Arabia Saudita acogió el pasado sábado la Cumbre Islámica Árabe Conjunta Extraordinaria por motivo de la situación humanitaria en Gaza. A treinta días del estallido del conflicto y en el marco de una escalada militar pronunciada entre Israel y Hamás, los países árabes y musulmanes se reunieron en defensa de la causa Palestina.
Nota al Pie analiza el encuentro a la luz de la disputa geopolítica que incide en la reconfiguración de la correlación de fuerzas en Oriente Medio.
Cumbre Islámica Extraordinaria
Este sábado se celebró la Octava Cumbre Islámica Extraordinaria en Riad, la ciudad capital de Arabia Saudita. La dramática situación humanitaria en la Franja de Gaza fue el motivo que congregó a 57 naciones organizadas en la Liga Árabe y la Organización de Cooperación Islámica. Con el objetivo de sentar una posición común en relación al conflicto en Palestina, la cumbre contó con la presencia de potencias regionales como el país anfitrión, la República Islámica de Irán y Turquía.
La reunión estuvo atravesada por tres ejes que generaron grados de acuerdos pero también tensiones: la responsabilidad militar de Israel, eventuales acciones políticas conjuntas contra Tel Aviv, y escenarios posibles para una salida pacífica en Palestina.
En un contexto de escalada bélica debido a la ofensiva aérea y terrestre de Israel en Gaza que se ha cobrado la vida de más de 11.000 palestinos, dirigentes árabes condenaron las acciones “bárbaras” de las fuerzas israelíes. Sin embargo, no hubo consenso para aprobar medidas económicas y políticas punitivas en su contra, lo cual expone las divisiones regionales para actuar en derredor del conflicto.
Puntos en común y desacuerdos
La Declaración Final rechazó las afirmaciones israelíes de que está actuando en “legítima defensa” y apeló al Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) a adoptar “una resolución decisiva y vinculante” para detener la “agresión” de Israel. Asimismo, se exigió la interrupción de la venta de armas al gobierno de Benjamín Netanyahu y se descartó una resolución por la vía política que separe el territorio de Gaza del de Cisjordania, parcialmente ocupado por Israel.
La posibilidad de ejercer un bloqueo comercial al Estado israelí fue el factor de desacuerdo. Algunos países, incluidos Argelia y Líbano, propusieron interrumpir el suministro de petróleo, escenario que fue rechazado por Emiratos Árabes Unidos y Bahrein, naciones que normalizaron las relaciones con Tel Aviv en 2020.
En un comunicado emitido desde Gaza, Hamás había pedido a los participantes de la cumbre la expulsión de los embajadores israelíes de sus territorios para juzgarlos como “criminales de guerra” y la creación de un fondo de reconstrucción para Palestina.
Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía, pateó el tablero al calificar como “una vergüenza” la complicidad política de los países occidentales: “aquellos que permanecen en silencio frente a la opresión son tan partícipes en el derramamiento de sangre como los opresores”. Además, pidió que se investigue su armamento nuclear. En tanto, el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salmán, responsabilizó “a las autoridades de ocupación [israelíes] por los crímenes cometidos contra el pueblo palestino”.
La posición de Teherán y la causa árabe
Por otro lado, el presidente de Irán, Ebrahim Raisi, planteó que los países islámicos deberían declarar al ejército israelí como una “organización terrorista” por su conducta en Gaza. El gobernante iraní propuso que las naciones musulmanas armen “a los palestinos si continúan los ataques contra el pueblo gazatí y sugirió que una solución sostenible sería establecer un Estado palestino “desde el río Jordan hasta el mar”.
A su vez, el titular de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmoud Abbas, acusó a Estados Unidos por su apoyo acrítico a Israel e instó a Washington a establecer la paz. Hasta ahora, ambos países han rechazado las demandas de un alto el fuego, una posición que generó fuertes críticas en la cumbre.
El texto final responsabiliza al Estado de Israel del conflicto permanente debido a la ocupación de territorios palestinos, algo que considera “una amenaza para la seguridad y la estabilidad regional e internacional”. Si bien Raisi fracasó en su búsqueda de tomar una “decisión procesables y aplicable sobre Gaza”, notable es el grado de solidaridad que ha generado la causa palestina.
En todo el mundo crece el repudio a las acciones militares contra la Franja a la par de las movilizaciones en las calles de los pueblos árabes en la región, a tal punto que se registró una marcha en el distrito de Jaffa, al sur de Tel Aviv, en la que coincidieron árabes y judíos. “Palestina es la cuestión más importante del mundo islámico”, había ratificado camino a la cumbre el líder iraní.
Irán, el contrapeso al Unipolarismo Financiero
La visita de Ebrahim Raisi a Ryad lo convirtió en el primer presidente iraní en pisar suelo saudí desde 2012. El restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Arabia Saudita a instancias de la República Popular China significó un reconfiguración del escenario geopolítico en Oriente Medio, una región estratégica.
Este proceso de asociación representa un enorme riesgo para los intereses del Unipolarismo Financiero en declive, dispuesto a prolongar el enfrentamiento con tal de no perder influencia en la zona ni el control de las reservas gasíferas en Palestina. En ese sentido, la expansión de las BRICS, la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) y la Iniciativa de la Franja y la Ruta amplía el desafío y cambia la correlación de fuerzas.
Este nuevo, precario e inestable equilibrio de fuerzas regionales genera las condiciones para que Israel no pueda imponer su plan. En líneas generales, hay tres puntos en los que las naciones árabes han coincidido: la solidaridad con Palestina, la condena a Israel, y la responsabilidad de Estados Unidos.
De hecho, la exitosa reunión fue impulsada por Irán, adversario histórico de Washington. El ministro de Asuntos Exteriores persa, Hossein Amir Abdollahian, despotricó contra la diplomacia norteamericana sobre su complicidad con el gobierno de Netanyahu. Aunque la potencia militar de Israel sigue siendo un factor decisivo, la contención que está impulsando el Multipolarismo Pluriversal en Oriente Medio para evitar la expansión del conflicto expresa una modificación en el escenario geopolítico.