El ex miembro de la Policía Federal, Américo Balbuena, fue condenado a dos años de prisión en suspenso por “incumplimiento de deberes de funcionario público”. Daniel Rafecas, juez federal a cargo de la causa, dictó la condena tanto para él como para sus ex jefes, Alfonso Ustares y Alejandro Sánchez. Así se resolvió el pasado 31 de marzo en la Sala de Audiencias B en Comodoro Py, lugar donde comenzó el juicio.
Tras la sucesión de hechos, Nota al Pie dialogó con Rodolfo Grinberg, ex director de la agencia Rodolfo Walsh, para conocer detalles y su mirada al respecto.
Grinberg hizo una diferenciación clave. “Él no fue condenado por espionaje, sino por incumplimiento de los deberes de funcionario público”, remarcó.
Según explicó el entrevistado, la figura de espionaje se incorporó al Código Penal en 2015 y la denuncia se radicó en 2013. En consecuencia, él no fue juzgado bajo la carátula de “espionaje ilegal”. Asimismo, el letrado estableció una inhabilitación especial en su contra para prohibir que ejerza cargos durante al menos cuatro años.
No obstante, Grinberg resaltó que “la pena es muy baja”. Ahora bien, es la condena máxima que existe. En esta misma línea, el entrevistado agregó que “en ningún momento Balbuena va a tener que cumplir cárcel en forma efectiva”. Por último, puntualizó que “es terrible que esta figura se haya incorporado recién en 2015”.
El funcionamiento del espionaje ilegal
La infiltración de Balbuena en la agencia significó un gran golpe del Servicio de Inteligencia (SI). A través de la intromisión de un agente, lograron relevar información sobre organizaciones sociales y líderes sindicales. “El espionaje realizado por Balbuena, en definitiva, fue de la Policía Federal y eso significa que el Estado nos está espiando. Esto realmente es gravísimo”, señaló Grinberg.
En este sentido, los tres involucrados recibieron la misma pena por su rol. Ninguno fue condenado por su tarea como espía porque el Código Penal lo incorporó como figura, luego de esta denuncia.
Frente a este detalle, que cambió el destino de Balbuena y recibió una condena excarcelable, el entrevistado apuntó contra la Justicia argentina. “Esto nos habla de una justicia de clase que condena a los pobres por cualquier cuestión, pero no a quienes nos están controlando”, aseveró.
Históricamente, los casos de espionaje en Argentina son innumerables y ninguno tuvo una resolución clara a lo largo de estos años. Por este motivo, Rodolfo enfatizó: “En cuarenta años de democracia, esta es una de las grandes deudas que tiene la propia democracia porque todavía existe un sistema de control y vigilancia social”.
Américo Balbuena sienta un precedente
El avance en la investigación, respecto a los casos más significativos de espionaje, es un punto flojo en Argentina. Sin embargo, Balbuena recibió una condena por los 11 años de infiltración, dada la incompatibilidad de funciones como periodista y policía, según establece la Ley N.º 25.520 de Inteligencia Nacional.
“Estos espías existen en muchísimas organizaciones y no sabemos sus nombres y apellidos, pero existen”, explicó Grinberg. Y agregó que “la pena tendría que haber sido más contundente”.
Ahora bien, el ex director remarcó que el fallo “fija un antecedente porque el Estado reconoce que existe el espionaje, aunque la condena no lo diga”. Además, confesó: “Me sentí aliviado”.
“Lo que hizo él (Balbuena) y la Policía Federal implicó un daño a toda la sociedad y al pueblo, que aún persiste”, ratificó Grinberg. Por lo tanto, añadió que “lo más importante es difundir el tema con claridad porque aún existe el espionaje y hay que desmontar el aparato represivo”.