La localidad correntina de San Lorenzo, ubicada a 80 km de la capital provincial, cuenta con único instituto de educación secundaria, el Colegio Manuel Ramón González, que el pasado 30 de abril cumplió 50 años. Por este motivo, toda la comunidad educativa se preparó para celebrar las cinco décadas a lo grande.
La celebración fue el escenario ideal para que las ex promociones de egresades hicieran un viaje al pasado y así recordar sus vivencias escolares.
Los saludos y los reencuentros con les profesores hicieron resurgir las anécdotas que quedaron inmortalizadas en el tiempo. El predio se colmó en cuestión de minutos: los símbolos patrios hicieron su entrada y se leyeron las notas que intentaron explicar por qué ninguna autoridad provincial estuvo presente.
Para la ocasión se descubrieron placas conmemorativas y un mural en el que se representa a uno de les fundadores y a la comunidad educativa actual. El camino comenzó en 1973 y con el paso de los años en el horizonte se trazan objetivos cada vez más desafiantes.
Nota al Pie habló con la rectora del colegio, Elisabeth Castillo, quien destacó la importancia del trabajo docente y del protagonismo del alumnado. “Yo siempre digo que a uno le van a recordar por su trabajo, por lo que dejó, por las huellas, y mi intención es ir por ese camino”, expresó.
Reconocimiento a la labor docente
La institución lleva el nombre de Manuel Ramón González, quien fue el presidente de la comisión que lideró la gestión e hizo posible el nacimiento de este nivel de enseñanza en la comunidad. Falleció el 21 de agosto de 1985 a los 49 años, y en el tiempo dedicado a la docencia sus alumnes aprendieron más de lo que enseñó.
El legado de docente comprometido lo heredó Nicasio Rafael González, uno de sus hijos, quien aseguró a Nota al Pie: “Mi papá fue un docente comprometido con su institución. Él fue director de la escuela de Colonia Brugne (localidad cercana a San Lorenzo) y veía que sus alumnos terminaban el séptimo grado y se quedaban ahí”.
Al respecto, agregó que en ese contexto “era impresionante que alguien proponga la creación de un colegio. Muchos se opusieron, pero otros entendieron su importancia”.
Hoy la institución reúne en sus aulas a cientos de jóvenes que sueñan con las mil y una posibilidades que brinda la enseñanza secundaria. El quincuagésimo aniversario se convirtió en la excusa ideal para que muches emprendan el regreso, se detengan en un momento, y aprecien cuánto han crecido después de egresar.
“Para mí venir a San Lorenzo es algo lindo. Me llena de emoción encontrarme con gente de mi promoción, saber qué fue de su vida, si están jubilados, o si tienen hijos”, comentó Rafael González. Y, rememorando el pase de lista, en los pasillos se escucharon tímidamente los nombres de les docentes que quedaron en el recuerdo de les primeres egresades.
De los años, de las experiencias y de las personas también se aprende. El don de la docencia se ejercita y se contagia. “De nuestros profesores aprendimos que tenemos que trabajar, ser honestos. En la institución se enseñaba primero disciplina, después valores y después contenido”, sostuvo.
Una noche para el recuerdo
La noche del aniversario del colegio estuvo marcada por el reencuentro. Algunes quizás con algún que otro dolor de rodilla, con canas y arrugas en la piel; pero todes con aires de nostalgia. Además, luego del festejo quedó inaugurada la galería fotográfica que recuerda a cada una de las promociones que egresaron de esta casa de estudios.
Más tarde, les docentes hicieron una suelta de globos. Además, hubo un minuto de silencio para recordar a quienes pasaron por la institución.
Hay quienes todavía celebran las virtudes de este colegio y, si bien a lo largo de los años cambiaron muchas cosas, hay otras que todavía permanecen. “Cuando yo llegué al colegio me llamaba mucho la atención que los chicos eran muy respetuosos, y hasta el día de hoy lo siguen siendo”, destacó Castillo.
En la actualidad, el desafío aún es grande y pesado. “Hoy los adolescentes tienen muy poca tolerancia a la frustración; por eso en mi discurso decía esto de formarlos en valores como la perseverancia, la constancia”, expresó la rectora.
Metas y 50 años más
La noche terminó con un brindis y la participación de la Banda del Servicio Penitenciario de la provincia. El sentido de pertenencia es algo que está en ejercicio y desde el cuerpo directivo incentivan a que les alumnes se sientan parte del colegio.
“Siempre digo que el arma más poderosa que tenemos es la educación y nuestra meta es que el alumno esté dentro de la escuela, que cuando salga de acá pueda insertarse al mundo laboral o a la educación superior”, expresó Castillo.
La noche pasó casi tan rápido como los años. Los adornos tan bien pensados se fueron desarmando. Quedaron algunas sillas apiladas y las últimas personas que hasta se resistieron a salir. Las fotos y los comentarios llegaron después, lo que faltó y lo que no.
En 50 años hay muchas historias para contar. Cinco décadas de rectores y profesores, de ideas, de idas y vueltas. De personas que ya no están. Ahora y en medio siglo más este colegio seguirá sembrando esperanzas, seguirá siendo lugar y hogar, seguirá siendo lo que es y nunca dejó de ser: un templo al saber.