La Organización Mundial de la Salud recomienda que la lactancia materna sea exclusiva hasta los 6 meses de edad. Luego se deben ir introduciendo otros alimentos complementarios a nivel nutricional y saludables, continuando con la lactancia materna hasta los dos años o más. Pero, en nuestro país, se calcula que 4 de cada 10 niñes menores de un año son alimentados con leche de vaca.
Esta situación es advertida por especialistas, ya que la composición nutricional es diferente a la que requieren para su edad. Hasta el año de vida, si la alimentación es de baja calidad nutricional puede comprometer la salud futura. Esto se puede dar al ingerir déficit de nutrientes esenciales y excesos de sodio, proteínas o azúcares. Además, cada día más de 40 bebés son diagnosticados con alergia a la proteína de vaca.
El Centro de Estudios sobre Política y Economía de la Alimentación (CEPEA) llevó a cabo un estudio sobre la dieta de niñes entre los 6 meses y el año de vida. Fue presentado en el XXII Congreso Argentino de Nutrición. Este Congreso se realizó en Mar del Plata, del 15 al 18 de noviembre. Según la investigación, la dieta antes del año de vida, en promedio, está por encima de lo recomendado en aporte de proteínas y sodio. Además, está por debajo en ácidos grasos omega-3, un ácido graso esencial, zinc e hierro.
‘Alimentación en niñas/os de 6 a 12 meses’, es el nombre del estudio que partió de una muestra de 1850 niñes de entre 6 y 12 meses, de la 2a Encuesta Nacional de Nutrición y Salud. Se analizó la composición nutricional de sus dietas una vez que comenzaron a incorporar alimentos, determinando si cumplen o no con las recomendaciones sugeridas en la Guía de Práctica Clínica en Alimentación Complementaria (GPCAC). Esta guía fue recientemente elaborada por el Ministerio de Salud.
La lactancia materna, una aliada fundamental
En la investigación se evidenció que los excesos y déficits de la dieta son más marcados en quienes abandonan la lactancia materna y consumen leche de vaca. Especialistas remarcan que en esta etapa, este tipo de leche está contraindicada por la sobrecarga de algunos nutrientes en ese momento del desarrollo de les niñes.
Según autores del estudio, sostener la lactancia materna y una incorporación de alimentos complementarios más adecuados son claves en la nutrición del segundo semestre de vida. Desde CEPEA advirtieron que, actualmente, dentro del contexto social actual, hay sobrepeso y baja calidad de dieta. Esta preocupación aumenta en niñes de hogares en situación de vulnerabilidad socioeconómica.
“Los patrones alimentarios adecuados durante la primera infancia, además de contribuir al crecimiento saludable y al desarrollo del sistema inmunológico, son claves en la prevención de enfermedades crónicas futuras. Por eso, dada la 2a Encuesta Nacional de Nutrición, nos parecía relevante trazar un buen diagnóstico acerca de cómo las familias están estructurando los patrones alimentarios de los niños/as pequeños/as en tiempo en que incluso está en vigencia la Ley de los 1000 días”, sostuvo el Prof. Sergio Britos, Director de CEPEA en un comunicado.
Cómo debe ser la alimentación entre los 6 meses y el año de vida
Para esa etapa de la vida, las guías alimentarias sugieren complementar la lactancia materna con la incorporación progresiva de buenos alimentos. Pero, según el estudio, esto no está sucediendo como debería. Como consecuencia, podría impactar en el crecimiento, el desarrollo de la inteligencia futura y del sistema inmunológico y en la formación de hábitos saludables en los primeros dos años de vida.
Los resultados obtenidos permitieron establecer que sucede con la combinación de leche de vaca con o sin lactancia materna, sumada a un patrón de alimentación complementaria inadecuada nutricionalmente. Son factores determinantes de una ingesta elevada de calorías, grasas, azúcares y sodio. También de una ingesta elevada de proteínas, que puede representar una mayor carga en los riñones y riesgo aumentado de obesidad a largo plazo. Otras consecuencias son la baja ingesta de vitamina D, ácidos omega-3, y zinc, nutriente crítico para el desarrollo del sistema inmunológico.
Para el Prof. Britos, la mejor opción fuera de toda discusión, “es que el componente lácteo de la dieta entre los seis meses y el año continúe siendo la lactancia materna. Tal como recomienda el Ministerio de Salud, en los casos de niños y niñas que no la reciban, la opción debe ser una fórmula de seguimiento. Presenta un perfil nutricional superior a la leche de vaca y permite una mejor cobertura de las recomendaciones de las Guías de Práctica Clínica sobre Alimentación Complementaria para menores de 2 años, algo que no se logra con la leche de vaca, que no está indicada para esa etapa de la vida”.