Hace una semana, se dio a conocer la noticia de un veterinario que fue internado en terapia intensiva a raíz de los golpes que recibió de parte de un propietario. El violento episodio sucedió en la veterinaria “ADAP”, ubicada en la calle Hipolito Yrigoyen al 900, en Morón, provincia de Buenos Aires.
Cristian Javier Sosa, de 52 años, golpeó hasta dejar inconsciente a un veterinario que allí se encontraba trabajando. Había llevado a atender a su perra, la cual luego de unos días falleció en su casa. Se presentó en el centro asistencial junto a su esposa, que es abogada, y agredió al profesional actuante.
La Dra. Silvia Raggio, veterinaria y periodista de Nota al Pie, se comunicó con el Dr. Oscar Brogna, ex Presidente del Colegio de Veterinarios de la provincia de Buenos Aires Distrito II, y con el Dr. Damian Galiñanes, quien lidera un hospital veterinario abierto las 24 hs en la localidad de Quilmes.
Trabajar con miedo
La sociedad en sí está cada día más agresiva. Las personas canalizan la agresividad inmediatamente con una reacción desmesurada y violenta. Esto se puede ver en los accidentes de tránsito y en otras situaciones diarias, y también se ve cada vez con más frecuencia en las veterinarias.
“En los últimos tiempos hemos visto un incremento en las agresiones que sufren los veterinarios, en especial los que se dedican a pequeños animales. Muchas veces se trata de escraches, acusando a los colegas de supuestas mala praxis o manifestando que son los causantes de la muerte de su animal de compañía”, señaló el Dr. Brogna.
Pero aclaró algo que es fundamental. “Nunca se difunde en qué condiciones llegó el animal a atenderse, si el dueño siguió las indicaciones de medicación, análisis, etc. Siempre el veterinario es el culpable, es el que me mató al perro”.
Eso origina un encadenamiento de opiniones, muchas veces no relacionadas con les profesionales, ni con la veterinaria en cuestión en forma particular, sino contra todes les veterinaries en forma general. Se los culpa de “comerciantes” “corpos” “insensibles”, etc, porque consideran que su obligación es atender a los animales por vocación, amor y empatía por los mismos, y no pretender querer cobrar por los servicios que presta.
Por su parte, el Dr. Galiñanes expresó: “Creo que vivimos en una sociedad bastante violenta. En particular he sufrido varias situaciones de ese tipo, no física pero sí verbal, en todas las veterinarias en las que he trabajado. Hoy en día tengo un hospital veterinario 24 hs en Quilmes. Varias veces tuve que llamar a la policía para que los propietarios se vayan”.
Por ejemplo, una vez dos mujeres le dijeron todo tipo de insultos porque el ecografista se había enfermado y su mascota necesitaba ese servicio. “La perra tenía una gastroenteritis de origen hemorrágico y se le había indicado una ecografía, pero clínicamente estaba bastante bien. La propietaria se había asustado por el cuadro del animal, estuvo más de 40 minutos insultándome. Creo que si pasaba detrás del consultorio me pegaba, lo cual es muy difícil reaccionar ante ese tipo de situaciones”.
Una cuestión de género
En el caso particular de la violencia de género, cabe destacar que las mujeres veterinarias padecen más hechos de violencia que sus colegas hombres. “Hay muchas mujeres trabajando en mi hospital, una relación de 4 hombres y 20 mujeres. Es muy notorio cuando el propietario masculino se aprovecha de la mujer”, indicó.
En el caso de los animales que deben quedar internados, cuyos cuadros son graves, aunque se realicen los tratamientos correspondientes no siempre se curan. En esos casos, ante la visita de propietarios muchas veces suele ser diferente la reacción si a cargo del animal hay una mujer o un hombre veterinarie, aunque ambos tengan título habilitante y sean exactamente igual de capaces. “Por ahí me ha tocado estar a mí o a otro compañero recibiendo a dueños enojados y no ha pasado ese tipo de situación, pero sí a mis compañeras”.
Veterinaries precarizades
“Quizás seamos la única profesión a la cual se exige que atendamos gratis, o al costo que ellos estimen que vale nuestro trabajo. Si cobramos algo más de lo que ellos estiman, somos ladrones o comerciantes sin escrúpulos”, reflexionó el Dr. Brogna.
“Hay colegas que son agredidos por las redes tildados de “asesinos” con imágenes teñidas con sangre por haber tenido la “osadía” de proponer un conteo de perros en condiciones de calle. Esto da una idea de la locura de algunas personas. Todas estas opiniones que automáticamente se anexan a cualquier escrache aumenta el nivel del conflicto”, indicó.
Se han hecho frecuentes las agresiones verbales, otras veces pasan a otro plano, el físico. Agresiones personales, roturas de vidrieras, ingresos a las veterinarias rompiendo todo, y agresiones físicas, son cada vez más frecuentes. Colegas mujeres agredidas y lastimadas con sevillanas, golpes de puño y con objetos contundentes se describen en veterinarias de la Provincia de Buenos Aires y se producen con una frecuencia cada vez mayor.
“Podemos decir que a las agresiones de las redes no deberíamos hacerle caso, restarle importancia, pero no es así; nos afecta psicológicamente. Es una de las razones por las cuales los veterinarios tenemos una frecuencia 2,5 mayor que otras profesiones de suicidarnos”, señaló con preocupación.
Respecto a lo sucedido, aseveró que: “Este último episodio fue gravísimo; le provocó al colega que estuvo internado en terapia intensiva lesiones en el cráneo, órbita ocular y mandíbula, causa que fue caratulada como intento de homicidio. Lamentablemente, el aprehendido, que fue encarcelado, fue liberado a pesar de contar con antecedentes graves, haber estado preso 18 años y con una condena en 2019 de 5 años y medio, porque se dispuso su liberación antes de recibir los antecedentes”.
Ante esta situación cabe preguntarse: ¿es un hecho aislado o solo difusión aislada de episodios frecuentes? La realidad es que, a los 3 días, en una veterinaria de la calle Constitución, en la Ciudad de Mar del Plata, otre propietarie rompió las vidrieras y no agredió al profesional porque la reja del establecimiento le impidió el ingreso a la misma.
“Todos estos temas de agresiones, más la inseguridad general, ha incidido en la reducción del servicio en la nocturnidad (guardias) y afecta a la población en general. Esto hace que, ante una urgencia, un propietario encuentre dificultades para atender a su mascota. Cuando se vive una situación de este tipo y el desenlace es la muerte del animal, se agrede o se escracha al colega porque, en teoría todos los veterinarios deberían estar disponibles las 24 horas. Aunque con frecuencia la “urgencia” es de hace varios días”, señaló el Dr. Brogna.
Repercusiones ante la medida de fuerza
Ante la convocatoria de realizar una jornada de paro durante el día de ayer, hubo voces a favor y en contra. “El tema es: ¿qué hacer? ¿nada? Si no hacemos nada todo se resume en un “sálvese quien pueda”, o “igual a mí no me va a pasar”. Pero cuando me pasa, aparecen los reclamos de “nadie hace nada”. Parece que esperábamos que los demás hagan algo por uno, pero no uno hacer algo por todos los demás”, expresó el Dr. Brogna.
Y agregó: “El colectivo veterinario, compuesto por Colegio, Círculos y veterinarios particulares consideran, como yo, que algo hay que hacer. Lo mínimo es que la sociedad visibilice el tema, reflexione y tome conciencia de lo que ocurre”. También expresó que “para ello las veterinarias cierran un día, o atienden sólo urgencias, o pegan carteles de adhesión, salen a los medios, explican a sus clientes, etc”.
El veterinario se cuestionó: “¿Se podrían adoptar otras medidas superadoras?”. Y prosiguió diciendo: “Si alguien propusiera algo que mejore las medidas actuales, seguramente los veterinarios lo analizaríamos y, probablemente, lo impulsaríamos. ¿La medida de hoy solucionará el tema de la agresividad de la sociedad para con los veterinarios? No sé, pero lo que sí sé es que, si no se toma ninguna medida, la misma va ir en aumento, y creo que algo debemos hacer, sino la próxima foto de una cara golpeada puede ser la propia”.
Una medida controvertida
Por su parte, el Dr. Galiñanes estuvo totalmente en desacuerdo con el paro porque considera que no va a cambiar nada. “Esta perfecto que se haga este tipo de reclamos, son totalmente válidos. Pero hay que hacerlos desde otro lado. Trabajo desde hace casi 12 años y uno va viendo los cambios que van surgiendo desde el punto de vista tanto del país como del Colegio de veterinarios y no cambia nada”, afirmó indignado.
“Si cerramos tenemos que pagarles igual a los empleados y eso nos genera pérdida. No desde el punto de vista ambicioso, sino porque tenemos un negocio y esta no es la solución. La mayoría de los colegas que se adhirieron por ahí tienen veterinarias pequeñas. Esto es demasiado complejo como para sólo cerrar un día y no atender o brindar sólo atención de urgencia. La gente que va a llevar a vacunar a su perro o que va a controlarlo, se encuentra con que no hay atención. Hay gente que lo entiende y otra que no. Es algo que me genera angustia desde el punto de vista laboral. Habría que reglamentar más cosas desde el Colegio en cuanto a escraches, aunque algo se ha avanzado”, concluyó.