado Correccional Nº 5, de los Tribunales de Morón, en el cual Sosa fue condenado a 3 años y 6 meses de prisión.
A raíz de la agresión, veterinaries de todo el país realizaron un paro masivo para visibilizar esta situación. La violencia contra estos profesionales de la salud es cada vez más frecuente. Esto sucede, por lo general, a raíz de las demoras en la sala de espera, el costo de la atención y tratamientos, y la poca posibilidad de curación cuando los casos se encuentran muy avanzados.
En este marco, Nota al Pie conversó con el Dr. Bulgarella sobre lo sucedido y las repercusiones del fallo histórico.
La agresión que lo dejó inconsciente
Al ser consultado por ese día, Bulgarella comentó: “El caniche ingresó con un corte muy sencillo en la piel, de 2 cm. Se le hizo 2 puntos de sutura sin sedación. Estaba muy enfermo, tenía una enfermedad en la sangre transmitida por garrapatas”. “Se le indicó antibióticos y antiinflamatorios, y el animal volvió a casa con todo el estado crítico de salud en el que estaba anteriormente”, detalló.
Cabe resaltar que el animal fue atendido en varias veterinarias y estaba con tratamiento ambulatorio. Aunque le faltaba una punción medular, su estado ya era crítico.
Cuando el animal falleció, el profesional se encontraba en otra clínica realizando una cirugía. “Me llaman para decirme que estaba sucediendo un acto de violencia verbal hacia la secretaria”, indicó. Frente a la situación, se dirigió al consultorio, donde se encontró con Sosa y su ex esposa, Gladys Portesani.
“Ella comenzó con un cuadro de mucha violencia y hostigación verbal y física”, señaló. Según explicó, comenzó a hablarles para calmar la situación, pero Sosa lo golpeó con el puño. “Me agarra desprevenido. Quedé inconsciente en ese momento y me trasladaron a la guardia del Hospital Güemes”, agregó.
Como resultado de las agresiones, tuvo fracturas en el rostro y un trastorno ocular importante. “No perdí el ojo izquierdo, pero sí la sensibilidad de ese lado de la cara y un poco el gusto también”, comentó. Por esta razón, debió someterse a una cirugía para que le coloquen dos placas de titanio y tornillos.
“Estuve 4 meses sin trabajar. La comunidad médica veterinaria, todos mis colegas, me ayudaron mucho en lo económico”, señaló. Cuando se reintegró a sus funciones, no volvió a hacerlo en el mismo lugar, ya que ese hecho repercutió mucho en él.
Una sentencia que marca precedente
El Dr. Bulgarella realizó la denuncia esa misma tarde, y mientras estaba internado le tomaron declaración. “Ni yo ni mis compañeros llamamos a ningún medio de televisión o radio. Fueron estas personas las que se comunicaron con ellos diciendo que nosotros habíamos matado al perro”, aclaró.
En referencia a Sosa, comentó que “tenía antecedentes y en estos dos años estuvo preso hasta el día del juicio, que fue el 27 de noviembre a las 9”. “Estuvimos unas 5 horas y el juicio se lo ganamos. Había demasiadas pruebas en su contra”, afirmó. A su vez, señaló que los agresores presentaron 14 testigos que no estuvieron en la clínica. “La jueza autorizó a uno solo que fue quien supuestamente enterró al perro en la casa”, detalló.
Respecto a la pena de 3 años y 6 meses, sostuvo “Mis abogados están con la decisión de pedir a la Cámara Penal que se pueda extender el tiempo carcelario”. “No estoy conforme con la sentencia porque es una persona con muchos antecedentes, es reincidente”, remarcó.
Volver a trabajar con convicciones
Bulgarella también explicó cómo es regresar al trabajo con estado postraumático. “Trabajo con 3 personas en el consultorio y no lo hago más de noche. Siempre hay personas que tienen actos de mucha agresividad, de llegar muy tarde cuando los animales ya están muy enfermos”, manifestó. “Vienen en un estado emocional malo, unos vienen con llantos y otros quieren que el animal se cure en 2 o 3 días y eso no se puede”, comentó.
“Uno no tiene que trabajar con miedo o temor, tiene que continuar trabajando como la vida lo permite. Hoy a los 60 años ya llevo muchos años de profesión, uno sabe cómo trabajar con las personas que, muchas veces, cuesta más que trabajar con el animal”, agregó.
“Hay personas que tienen un estado emocional muy ligado a los animales, una personificación hacia el animal, cosa que no es bueno”, expresó. El factor económico también influye, ya que “hay enfermedades que requieren estudios complementarios y no los pueden pagar. Algunos quieren que los animales se curen muy rápidamente y si van a una clínica tienen que pagar todo junto y no lo pueden hacer”.
Para finalizar, señaló que en reiteradas ocasiones se trata de animales que no cuentan con vacunas, tratamientos y controles. “Animales mayores a 8 años que no tienen ni una muestra de sangre para saber cómo está, tampoco tienen algún estudio cardiológico”, aseguró. Por eso, remarcó que lo principal es realizar estudios de control de forma periódica.