Luiz Inácio Da Silva compartió unas palabras sobre la definición presidencial que se resolverá este domingo en Argentina. El presidente de Brasil convocó a les argentines a “pensar” en el país y en la región, en un claro gesto en favor del candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa.
Nota al Pie analiza las declaraciones de Lula a la luz de la crisis internacional, la disputa regional y su referencia creciente en el Sur Global.
Pensar en Argentina
“Argentina es el mayor socio comercial de Brasil en América del Sur y Brasil es el mayor socio comercial de Argentina en América del Sur”, expresó Lula al inicio de un mensaje frente a cámara que se viralizó esta semana en la red social Instagram. A días del balotaje que definirá si Sergio Massa o Javier Milei ocupará el sillón de Rivadavia a partir del 10 de diciembre, el presidente de la economía más importante del Río Bravo hasta la Antártida se posicionó al respecto.
En efecto, Brasil es el primer socio comercial argentino y viceversa. Y desde el Gobierno nacional del Frente de Todos se generó un trabajo diplomático especial para que el vínculo comercial no sea afectado por el factor político-ideológico que distancia al peronismo del bolsonarismo. En ese sentido, el embajador argentino en Brasil, Daniel Scioli, ha revelado diferentes circunstancias que pudieron haber escalado los niveles de conflictividad político pero que fueron neutralizados para poner en primer plano la relación económica-estratégica.
“No puedo hablar de elecciones en Argentina porque es un derecho soberano del pueblo argentino”, aclaró Lula y luego enumeró los beneficios laborales y comerciales que comparten ambos países.
“Necesitamos el uno del otro y estar juntos. Si tenemos divergencias nos sentamos en una mesa y negociamos. Fue así como convivimos hasta ahora”, expresó el líder regional, en clara alusión a la disputa política abierta en Argentina.
La visión regional de Milei
“Para eso necesitas tener un presidente que quiera la democracia, que respete las instituciones, que quiera el Mercosur, que quiera a América del Sur”, fue una de las frases claves que lanzó Lula. Referencias concretas que polarizan con la propuesta de política regional del candidato libertario. Fue Milei quien trató a Lula y a Xi Jinping de “comunistas” y utilizó ese argumento para plantear que interrumpiría los vínculos con ambas potencias en caso de ser electo presidente.
A su vez, su abierto rechazo al mecanismo del Mercosur también expresa su perfil geopolítico en la región: no contribuir a los procesos de integración de América Latina. También han llamado la atención sus declaraciones sobre la Cuestión Malvinas, causa irrenunciable del pueblo argentino, insinuando que hay que respetar el derecho de autodeterminación de los kelpers.
En esa misma línea también se inscribe su mirada sobre la política de seguridad. Al igual que durante el gobierno de Cambiemos, el tándem Milei-Villarruel planteó que las fuerzas armadas “tendrán tareas” en la seguridad interior, una mirada que retrotrae a la Doctrina de Seguridad Nacional de las décadas del sesenta y setenta.
Unidos o dominados
Lula hizo énfasis en los intereses nacionales de Argentina como un eje central al momento de definir la elección y destacó la necesidad de que el próximo presidente “piense en la creación de un bloque importante”. El tres veces presidente brasileño señaló que el mundo “está dividido en bloques” y por eso es necesario que América del Sur se constituya en uno para comerciar con el resto del mundo.
“Podemos hacer un trato desde el Mercosur con China, la Unión Europea, los Estados Unidos, pero para eso tenemos que estar juntos. Si peleamos no vamos a ninguna parte”, sentenció.
La confrontación a nivel internacional entre el Unipolarismo Financiero anglosajón y el Multipolarismo Pluriversal reconfiguró el escenario de relación geopolíticas a escala mundial. Al igual que en la etapa previa al Consenso de Washington, los bloques regionales, continentales e internacionales han vuelto a cobrar vigor. En esa línea se inscriben instancias como la propia Unión Europea y el G7 pero también los BRICS, el ASEAN, la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), la Liga Árabe y la Unión Africana, entre otros.
En ese marco, Lula no solo convoca a la unidad regional sino que lo plantea como una condición para que el continente afronte los desafíos que el mundo presenta en la actualidad. Férreo promotor de instancias como el Mercosur pero también la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), el presidente brasileño es consciente de que América Latina jugará un rol fundamental como proveedor de alimentos y de energía, dos recursos que motivan diversos enfrentamientos por su control.
A propósito, en ese camino coloca a Argentina en un lugar especial considerando su poderío industrial pero también su complejo científico-tecnológico. “Juntos seremos fuertes”, ratificó el mandatario.
Lula y su referencia internacional
Desde el inicio de su tercera presidencia, Lula se ha consolidado como un referente político de peso internacional. Sus gestiones con el Papa Francisco y diversos presidentes para mediar por la paz tanto en Ucrania como en Palestina demuestran su capacidad de incidir en un mundo caotizado.
También destacan sus intervenciones en prestigiosos espacios como el G20 o la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en derredor de la creciente desigualdad a nivel internacional.
En paralelo, Lula también se posicionó como un detractor del sistema financiero global en el que Washington y sus socios subordinan al resto de los países a partir de mecanismos de deuda financiera, como es el caso de Argentina.
Rechazando las políticas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la composición del Consejo de Seguridad de la ONU, el presidente brasileño alentó la ampliación del BRICS y su Nuevo Banco de Desarrollo.
La asociación estratégica que impulsó con China evidencia un encuadre multipolar para la política internacional que pone en riesgo la proyección unipolar anglosajona en la región.
La reconfiguración en Oriente Medio y en Europa del Este, la ofensiva multipolar sobre la arquitectura financiera global, el redespliegue norteamericano en la región, son tan solo algunos de los procesos que dan cuenta de un cambio de paradigma. Lula advierte que la crisis de las élites que gobernaron en las últimas tres décadas genera una oportunidad para los pueblos del Sur Global y sin una asociación estratégica entre Argentina y Brasil, el mecanismo de integración regional se retrasará.